domingo, 17 de marzo de 2013

Silent Hill: revelación


Título original: Silent Hill: Revelation
Año: 2012
País: Francia, Canadá y EE.UU.

Dirección: Michael J. Bassett
Guión: Michael Bassett
Producción: Don Carmody & Samuel Hadida  
Fotografía: Maxime Alexandre
Música: Jeff Danna & Akira Yamaoka
Montaje: Michele Conroy 
Diseño de producción: Alicia Keywan 
Dirección artística: Anthony A. Ianni
Vestuario: Wendy Partridge
Reparto: Adelaide Clemens, Kit Harington, Carrie-Anne Moss, Sean Bean, Radha Mitchell, Malcolm McDowell, Martin Donovan, Deborah Kara Unger, Roberto Campanella, Erin Pitt, Peter Outerbridge, Jefferson Brown, Milton Barnes, Heather Marks, Rachel Sellan, Michel C. Foucault, Arlene Duncan, Jason Best, Chad Camilleri, Sergey Shpakovsky, Lawrence Dickison, James Kirchner, Jacky Lai, Tig Fong, Dean Copkov, Boyd Banks, Conrad Bergschneider, Darren Josephs, peter Schoelier… 

un lugar al que ya no querrás volver

Seis años después de Silent Hill (2006, Christoph Gans), la adaptación del videojuego homónimo creado por Keiichiro Toyama, nos llega la que sin duda será su primera secuela: Silent Hill: Revelation. Los admiradores de la primera esperábamos con ansias esta segunda parte, pero deberíamos haber tenido en consideración que no iba a ser ni de lejos lo mismo que la anterior, a pesar de que los cuidadosos clips y tráilers que habían sido publicados nos dieran a entender otra cosa.

Si la primera estaba dirigida por el cineasta francés Christope Gans -que hasta la fecha sigue siendo su última película-, según un guión de Roger Avary, la segunda corría enteramente por cuenta y riesgo de un cineasta algo más mediocre, como Michael J. Bassett -responsable de títulos como Deathwatch y Solomon Kane-, quien se encargaba aquí tanto de dirigir como de escribir el guión. El resultado puede parecer entretenido, no voy a decir que no lo sea, pero no sólo no va más allá de eso, sino que parece preparar el camino de una interminable cadena de secuelas que quedan agotadas desde este mismo momento.

De nada ha servido contar con los principales protagonistas de su precedente, Radha Mitchell, Sean Bean y la siempre estimulante Deborah Kara Unger, ni las nuevas aportaciones de presencias como Carrie-Ann Moss y Malcolm McDowell, o las frescas incorporaciones de Adelaide Clemens y Kit Harington. Aunque todos ellos defienden a la perfección sus respectivos personajes, no consiguen sacar adelante un relato que parece construido a partir de soluciones improvisadas que acaban emborronadas por tanta explicación y vuelta de tuerca, terminando por ahogar una fórmula que si en principio podía enganchar, pierde su interés a medida que avanza la trama de la película.

Quizás resulte estimulante para algunos reencontrarse con el universo visual de Silent Hill, incluso a un servidor le pareció emocionante en un momento dado. Hay algunos momentos interesantes y algunas aportaciones curiosas en este universo de criaturas deformes, pero la falta de originalidad y la incapacidad de Bassett para aportar ideas realmente nuevas provoca una antipática sensación de cliché que se sirve de su modelo original, robando lo demás de otras películas de género similar. Y digo todo esto sin haber jugado al videojuego, luego ni quiero imaginarme lo que pensarán sus seguidores que, muchos, ni siquiera quedaron satisfechos con la primera adaptación. Sumando todo esto, queda claro que Silent Hill: Revelation sólo es apta para devotos y seguidores de la que ya es nueva saga cinematográfica basada en un videojuego.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Siete psicópatas


