Título original: Srpski film
Año: 2010
País: Serbia
Dirección: Srdjan Spasojevic
Guión: Aleksandar Radivojevic & Srdjan Spasojevic
Producción: Srdjan Spasojevic
Fotografía: Nemanja Jovanov
Música: Sky Wikluh
Montaje: Darko Simic
Diseño de producción: Nemanja Petrovic
Vestuario: Jasmina Sanader
Reparto: Srdjan Todorovic, Sergei Trifunovic, Jelena Gavrilovic, Katarina Zutic, Slobodan Bestic, Ana Sakic, Lena Bogdanovic, Luka Mijatovic, Andjela Nenadovic, Carni Djeric, Miodrag Krcmarik, Lidija Pletl, Tanja Divnic, Marina Savic, Natasa Mijus…
más cine político que porno (dedicado a Ángel Sala)
Hacía tiempo que una película no despertaba tanta polémica como A Serbian Film que tras su proyección en distintos festivales en los que se alzara con los premios a Mejor película, Premio de Oro a la Mejor Película Europea y Película más Innovadora en el de Montreal, Premio Especial del Jurado en el Fantasporo de Oporto y Mejor Guión en el Festival Fipresci, de Serbia, no tuvo la misma suerte al llegar a las pantallas británicas y españolas.
Si en el Reino Unido el Westminster Council impide su proyección en el 21st Horror and Fantasy Film Festival, en España un juez impide su proyección en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián Calle 13, por incurrir presumiblemente en un delito contra la libertad sexual, motivo por el cual recibe instantáneamente el Premio Especial del Público por “convertirse sin ser proyectada en símbolo de la libertad de expresión”.
Y más difícil todavía, tal y como dirían en Balada triste de trompeta (2010, Álex de la Iglesia) —-espero que se entienda la alusión al momento aquel de “vosotros ¿de qué circo sois?”—-, el director del Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya, conocido popularmente como Festival de Sitges, Ángel Sala, ha sido procesado por proyectar A Serbian Film en su festival, incurriendo, siempre según un juez, en un delito de exhibición de pornografía infantil.
Como si de una performance dadaísta se tratase, A Serbian Film es un filme hecho para provocar. Sí. Pero no por deporte, sino por convicción. Se intuye que detrás de la propuesta de Srdjan Spasojevic se esconde una intención crítica hacia la doble moral y la hipocresía de unos medios que califican su filme de pornográfico, mientras en todos los noticiarios se alaban, año tras año, las voluptuosas y generosas formas de las modelos de Victoria’s Secret. Aparte de las connotaciones políticas que se traslucen del desolador paisaje que se dibuja en la película y de la elección del autor de enfrentar a dos hermanos por una misma mujer, o de obligar a un individuo a atentar sobre sus descendientes en contra de su voluntad, auténtico origen crítico de la película, a mi entender.
Indudablemente hay algunas secuencias de la película realmente desagradables, que sólo con contarlas ya revolverían el estómago de cualquier ser humano, hasta de aquellos que realizan prácticas sadomasoquistas, pero en A Serbian Film no hay ningún tipo de confusión con respecto a lo que está bien y lo que está mal. Ni un mínimo atisbo de estimulación al espectador para incitarle a poner en práctica alguna de las acciones que se muestran en pantalla. Srdjan Spasojevic deja perfectamente claro que todo lo que sucede en su película es una absoluta abominación.
Lo mejor de todo es que lo hace hasta con elegancia. Como lo cuento. Sí. La película está estructurada en dos partes, diferenciadas por su estética: una primera en la que se suceden las acciones en línea temporal y en las que su mantiene una estética simple y ruda, que contrasta con la segunda parte repleta de estimulantes texturas visuales y sonoras y en la que a través de varios flashbacks, el protagonista, Milos (Srdjan Todorovic), un actor porno que ha firmado un suculento contrato económico desconociendo el carácter de las secuencias que va a ser obligado a rodar, recuerda lo que le ha sucedido a partir del momento en el que intenta desvincularse del proyecto, instante en el que es secuestrado y obligado a continuar bajo los efectos de fuertes estupefacientes, con efectos diversos.
Además, A Serbian Film está salpicada de deliciosos momentos como la absolutamente impagable cita a Sonrisas y lágrimas (The Sound of Music, 1965, Robert Wise) o el paralelismo con el entrenamiento de Milos con el de Rocky Balboa en Rocky (1976, John G. Avidsen). Asimismo, Srdjan Spasojevic realiza una turbadora variante del efecto Kulechov en el que, mientras el protagonista está realizando las prácticas que le han convertido en tan famoso actor porno, le proyectan una inocentes imágenes de una jovencita comiendo un helado y pintándose las uñas. Momento casi tan molesto que los dos momentos polémicos de la película, demostrando que no es peor lo que se muestra, sino lo que se sugiere, y delatando nuevamente la parábola política soterrada en su película ¿o es que hace falta refrescar la historia de los últimos diez años de Serbia que comenzara con la detención de Milošević y todavía hoy en día sigue siendo un país con su identidad no reconocida por todos los países del mundo?
No por casualidad la mancha de sangre del cartel promocional de la película dibuja el mapa de Serbia. Imagino que no hacía falta explicarlo, sólo era por si algún juez se pasaba por aquí.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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