jueves, 21 de abril de 2011

Hop

Título original: Hop
Año: 2011
País: EE.UU.

Dirección: Tim Hill
Guión: Cinco Paul, Ken Daurio & Brian Lynch, basado en una idea original de Cinco Paul & Ken Daurio 
Producción: Michael Imperato & Christopher Meledandri
Fotografía: Peter Lyons Collister
Música: Christopher Lennertz 
Montaje: Peter S. Elliot & Gregory Perler
Diseño de producción: Richard Holland
Dirección artística: Charles Daboub Jr. 
Decorados: Don Diers 
Vestuario: Alexandra Welker
Reparto: James Marsden, Russell Brand, Kaley Cuoco, Hank Azaria, Gary Cole, Elizabeth Perkins, Hugh Laurie, Tiffany Espensen, David Hasselhoff, Chelsea Handler, Dustin Ybarra, Carlease Burk, Veronica Alicino, Django marsch… 

quiero conejo para comer

Si en su momento ocurriera un curioso fenómeno tras el estreno de una película tan entrañable como Babe, el cerdito valiente (Babe, 1995, Chris Noonan), por el cual muchos niños se negaban a comer cerdo, puedo asegurarles que un servidor está dispuesto a comenzar la dieta del conejo. Esa y no otra es mi primera reacción cuando todavía ni he terminado de ver Hop, un auténtico bodrio dirigido por Tim Hill.

Hay tantas cosas que reprochar a este título que no sé ni por donde empezar. Por momentos no sé si estoy viendo una versión disparatada de La fiera de mi niña (Bringing Up Baby, 1938, Howard Hawks), un derivado de Charlie y la fábrica de chocolate (Charlie and the Chocolate Factory, 2005, Tim Burton), o la mencionada Babe, por razones obvias. Incluso se permiten hacer una broma sobre una idea del protagonista humano (James Marsden —-que alguien le diga a este chico que cambie de agente ¡por Dios!—-), que le acusan de ser la misma de Avatar (2009, James Cameron), a lo que él se defiende contestando que no es exactamente lo mismo, aunque también alude a extraterrestres azules. Y lo peor es que lo dicen como si la idea de James Cameron fuera totalmente suya.

Sin meternos en materia de conejos, la incoherencia de los personajes humanos no tiene límites pues una cosa sería una familia de clase media que vive en una casa normal y otra una fastuosa familia que vive en una enorme mansión, ¿realmente están deseando que su hijo se vaya de casa? Pero claro, estamos hablando de un filme que plantea como aceptable, normal y casi obligatorio que en China adopten las mismas tradiciones que tienen en los Estados Unidos de América. Sin perder de vista que estamos hablando de una familia que considera que trabajar en una empresa de videojuegos es sinónimo de vago. ¿Perdón? Quizás sea una nota autobiográfica y sea lo que piensan las propias familias de los que han realizado la película. Me refiero a ella como película porque formalmente lo es.

Pero lo más delirante llega con la presencia de David Hasselhoff, que no es que me caiga mal, pero de ahí ha denominarle “un buen actor”, como dice Fred (James Marsden) en la película, no es que haya un trecho, es que casi parece un performance para despertar alguna reacción en el espectador. Igual era una ironía y yo no la entendí. No me extrañaría.

Lo único que pueden encontrar divertido, siempre que conozcan el doble sentido que del sustantivo ‘conejo’ se hace en España, con lo que podrán reírse un poco cada vez que en la película se menciona la especie animal a la que pertenece Hop. Pero claro, eso no es intencionado, sino pura casualidad. Se me olvidaba, los pollitos no tienen ni la más mínima gracia.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Sin límites

Título original: Limitless
Año: 2011
País: EE.UU.

Dirección: Neil Burger
Guión: Lelie Dixon, basado en una novela de Alan Glynn 
Producción: Leslie Dixon, Ryan Kavanaugh & Patty Long
Fotografía: Jo Willems
Música: Paul Leonard-Morgan 
Montaje: Tracy Adams & Naomi Geraghty
Diseño de producción: Patrizia von Brandenstein
Decorados: Diane Lederman 
Vestuario: Jenny Gering
Reparto: Bradley Cooper, Robert De Niro, Abbie Cornish, Andrew Howard, Anna Friel, Joohnny Whitworth, Tomas Arana, Robert John Burke, Darren Goldstein, Ned Eisenberg, T.V.Carpio, Richard Bekins, Patricia Kalember, Cindy Katz, Brian Anthony Wilson, Rebecca Dayan, Ann Marie Green, Damali Mason, Meg McCrossen, Tom Bloom, Nina Hodoruk, Tom Teti, Stephnie Humphrey, Joseph McCarthy, Peter Pryor, Daniel Breaker, Chris McMullin, Dave Droxler, Luisina Quarleri, Piper Brown, Simon MacLean, Saxon Palmer, Stephen Sable, Caroline Maria Winberg, Damaris Lewis, Martha Ann Talman, Robert Bizik, Hugh Douglas, Howard Strong, Arlette de Alba, Eddie J. Fernandez, Ray Siegle, Nicolas le Guern, Richard Miller, Violeta Silva Anna Parkinson, Laurence Roscoe… 

