sábado, 30 de octubre de 2010

La red social


Título original: The social network
Año: 2010
País: EE. UU.

Dirección: David Fincher
Guión: Aaron Sorkin, basado en una novela de Ben Mezrich
Producción: Dana Brunetti, Ceán Chaffin, Michael De Luca & Scott Rudin
Fotografía: Jeff Cronenweth
Música: Trent Reznor & Atticus Ross
Montaje: Kira Baxter & Angus Wall
Diseño de producción: Donald Gram. Burt
Dirección artística: Curt Beech, Keith P. Cunningham & Robyn Paiba
Decorados: Victor J. Zolfo
Reparto: Jesse Eisenberg, Rooney Mara, Bryan Barter, Brenda Song, Dustin Fitzsimons, Arnie Hammer, Patrick Mapel, Max Minghella, Andrew Garfield, Toby Meuli, Alecia Svensen, Calvin Dean, Jami Owen, James Dastoli, Dense Grayson, Robert Dastoli, Scotty Crowe, Jayk Gallagher, Marcella Lentz-Pope, Aria Noelle Curzon, Trevor Wright, Barry Livingston, Marybeth Massett, Randy Evans, John Getz, Rashida Jones, Carrie Armstrong, Henry Roosevelt, David selby, Pamela Roylance, Brett Leigh, Nicholas Tubbs, Kevin Chui, Richard Ferris, Burke Walton, Anh Ba Nguyen, Dane Nightingale, Stephen Fuller, John He, Nick Smoke, Cali Fredrichs, Shelby Young, Steve Sires, Malese Jow, Victor Z. Isaac, Abhi Sinha, Mark Saul, Cedric Sanders, Justin Timberlake, Dakota Jonson, Nancy Linari, Douglas Urbanski, Inger Tudor, Aaron Sorkin, Mariah Bonner, Kyle Fain, Christopher Khai, Emma Fitzpatrick, Jeffrey Thomas Border, Courtney Arndt, Felisa Terrell, Zoe De Toledo, Simon Barr, Alex Leigh, Phil Turnham, Richie Steele, Chris Friend, Tom Harvey, Alex Olijnyk, Ray Poulter, Bob Hewitt, Dave Lambourn, James Padmore, Sebastian Kouba, Charles Herbert, Robin Dowell, Nathan Hillyer, James Shanklin, Alex Reznik, John Hayden, Oliver Muirhead, Sarah Shane Adler, Amy Ferguson, Monique Edwards, Cayman grant, Wallace Langham, Peter Holden, Darin Cooper, Pared Hillman, Caitiln Gerard, Lacey Beeman, Cherilyn Wilson, Caleb Landry Jones, Franco Vega, Andrew Thacher, Eric La Barr