Título original: Seven Psychopaths
Año: 2012
País: Reino Unido

Dirección: Martin McDonagh
Guión: Martin McDonagh
Producción: Graham Broadbent, Peter Czernin & Martin McDonagh  
Fotografía: Ben David
Música: Carter Burwell
Montaje: Lisa Gunning
Diseño de producción: David Wasco
Dirección artística: John Dexter
Decorados: Sandy Reynolds-Wasco
Vestuario: Karen Patch 
Reparto: Michael Pitt, Michael Stuhlbarg, Sam Rockwell, Colin Farrell, Abbie Cornish, Christopher Wlaken, Helena Mattson, Linda Bright Clay, Harry Dean Stanton, James Landry Hébert, Christopher Gehrman, Christian Barillas, Joseph Lyle Taylor, Kevin Corrigan, Woody Harrelson, Gabourey Sidibi, Zeljko Ivanek, Long Nguyen, Christine Marzaron, Frank Alvarez, Tom Waits, Brendan Sexton III, Amanda Mason Warren, John Bishop, Richard Wharton, Olga Kurylenlo, Johnny Bolton, Ronnie Gene Blevins, Tai Chan Ngo, Bonny the ShihTzu… 

un reparto molón no hace una película molona

Creo que me lo voy a pasar mejor escribiendo la crítica de Siete psicópatas que viéndo la película. Conste que yo también formaba parte del grupo de los que, inducido por un estupendo reparto en el que caben Christopher Walken, Abbie Cornish, Woody Harrelson, Sam Rockwell, Harry Dean Stanton, Olga Kurylenko o hasta Gabourney Sidibe, y seducido por un más que estimulante tráiler, me animé a ver la segunda película como director de Martin McDonangh, que había sido ganador de un oscar con un cortometraje titulado Six Shooter.

¿Seven Psychopaths después de Six Shooter? No descartaría que el juego de números, más que de palabras, estuviera creado con algún tipo de aspiración a nominación ¿¡es posible!? No estoy tratando de hacer ningún tipo de gracia, al contrario que McDonagh (¿se han fijado que su apellido suena fonéticamente muy parecido a Madonna si lo pronuncias con la dejadez con la que hablan los del sur de Londres?), que tanto ha intentado ser gracioso con el guión de su película que se ha pasado de payaso, que no de listo. Tal y como su tráiler alertaba, Seven Psychopaths trata de discurrir a través de peligroso atajos entre la lucidez de los diálogos del cine de Quentin Tarantino y la rabia visual de su compatriota Guy Ritchie (que curiosamente estuvo casado con Madonna). Pero el camino debía estar infestado de grandilocuencia y autocomplacencia porque en la primera secuencia ya sabes a todo lo que te expones con Seven Psychopaths.

Quiero pensar que si en lugar de haber dirigido su propio guión, lo hubiera dirigido otro, la historia habría tenido más posibilidades. Porque lo cierto es que no está tan mal. Me atrevo a decir que casi es intelectualmente interesante, aunque resulte previsible en muchos momentos. Quizás demasiado cercano al espíritu de Charlie Kauffman -y estoy pensando, obviamente, en El ladrón de orquídeas (Adaptation, 2002, Spike Jonze)-, sin dejar de tener un cierto interés, pero totalmente falto de originalidad. Un relato que aquí se diluye en el momento en que está representado visualmente de una manera inapropiada, demostrado que reunir un reparto molón, no te permite hacer una película molona.

Y no deja de ser curiosa la referencia a Adapatation porque en la película dirigida pro Spike Jonze podíamos disfrutar con, no uno, sino dos guionistas interpretados por un mismo actor. Y por uno tan devaluado hoy en día como Nicolas Cage. Sin embargo, el que fuera protagonista de Leaving Las Vegas era capaz tanto de hacernos creer que era un hermano estúpido e insensible, carente de la mínima capacidad intelectual que no fuera transmitida mediante corriente alterna y que vivía feliz en su ignorancia, como de un hermano extraordinariamente brillante, frustrado al ser plenamente consciente de la crisis artística en la que había caído. Y este es en realidad el principal problema de Seven Psycopaths. ¿Quien es capaz de creerse que de las neuronas, probablemente embutidas por la testosterona, de Colin Farrel pueda generarse algún tipo de conexión que transforme un pensamiento en palabras que alcance a plasmar en un papel? Casi podría creérmelo de cualquiera de los otros actores, pero no de él.