resacón sin límites en wall street

Ya lo venimos diciendo últimamente, pareciera que la ciencia-ficción está abriéndose a nuevos caminos, explorando las posibilidades de contar historias cercanas a nuestra realidad, pero planteando dilemas y conflictos que nos hagan cuestionarnos el rumbo que toma el camino de la humanidad. Al menos parece que es lo que hace Neil Burger en Limitless.

Casi podríamos enmarcar a Neil Burger en ese fascinante grupo de cineastas que, personalmente denomino, ladrones de orquídeas, y que emergen en el mercado cinematográfico tras haber desarrollado una fértil carrera como creadores de videoclips o publicidad, en el caso que nos ocupa realizando una campaña para promover la lectura en la televisión MTV: Books: Feed Your Head, para la que utilizara a actores y actrices como Sherilyn Fenn, Aidan Quinn o Timothy Hutton.


Sin duda Neil Burger ha sabido importar a su estilo cinematográfico lo mejor del lenguaje de la publicidad y el videoclip, pues si su película resulta fascinante no sólo es por la premisa que plantea, sino por la manera que tiene de mostrarla al espectador, de transmitir audiovisualmente las sensaciones que Eddie Morra (Bradley Cooper) experimenta cuando ingiere una píldora que le permite utilizar el cien por cien de su capacidad cerebral. Un personaje que el actor de Resacón en Las Vegas (The Hangover, 2009, Todd Phillips) defiende con todas sus fuerzas, pero que quizás no estaría tan acertado si no estuviera arropado por Robert De Niro y, sobre todo, una breve pero siempre fascinante Abbie Cornish,lo mejor del reparto.

Casi más que hablar en este caso de precedentes cinematográficos, me atrevería a hablar de la poderosa influencia estética de aquel controvertido videoclip que Jonas Åkerlund dirigiera para el no menos polémico tema de Prodigy: Smack My Bitch Up. En el caso de Limitless no habría la sorpresa final aguardando tras la cámara subjetiva, pero aparte de que también hay alguna que otra noche en blanco cuyo desarrollo pudiera haberse inspirado en el videoclip, sí que se cuenta la historia en primera persona, siendo toda la aventura como un tour de force audiovisual en un filme que evoluciona a través de una amalgama de géneros, pasando del thriller a la acción, con sus toques románticos y sus momentos completamente dramáticos.


El discurso en primera persona obliga al espectador a hacerse las mismas preguntas que se hace el personaje, forzando su empatía. Quizás el único problema sea que si bien plantea cuestiones, no aporta soluciones, quedando un poco deslucida la conclusión de la película. Por otro lado, quizás lógica en esta sociedad de consumo tan materialista en la que vivimos. Quizás lógica por tratarse de una película estadounidense en donde parece que la mayor aspiración de una persona sea convertirse en el presidente de su país, como sucedía también en Destino oculto (The Adjustment Bureau, 2011, George Nolfi). Aunque no por ello la película se resiente en exceso, al contrario, tras plantear las preguntas, siempre deja claro que estamos siguiendo las decisiones que toma Eddie Morra, que en su contexto resultan totalmente claras y justificadas.

La pregunta sería si se podrían extrapolar sus objetivos a los de un individuo que viviera en otro país, en otra cultura. Cosa que sospecho que no, por lo menos no en la sociedad actual que, a pesar de que el cine estadounidense se empeñe, ya está bastante desencantada con el modelo político y social procedente de los Estados Unidos. ¿O no?

Publicado originalmente en EXTRACINE

Soy el número cuatro

Título original: I Am Number Four
Año: 2011
País: EE.UU.