el dinero no da la felicidad


The Social Network es sin duda una de las películas más esperadas de la temporada, especialmente entre los internautas, deseosos de saber algo más de la creación y los creadores de la red social más popular de la actualidad: facebook.
Aunque no pretendo abusar de spoliers, aviso que mi comentario puede dar demasiadas pistas para los que no hayan visto la película, aunque no van a ser literales. Así como encuentro muy sugerente el trabajo de adaptación del guionista Aaron Sorkin sobre la novela de Ben Mezrich, no me parece igual de interesante la traducción en imágenes que realiza David Fincher, un director demasiado acostumbrado a manejar imágenes, que parece sentirse abrumado con tanto texto, algo que parecen perdonar sus fervientes admiradores. Trataré de explicarme.
Me parecen muy acertadas las dos tramas que establece Aaron Sorkin para desarrollar su relato, la primera centrada en el desarrollo de la creación de la famosa página electrónica, y la trama secundaria, que desde mi punto de vista es la más importante, que trata de profundizar en la personalidad de Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), algo que se establece a través de una estructura de encuadre en la que en la primera secuencia Erica Albright (Rooney Mara), realiza una descripción psicológica del personaje que vuelve a ser constatada en el final de la película.
Igualmente, me parece muy interesante el uso del tiempo, a través de múltiples flashforwards, a propósito de los dos litigios a los que se enfrenta el protagonista, uno de ellos contra los gemelos Winklevoss (interpretados ambos por Armie Hammer) y sus asociados, que reclaman el robo de su idea para desarrollar una red social destapando la información de la trama principal; y el litigio que mantiene con su amigo Eduardo Saverin (Andrew Garfield), quien reclama sus derechos como co-creador de la página, y que contribuye a desvelar información íntima y precisa de la psicología y personalidad de Marc Zuckerberg. La falta de concreción y ubicación en el tiempo sobre ambos litigios y el orden de estos, pues no se nos informa ni del momento en que comienzan ni del momento en que concluye ninguno de los dos, nos obliga a ordenar los acontecimientos en el orden que consideramos adecuado.
Por otro lado, debo señalar que casi todos los integrantes del reparto me parecen sobrepasados por la calidad y contundencia del texto. No parecen conseguir apropiarse de sus personajes, quedando sus interpretaciones al borde del cliché, abundando en giros y posturas previsibles que sólo consiguen superar Andrew Garfield, en la piel del amigo traicionado, y, un sorprendentemente Justin Timberlake, que interpreta a Sean Parker, quien fuera uno de los creadores de la mítica página peer to peer Napster y que es el que incorpora frescura y espontaneidad al relato. No así la de Jesse Eisenberg, que casi se limita a un único gesto durante toda la película y que no consigue que (yo) me crea que puedan salir de su boca las inteligentes respuestas que propina a sus contrincantes de litigio. A otro nivel queda la serena interpretación de David Selby, que algunos recordarán de filmes como Ricas y famosas (Rich and Famous, 1981, George Cukor), pero sobre todo por series como Flamingo Road (1981-1982) o Falcon Crest (1981-1990).
Asimismo y a pesar de la soberbia fotografía de Jeff Cronenweth —-colaborador de Fincher en Seven (1995) y The Game (1997) y responsable de la fotografía de El club de la lucha (Fight Club, 1999)—-, y del elaborado montaje de Angus Wall y Kirk Baxter —-responsables de los montajes de La habitación del pánico (Panic Room, 2002) y Zodiac (2007) el primero y, ya junto al segundo, de El curioso caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button, 2008)—-, parece como si el propio David Fincher se quedara tan paralizado como Jesse Eisenberg con tanta palabra, no siendo capaz de traducir el guión en un lenguaje visual fluido, o por lo menos a la altura que, yo personalmente, considero está el guión.
The Social Network termina siendo una colección de secuencias repletas de diálogos en las que es difícil encontrar la habilidad de David Fincher para crear esas imágenes impactantes que caracterizan su filmografía, que las tiene, pero están más cercanas a la relación que el cineasta mantuviera en los inicios de su carrera con formatos audiovisuales como el videoclip que al lenguaje cinematográfico. Y a pesar de ello, ni siquiera la estupenda y comentada banda sonora de Trent Reznor Atticus Ross parece encontrar su sitio justo dentro del relato, siendo esta mucho más arriesgada que el producto completo final y pasando totalmente desapercibida dentro de la película.
Las dos únicas secuencias que me parecen emocionantes y absolutamente cinematográficas son, precisamente, las finales (SPOILER), la de Eduardo Saverin plantando cara a Mark Zuckerberg y desmontando a Sean Parker, y la mismísima secuencia final, en la que se nos dice lo que Erica nos adelantaba desde el principio, que Mark Zuckerberg no es más que un gilipollas (con perdón) y que, después de todo, su esfuerzo sólo responde a la necesidad de conseguir lo mismo que cualquier mortal, y no me refiero al dinero, sino al amor.
Publicado originalmente en EXTRACINE

Red

Título original: Red
Año: 2010
País: EE. UU.

Dirección: Robert Schwontke
Guión: Jon Hoeber & Erich Hoeber, basado en una novela gráfica de Warren Ellis & Cully Hamner
Producción: Dede Gardner
Fotografía: Robert Richardson
Música: Dario Marianelli
Montaje: Bradley Buecker
Diseño de producción: Bill Groom
Dirección artística: Charley Beal
Decorados: Andrew Bareman, raffaella Giovannetti & Leticia Santucci
Vestuario: Charley Beal
Reparto: Bruce Willis, Mary-Louise Parker, Heidi von Palleske, Jefferson Brown, Karl Urban, Chris Owen, Rebecca Pidgeon, Morgan Freeman, Jaqueline Fleming, Randy Wade Kelley, Jason Giuliano, Alec Rayne, Lawrence Turner, Emily Kuroda, Joe Chrest, Justine Wachsberger, Tara Yelland, Ernest Borgnine, John Malkovich, Audrey Wasilewski, James Remar, Dmitry Chepovetsky, Matthew Older. Brian Cox, Jason Weinberg, Tony De Santis, Greg Bryk, Helen Mirren, Richard Dreyfuss, Neil Whitely, Robert Morse, Joshua Peace, Michelle Nolden, Jake Goodman, Tess Goodman, Desiree Beausoleil, Laura DeCarteret, Jonathan Walker, Julian McMahon, Murray McRae, Cindy Dukoff, Thomas Mitchell, Bernadette Couture, Chavis Brown, Aaron Khon…

