sábado, 7 de agosto de 2010

Villa Amalia


Título original: Villa Amalia
Año: 2009
Nacionalidad: Francia & Suiza
Dirección: Benoît Jacquot
Guión: Benoît Jacquot & Julien Boiven, basado en una novela de Pascal Quignard
Producción: Edouard Weil
Fotografía: SSS
Música: Bruno Coulais
Montaje: PPP
Diseño de Producción: Katia Wyszkop
Decorados: Gérard Marcireau
Vestuario: MMM
Reparto: Isabelle Huppert, Jean-Hughes Anglade, Xavier Beauvois, Maya Sansa, Clara Bindi, Viviana Aliberti, Michelle Marquais, Peter Arens, Ignazio Oliva, Jean-Pierre Gos, Jean-Michel Portal, Maurice Bernart, Jean Coulon, Massato, Florence d'Azémar, Arno Feffer, Jean-Christophe Folly, Sabri Lahmer, Amélie Orio, Hervé Walbecq, Claudine Acs, Sandra Aliberti, Anne Beaumond, Giovanni Caltabiano…
preguntas sin respuesta

La maravillosa Isabelle Huppert vuelve a lucir sus fabulosas dotes interpretativas en el último filme de Benoît Jacquot, Villa Amalia, un profundo filme intimista que queda abierto a la interpretación personal.

Ann (Isabelle Huppert) contempla como su marido, Thomas (Xavier Beauvois), besa a otra mujer. A partir de ese momento, su actitud cambia radicalmente y decide cortar con todo lo que le une con su vida actual para comenzar una nueva vida desde cero, a pesar de su reencuentro con Georges (Jean-Hughes Anglade), que será su único nexo con su pasado.

Tan exaltada como romántica, la adaptación que Benoît Jacquot hace de la novela de Pascal Quingnard —quien fuera guionista de una de las cumbres del romanticismo cinematográfico en Todas las mañanas del mundo (Tous les matins du monde, 1991, Alain Corneau)—, es una adaptación en tercera persona en la que se limita a mostrarnos lo más profundo de la intimidad de Ann, todo lo que hace, dice y decide, sin permitirse opinar sobre sus actos y decisiones, dejando que sea el espectador el que saque sus propias conclusiones. Tan sólo apunta diferentes direcciones a través de personajes como Geroges o su padre (Peter Arens).

Exquisita visualmente, sin artificios, compuesta a base de planos que muestran las cosas tal y como son, con una fotografía absolutamente naturalista, y editada con suma tranquilidad, no faltarán aquellos que digan que Villa Amalia es una obra lenta y pesada en la que no sucede nada. Pero eso sería quedarse sólo con el envoltorio, porque lo que sucede en la película, pasa enteramente en el interior de Ann. Cada una de las miradas, de los suspiros, de las respiraciones, de los rechazos, de los gritos, de las caminatas, de los viajes o de los portazos que Ann propina y provoca a lo largo de su periplo, no son más que síntomas, indicios de lo que le sucede a un personaje que, o bien no se gusta a sí mismo, o no soporta parecerse a lo que más odia, su padre.

No hace falta decir más de Isabelle Huppert, pero es obligatorio señalar la interpretación de Jean-Hughes Anglade, que tras los explosivos y expresivos personajes que interpretara en Subway (1985, Luc Besson), Betty Blue (37º2 le matin, 1986, Jean-Jacques Beineix), Nikita (1990, Luc Besson), Killing Zoe (1993, Roger Avary) o La reina Margot (La reine Margot, 1994, Patrice Chéreau) se enfrenta aquí a un personaje calmado y sereno, que igual que el espectador, tendrá que descifrar lo que le pasa a Ann por sus actos, errando en su interpretación y encontrándose perdido al no disponer de toda la información.

Aflora en Jacquot la influencia del cine asceta de Robert Bresson, un cine que se despoja de todo artificio para centrarse en el discurso y ceder las decisiones y juicios al espectador. Aunque habrá quien pretenda ver en los actos de Ann un significativo comportamiento femenino, mi impresión es que la elección del sexo se podría invertir perfectamente sin cambiar el sentido de la historia si hubiese sido Georges el que huye y Ann la confidente. No es una cuestión de género, sino de la intimidad del ser humano. Mi decisión se basa en que, una vez Ann se reencuentra con su padre, se da cuenta que entre su madre y él, se parece más a este último y, precisamente, tras reprocharle aquello que, según ella, le hiciera años atrás, ella misma hace lo mismo en su situación actual. Puede que haya diferencias, pero los actos se repiten, vuelven a ser los mismos y a ella tampoco le importa quien pueda salir herido por su decisión.

Publicado originalmente en EXTRACINE

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