Dirección: D.J. Carso
Guión: Alfred Gough, Miles Millar & marti Noxon, basado en una novela de Jobie Hughes & James Frey 
Producción: Michael Bay
Fotografía: Gillermo Navarro
Música: Trevor Rabin 
Montaje: Vince Filppone & Jim Page
Diseño de producción: Tom Southwell
Dirección artística: Douglas Cumming, John B. Josselyn & Paul D. Kelly 
Decorados: Maria Nay 
Vestuario: Marie-Sylvie Deveau
Reparto: Alex Pettyfer, Timothy Olyphant, Teresa Palmer, Diana Agron, Callan McAuliffe, Kevin Durand, Jake Abel, Jeff Hochendoner, Patrick Sebes, Greg Townley, Reuben Langdon, Emily Wickerdham, Molly McGinnis, Brian Howe, Andy Owen, Sophia Caruso, Charles Carroll, L. Derek Leonidoff, Garrett M. Brown, Sabrina de matteo, Cooper Thomton, Judith Hoag, Jack Walz, Bill Laing, Beau Mirchoff, Cody Johns, Isabella Robbins… 

aprendiz de Carrie

La venderán como una nueva franquicia para adolescentes en la línea de Crepúsculo (Twilight, 2008, Catherine Hardwicke), pero el caso de I Am Number Four, la película dirigida por D.J. Caruso, más parece dirigida al público infantil y familiar que a otra cosa. Esto no quiere decir que la película no funcione, tan sólo que la publicidad es engañosa.

Muchas veces nos quejamos de la falta de ideas en el cine, que tiende a hacer remakes y secuelas de productos de éxito, pero lo cierto es que al igual que en la serie basada en las novelas de Stephenie Meyer, I Am Number Four también procede de una adaptación literaria. En este caso otra colección de novelas escritas por Jobie Hughes y James Frey, bajo el seudónimo de Pittacus Love. Luego no se extrañen cuando vengan las obligadas secuelas. Y deberíamos empezar a plantearnos si en lugar de linchar a los cineastas, no deberíamos empezar a culpar a los editores por la falta de imaginación y la reiteración de clichés.
Desconociendo los trabajos previos del director de la cinta, lo cierto es que I Am Number Four no sólo parece un producto infantil, sino que además parece más orientado al mercado doméstico que para el cine, conscientes de que, siendo una serie orientada al sector familiar, van a poder sacarle mucha mayor rentabilidad en ese formato.

Quizás el mayor problema que reside en la película sea su falta de personalidad y una confusión de estilos y estéticas que les llevan a identificar a ciertas tribus urbanas con los extraterrestres malos, malísimos de la muerte, mientras los extraterrestres bondadosos se suman a una estética más American Way of Life. Aunque claro, quizás no sea confusión, sino un intento deliberado por demonizar a un colectivo, como el gótico, que realmente siempre se ha caracterizado por no ser nada violento.

Tratándose de un producto familiar, lo cierto es que sí podríamos decir que I Am Number Four tiene altas dosis de violencia, pero los padres (americanos) no deben preocupen, tendrá violencia, pero no se ve seno alguno. Las ligas de preservación de la moral deben haber estado muy encima del proyecto.

Tampoco es que la película no sea entretenida, dentro de su concepto es más coherente que otros filmes recientes que he visto dirigidos al mismo público, como El aprendiz de brujo (The Sorcerer’s Apprentice, 2010, Jon Turteltaub) o Percy Jackson y el ladrón del rayo (Percy Jackson & the Olympians: The Lightning Thief, 2010, Chris Columbus) —-esta última no es que no me gustara, es que no entendí nada. Y a decir verdad, algo interesante sí he encontrado en la película: el reflejo y la influencia del uso de las nuevas tecnologías por sus protagonistas. Tanto por el uso de los móviles para captar momentos insólitos, como la velocidad con la que se transmite la información gracias a Internet, así como los múltiples canales que existen para la distribución de la misma.

Y no es que sea la primera película en la que se refleje esta realidad, pero puede que llame la atención por la naturalidad y asimilación con que se transmite en sus jóvenes protagonistas. ¿Será este el verdadero poder de las nuevas generaciones?

Publicado originalmente en EXTRACINE

Caperucita roja

Título original: Red Riding Hood
Año: 2011
País: EE.UU. & Canadá

Dirección: Catherine Hardwicke
Guión: David Johnson 
Producción: Michael
Fotografía: Ben
Música: Reinhold 
Montaje: Marcus
Diseño de producción: Robert
Dirección artística: Damien 
Decorados: Beverley 
Vestuario: Terry
Reparto: François Cluzet, Marion Cotillard, Benoît Magimel, Gilles Lellouche, Jean Dujardin, Laurent Lafitte… 

el poder de la sangre

No puedo negar que acudí con algún que otro prejuicio al pase de Red Riding Hood, no tanto por tratarse de una película dirigida por Catherine Hardwicke, conocida por ser la directora de Crepúsculo (Twilight, 2008), sino por abordar una historia que ya fuera adaptada espléndidamente por Neil Jordan en En compañía de lobos (In the Company of Wolves, 1984).

Pero la verdad es que lo mejor que se puede hacer con los prejuicios es arrojarlos al retrete y tirar de la cadena, por lo que a los veinte minutos de proyección me había rendido a la evidencia de que su aproximación al conocido cuento de los hermanos Grimm es completamente diferente a la anterior.