Comedia, acción y nada de retirarse


Basada en una novela gráfica de Warren Ellis y Cully Hamner, Red, la película dirigida por Robert Schwentke con un sorprendente reparto que incluye a Bruce WillisJohn Malkovich, Helen Mirren, Morgan Freeman o Brian Cox, entre otros, es una entretenida película que sabe conjugar a la perfección una fórmula que parece ser utilizada últimamente como una especia de revitalización del cine de acción: la acción en clave cómica.
Explícito desde el guión, la historia de Red se desarrolla entre acción e ironía a través de una discreta, pero elegante, dirección de Robert Schwentke, que nos ofrece acción limpia y precisa, perfectamente diseñada en unos planos y secuencias que más parecen coreografías que acción propiamente dicha, y que ofrecen un espectáculo visual en consonancia con la ironía del texto. Una aproximación que no parte del hecho de que todo vale en un filme de este género, sino que tal y como sucede en las secuencias cuerpo a cuerpo, el director se preocupa de dejar claros acciones y movimientos para que el espectador tenga la ilusión de que todo lo que sucede es producto real de las acciones de los personajes. En otras palabras, lo creo porque lo veo.
Indudablemente, una de las razones del éxito de la película se apoya en ese estimulante reparto —-no me extraña que Bruce Willis estuviera abrumado—- que afronta sus personajes desde un punto de vista verosímil, más que realista. Me refiero, a que ellos nos llevan al terreno de la comedia por el contraste entre lo que cada uno de ellos es y lo que pretende aparentar, no porque se presenten como personajes graciosos. Es fabuloso el plano en el que Frank Moses (Bruce Willis) se percata de que falta algo en su porche para poder ser una persona tan normal como lso demás, por no decir del momento en el que Victoria (Hellen Mirren), deja sus quehaceres de ama de casa para retomar sus labores profesionales. Tampoco son personajes condescendientes ni tienen la arrogancia que desprendía, por ejemplo, Angelina Jolie en Salt, por compararlos con una película reciente.
Quizás sobresalga en todo el reparto, la impagable y gratificante interpretación de John Malkovich como Marvin Boggs, absolutamente hilarante, que representa la versión más caricaturesca que pueda ofrecerse del espía retirado y paranoico, que demuestra, como viene acostumbrándonos Malkovich desde sus últimas películas, que está tan bien dotado para la comedia como para el drama, cosa que ha demostrado sobradamente.
No puedo evitar comentar, a propósito del top one de las películas que no soporto, la similitud de una de las secuencias protagonizadas por Mary-Louise Parker en la que después de sufrir el “secuestro” de Frank Moses, es consolada de la misma manera que lo fuera en Grand Canyon (1991, Lawrence Kasdan) siendo, desde mi punto de vista, no sólo una cita a la película de Lawrence Kasdan, sino también un corte de mangas, que he disfrutado como si tuviera siete años.
Red es, en definitiva, un cordial divertimento que podrá ser apreciable por todo tipo de paladares al ubicarse en el polo opuesto a otro filme de mismo género, pero diametralmente opuesto, que comentábamos recientemente, From Paris with Love (2010, Pierre Morel), en el que se presenta una acción exagerada en un ambiente excesivamente distorsionado, obteniendo el efecto contrario al contrario de Red, en donde el espectador puede encontrar un punto, ya no de realidad, pero sí de verosimilitud a la que poder agarrarse y sostenerse, sin tener que rebajar su nivel de tolerancia ni por las fanfarrias pirotécnicas, ni por la testoerona desatada, tal y como se prometía desde su tráiler.
Publicado originalmente en EXTRACINE

martes, 26 de octubre de 2010

Please Give


Título original: Please Give
Año: 2010
País: EE.UU.

Dirección: Nicole Holofcener
Guión: Nicole Holofcener
Producción: Anthony Bregman
Fotografía: Yaron Orbach
Música: Marcelo Zavos
Montaje: Robert Frazen
Diseño de producción: Mark White
Dirección artística: Lauren Sitzsommons
Decorados: Kim Chapman
Vestuario: Ane Crabtree     
Reparto: Rebecca Hall, Elizabeth Keener, Elise Ivy, Catherine Keener, Josh Pais, Sarah Steele, Ann Morgan Guilbert, Amanda Peet, Oliver Platt, Griffin Frazen, Reggie Austin, Scott Cohen, Paul Sparks, Lois Smith, Thomas Ian Nicholas, Harmonica Sunbeam, Amy Wright, Arthur French, Neal Lerner, Mandy Olsen, Maddie Corman, Alice Spivak, John Srednicki, Timothy Doyle, Emma Myles, Rebecca Budig, Romy Rosemont, Kathleen Doyle, Sarah Vowell, Jason Mantzoukas, Kevin Corrigan, Elizabeth Berridge, Erica Fae, Michael Techman, Portia, Jason Kingsley, Regina Marie Healy, Creighton James, Maria Barrientos, Jaime Tirelli, David Weininger…

caridad interesada


Nunca puedo resistirme a una interpretación de Catherine Keener, mucho menos cuando se trata de una deliciosa película independiente como Please Give.