En definitiva, espero que el próximo guión que escriba lo pueda dirigir otro cineasta, o que la próxima película que haga, sea a partir de un guión ajeno que le permita soltarse un poco. Por que lo cierto es que visualmente no deja de tener sus aciertos. Quizás es el único motivo por el que en lugar de darle una única estrella, reservada para las películas mañas o insoportables, le dejo con dos, que evidencian que si puede ser una película entretenida, le faltan abundantes recursos para convencerme realmente.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Hitchcock


Título original: Hitchcock
Año: 2012
País: Estados Unidos

Dirección: Sacha Gervasi
Guión: John J. McLaughlin, basado en un libro de Stephen Rebello
Producción: Alan Barnette, Joe Medjuck, Tom Pollock, Ivan Reitman & Tom Thayer  
Fotografía: Jeff Cronenweth
Música: Danny Elfman
Montaje: Pamela Martin
Diseño de producción: Judy Becker
Dirección artística: Alexander Wei
Decorados: Robert Gould
Vestuario: Julie Weiss 
Reparto: Anthony Hopkins, Helen Mirren, Scarlett Johansson, Danny Huston, Toni Colette, Michael Stuhlbarg, Michael Wincott, Jessica Biel, James D'Arcy, Richard Portnow, Kurtwood Smith, Ralph Macchio, Kai Lennox, Tara Summers, Wallace Langham, Paul Schackman, Currie Graham, Spencer Garrett, terry Rhoads, Tom Virtue, Karina Deyko, Steven Lee Allen, Richard Chassler, Frank Collison, Melinda Chilton, Mary Anne McGarry, Jon Abrahams, Gil McKinney, Emma Jacobs, Spencer Leigh, Sean MacPherson, Gerald V. Casale, Tara Arroyave, Judith Hoag, Josh Yeo, Danielle Burgio, John Lacy, Howard Gibson, Josette Prevost, Lorie Stewart, Jaehne Moebius, Ana Matallana, Lindsey Ginter, Paul Henderson, Kay Henderson, Lisa Marie Boiko, Richard Burns, Meredith Claire, Alexia DuBasso, John Faircrest, Gina Fricchione, James R. Gavio, James Henderson, Bruce Holman, Dion W.H. Holt, Jeremiah Hundley, Sebastian Vale, Michael Kurtz, Joseph Martino, Jeremy S. Miles, Jon Renfield, Linda Sans, James Tappan, Jon Thibault, Jason Wingo, Rapunzel, Cynthia Youngblood, Cinderella… 

el hombre detrás de la sombra

Parece mentira que un cineasta de la influencia de Alfred Hitchcock no tuviera al menos una película que nos alumbrara sobre su verdadera personalidad, más allá de las numerosísimas anécdotas que giran entorno a su personaje, que se crearan para vender sus películas. Quizás sea un material demasiado valioso para el debutante Sacha Gervasi que consigue con Hitchcock una película ciertamente interesante, aunque demasiado cercana a un lenguaje más televisivo que cinematográfico. Es posible que un servidor esperara demasiado al tratarse de la historia de un director capaz de crear filmes tan prodigiosos como Rebecca, Notorious, Rear Window, Vertigo o Psycho. Aunque no es para menos si tenemos en cuenta que se trata de un guión de John J. McLaughlin, responsable de Black Swan. En cualquier caso, no deja de ser una película considerablemente interesante, que profundiza tanto en los incidentes que rodearon el rodaje de Psycho, como la relación que Hitchcock mantenía con su esposa, Alma Reville, que además fue su fiel colaboradora y responsable, en cierta medida, de los éxitos cinematográficos de su marido.