Donde la película de 1984 era un cuento de terror gótico que centraba todo su conflicto en la sexualidad, en los cambios del cuerpo que se desata con la llegada de la pubertad, esta es un romántico cuento de amor neogótico que centra su conflicto en los sentimientos, en las emociones que surgen con el despertar al torrente de emociones que se liberan con el amor. Y si por un lado Catherine Hardwicke se mantiene fiel al tono adolescente de Twilight, donde la película de vampiros tiene una estética fría y oscura, su película de hombres-lobo está repleta de luz y color.

Lo que también se agradece en Red Riding Hood es un estupendo reparto que encabezado por Amanda Seyfried, que se beneficia de la inestimable aportación de actrices femeninas como Virgina Madsen o Julie Christie. Es una pena que el sector masculino, no esté a la altura, enturbiando, prácticamente, la mitad de la película, a excepción, claro está de Gary Oldman, que nos regala otro malo malísimo de los que tanto disfruta interpretando.

Lamentablemente, la resolución de la película es terriblemente torpe y vulgar, convirtiéndose en los últimos minutos en una versión kitsch de una novela de Agatha Christie, en la que toda la acción y la intriga quedan reducidas a la clásica explicación de quién es el lobo y cómo y porqué atacó a sus víctimas, quedando el esfuerzo de la directora tan hecho trizas como las víctimas del lobo.

Publicado originalmente en EXTRACINE

La vida de los peces

Título original: La vida de los peces
Año: 2010
País: Chile & Francia

Dirección: Matías Bize
Guión: Matías Bize & Julio Rojas 
Producción: Adrián Solar
Fotografía: Bárbara Álvarez
Música: Diego Fontecilla 
Montaje: Javier Estévez
Dirección artística: Nicole Blanc 
Reparto: Santiago Cabrera, Blanca Lewis, Antonio Zegers, Víctor Montero, Sebastián Layseca, Juan Pabloe Miranda, Luz Jiménez, María Gracia Omegna, Alicia Rodríguez, Francisca Cárdenas, Diego Fontecilla… 

turistas que se creen viajeros

Ganadora del Goya a la Mejor Película Hispanoamericana y tras pasar por varios festivales, comienza en España la trayectoria internacional de La vida de los peces, la última película del chileno Matías Bize, director de En la cama (2005), con la que también estuviera nominado en la misma categoría años atrás y que fuera objeto de un remake por parte de Julio Medem con el nombre de Habitación en Roma (Room in Rome, 2010).

Si aquella fuera una película que se ceñía a las clásicas unidades de espacio, lugar y tiempo, en La vida de los peces vuelve a utilizar el mismo recurso, contándonos la historia de amor de Andrés (Santiago Cabrera) y Beatriz (Banca Lewin), que se reencuentran una noche, en el cumpleaños de un amigo común. Noche que aprovecharán para intentar recuperar aquello que perdieron y que ambos siguen añorando, a pesar de haber rehecho sus vidas por caminos diferentes.

Un relato intimista sobre los sentimientos que a través de un lenguaje extremadamente sencillo, consigue cautivar al espectador salpicando cuidadosamente la información que nos va a permitir organizar el pasado de unos personajes en nuestra imaginación, para ir comprendiendo, poco a poco, quienes son, quienes eran y lo que serán a partir de este encuentro. Tal y como si estuviera preparando un exquisito plato, descubrimos ingredientes desperdigados que, particularmente a partir del tercer encuentro de los personajes en las estancias de la casa, nos permitirá saborear su historia de amor como si fuera nuestra, con sus esperanzas y sus desengaños.

Indudablemente no estamos hablando de una película de una estética deslumbrante, pero sí absolutamente cautivadora, sobre todo, por la eficacia de sus dos protagonistas, tanto Santiago Cabrera, —-que algunos conocerán por su participación en la serie de televisión Heroes (2006-2010, Tim Kring), o en filmes como Che, el argentino (Che: The Argentine, 2008, Steven Soderbergh) o Amor y otros desastres (Love and Other Dissasters (2006, Alek Keshishian)—-, como Blanca Lewin, —-que ya estuviera con Bize en En la cama y en Sábado, una película en tiempo real (2003). Ambos son capaces de transmitir un amplio abanico de sensaciones y emociones al espectador que creerá que está viendo una historia sencilla, pero que no por eso resulta obvia, pues cuando creamos que conocemos a los personajes, resultará que nos hemos creído lo que decían de sí mismos, siendo alguno de ellos, en realidad, impostores con tan poca memoria como los peces.

Publicado originalmente en EXTRACINE