Dirigida por Nicole Holofcener, Please Give es una estupenda pequeña película que plantea dos temas como la caridad y el capitalismo que entremezcla con elegancia y sutilidad. Por un lado plantea la caridad como una (falsa) vía de expiación para redimirnos de los pecados que se comete en una sociedad salvajemente capitalista en la que no importa el medio, sino el fin; y por otro lado, denuncia la hipocresía imperante en esta sociedad que nos lleva a justificarnos a nosotros mismos aquellos actos que no podríamos, o nos avergonzaría, contestar si nos preguntara otra persona, y que nos llevan a prestar más atención a la gente que no conocemos que a la que conocemos, a los que tenemos lejos, en lugar de a los que tenemos cerca.
No voy a desgranar los entresijos de un argumento cuyo principal atractivo es la evolución de sus personajes, sería destrozar su visionado. Tan sólo destacar que Abby (Sarah Steele), la hija de Kate (Catherine Keener) y Alex (Oliver Platt), quizás por ser todavía adolescente y actuar por instinto, o por carecer de los prejuicios que los adultos se echan a la espalda con el fin de sobre llevar aquellas cosas que no pueden o no quieren entender, es la única capaz de vivir su vida en primera persona, enfrentándose a sus problemas, que son los de la gente que le rodea, sin preocuparse de los problemas del mundo que ella sola no puede solucionar.
Un reparto excepcional, encabezado por Catherine Keener, Rebecca Hall y Sarah Steele, aunque quizás llame más la atención Oliver Platt, por representar un personaje sobrio y alejado de los parámetros cómicos en los que suele moverse, así como Amanda Pleet, que consigue conmover a través de un personaje absolutamente superficial, llegando a mostrar la sensibilidad y sufrimiento de una persona que vive pensando sólo en su aspecto físico y que, aunque en algunos momentos llega a ser antipática, no deja de tener sus motivos para actuar como lo hace.
Señalar la capacidad de Nicole Holofcener para ofrecer motivos visuales que contribuyan a la desmitificación de tabúes, igual que después va a hacer ella en su relato con la caridad, como la sucesión de planos en los que Rebecca (Rebecca Hall) pesa, uno tras otro, multitud de pechos femeninos, mostrándolos como una parte más del cuerpo de una persona, sin ninguna otra connotación, como lo que son.
Publicada originalmente en EXTRACINE

sábado, 23 de octubre de 2010

Ga'Hoole. La leyenda de los guardianes


Título original: Legend of the Guardians: The Owls of Ga’Hoole
Año: 2010
País: EE.UU. & Australia

Dirección: Zack Snyder
Guión: John Orloff & Emil Stern, basado en las novelas de Kathryn Lasky
Producción: Zareh Nalbandian
Música: David Hirschfelder
Montaje: David Burrows
Diseño de producción: Simom Whiteley
Dirección artística: Grant Freckelton
Reparto: Emily Barclay, Abbie Cornisa, Essie Davis, Adrienne DeFaria, Joel Edgeton, Deborra-Lee Furness, Sacha Horler, Bill Hunter, Ryan Kwanten, Anthony LaPaglia, Miriam Margolyes, Helen Mirren, Sam Neil, Barry Otto, Richard Roxburgh, Geoffrey Rush, Angus Sampson, Jim Sturgess, Hugo Weaving, David Wenham, Leigh Whannell, Gareth Young, Amanda Bishop, Anthony Cojín, Trent Dalzell, James Evans, Lelda Kapsis, Andrew McDonnell, John Xintavelonis…

si los griegos volaran


Más que su primera aproximación al cine de animación, Legend of the Guardians: The Owls of Ga’Hoole supone el primer contacto de Zach Snyder con el cine dirigido directamente a un público infantil.