En la primera secuencia de Hitchcock podemos encontrar el primer síntoma que nos advierte que el relato que vamos a presenciar aspira más a arrojar luz sobre sus personajes, que a profundizar en los estereotipos que hicieron de Hitchcock un devorador de rubias. Sin abandonar ese peculiar humor negro que caracterizaba al cineasta británico, vemos lo que vendría a ser un falso tráiler de Psycho, en el que se alude a Ed Gein, uno de los asesinos más lamentablemente populares de los Estados Unidos y que no sólo inspirara a Robert Bloch para escribir la novela que adaptaría Hitchcock en Psycho, sino que también sirvió a otros monstruos cinematográficos como Leatherface en La matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, 1974, Tobe Hooper) y Buffalo Bill en El silencio de los corderos (The Silence of the Lambs, 1991, Jonathan Demme).

Partiendo de este punto la película adquiere una credibilidad y veracidad que acredita todas y cada una de las cuestiones que plantea, así como resta importancia a asuntos como la responsabilidad de determinadas secuencias como la de la ducha, por ejemplo, que mucha gente se empeña en atribuir a Saul Bass. A mi también me fascinan sus diseños y títulos de crédito, pero la trayectoria de Hitchcock no tiene porqué plantear una duda sobre esa secuencia, en consonancia con el resto de su obra.

Contribuyen a generar este clima de verdad las interpretaciones de todos y cada uno de los integrantes del reparto. desde Toni Colette hasta Danny Huston, que interpretan a los personajes menos mediáticos, a las reconstrucciones de Scarlet Johansson, Jessica Biel o James D'Arcy, que interpretan al trío protagonista de la película dentro de la película. Pero los que consiguen hacer gala de su fabulosa capacidad son Anthony Hopkins y Helen Mirren. Quizás más ella que él.

No sé si porque parte de la efectividad del personaje de Hitchcock pueda deberse a la caracterización física del personaje, que ciertamente es muy lograda, así como la dicción y el acento, aunque en ocasiones me da la impresión de que habla mucho más deprisa de lo que lo hubiera hecho el propio Hitchcock. O precisamente porque no somos capaces de identificar con tanta precisión a Alma Reville, siempre en la sombra en la vida real. Si a esto sumamos que el personaje interpretado por Helen Mirren es mucho más agradecido que el de Hopkins, al mostrar en todo momento sus sentimientos, al contrario que Hitchcock, que se amparaba detrás de un comportamiento neurótico muy propio de los personajes que protagonizaban sus películas, entenderemos los motivos por los que se ha alabado más la interpretación de ella que la de él.

Más que una película, da la impresión de que se podría hacer una serie o una larga saga en torno a los rodajes de todas y cada una de las películas de Alfred Hitchcock, a pesar de que se intuye que se han dejado muchas cosas en el tintero. No sé hasta qué punto le queda claro al espectador la relación que tenía con su compositor, Bernard Herrmann, y su lucha por convencer al director de que incluyera música extradiegética en la secuencia de la ducha. Parece eludirse la manera en la que realizaba sus storyboards, ¿los dibujaba él o daba indicaciones precisas a alguien?

Sí queda clara su implicación en todas y cada una de las partes del rodaje, pero echo de menos conocer cómo fue la colaboración con su director de fotografía, John L. Russell, o con su montador, George Tomasini. Si bien se apunta perfectamente la manera en la que encauzó las interpretaciones de sus actores, quizás habría disfrutado con algún detalle más. Pero estas faltas no desmerecen en absoluto el conjunto global de una película que consigue humanizar al personaje que retrata, así como restablecer la responsabilidad que su esposa, cineasta como él, a su legado artístico. La familia que hace cine unida, permanece unida.

Publicado originalmente en EXTRACINE