El sentimiento y las sensaciones que me produce Legend of the Guardians: The Owls of Ga’Hoole son muy similares a aquellos que me produjeran cualquiera de las películas de Walt Disney previas a los años setenta en las que, si bien los personajes se presentaban con una cuidada candidez, en el momento en el que lo tenebroso y lo oscuro invadía la historia, lo hacía con toda su fuerza. Sin duda alguna esa era parte de la fuerza de la historia y el motivo, quizás por el que marcaba tanto al espectador infantil y adolescente, algo que parece haberse erradicado cuidadosamente de las películas Disney actuales, pero no aquí.
Parece que el mérito se desprende, directamente, de las novelas originales de Kathryn Lasky, en las que ya están incluidas las dos líneas principales de las que parte la historia, una general que estimula el amor a la naturaleza y la vida en comunidad, en sociedad, pero sin perder la individualidad, el sentido crítico y la capacidad de elección; por otro lado establece un interesante enfrentamiento entre hermanos, más que como equivalentes de Caín y Abel, como una especie de demostración de que la educación que recibe una persona no es el único determinante en los actos y elecciones que toma después individualmente.
La línea que separa la animación infantil de la animación para adultos se ha ido difuminando hasta que cada vez sea más difícil orientarse entre unas y otras, pues las peleas entre lechuzas casi son más violentas que los encuentros cuerpo a cuerpo que se producían en 300 (2006, Zach Snyder). Puede que sea porque las garras impresionen más que las espadas, o porque, al fin y al cabo sean más naturales pues forman parte de su propio cuerpo. También es curioso que Zack Snyder haga una película llena de plumas, después de haber desplumado todas las que pudiera haber en 300. Bueno, casi todas.
Por otro lado, debo decir que no parece destacar la particular aproximación visual de dirección de Zach Snyder a la hora de llevar la historia desde el papel hasta la pantalla. Espectacular en los planos generales, pero justa y correcta en los planos cortos. Preocupándose de buscar algún elemento llamativo, como el ralentí en ciertos momentos, para darle ese supuesto sello personal, pero demostrando que toda la fuerza de la película recae, nuevamente, en su historia, no en su enfoque.

Aunque no por eso deje de tener su interés, que lo tiene, siendo además una película tierna y emocionante, pero que en otras manos, hubiera sido realmente espectacular.
Publicado originalmente en EXTRACINE

viernes, 22 de octubre de 2010

Wall Street: el dinero nunca duerme


Título original: Wall Street: Money Never Sleeps
Año: 2010
País: EE. UU.

Dirección: Oliver stone
Guión: Allan Loeb & Stephen Schiff, basado en los personajes creados por Stanley Weiser & Oliver Stone
Producción: Eric Kopeloff, Oliver Stone & Edgard R. Pressman
Fotografía: Rodrigo Prieto
Música: Craig Armstrong
Montaje: David Brenner & Julie Monroe
Diseño de producción: Kristi Zea
Dirección artística: Paul D. Kelly
Decorados: Diane Lederman
Vestuario: Ellen Mirojnick
Reparto: Michael Douglas, Shia LaBeouf, Josh Brolin, Carey Mulligan, Eli Wallach, Susan Sarandon, Frank Langella, Austin Pendleton, John Bedford Lloyd, Vanesa Ferlito, John Buffalo Mailer, Jason Clarke, Christian Baha, Maria Bartiromo, Waltrudis Back, Alice Burla, Anthony Cochrane, Frank Ciornei, Michael Genet, Richard Green, Limos Hakim, Edgard Henzel, Sondra James, Harry Kerrigan, Nan Lu, Edmund Mardirosian, Sylvia Miles, Manu Narayan, Annika Pergament, Annie Presuman, Eric Purcell, Eliyas Qureshi, Dieter Riesle, Nouriel Roubini, Oliver Stone, Richard Stratton, Faye Wattleton, Catherine Wolf…

de la fiesta a la quiebra


Wall Street: Money Never Sleeps consigue un éxito de público que Oliver Stone no disfrutaba desde los tiempos de Un domingo cualquiera (Any Given Sunday, 1999), lástima que el éxito sólo se produzca a un nivel económico.

Uno de los aciertos de la película puede que sea que funciona igual de bien desde el punto de vista de la secuela, como si de una película independiente se tratara. Cualquiera que no haya visto Wall Street (1987) no necesitará grandes explicaciones sobre Gordon Gekko, ya no interpretado, sino personificado con soltura en la piel de Michael Douglas, quien nos presenta un personaje fácilmente identificable con cualquiera de esos personajes corruptos que, lamentablemente, pueblan la sociedad actual de cualquier país. Aunque como secuela sí plantea un dilema interesante: ¿hemos aprendido algo? La respuesta parece ser negativa.
En este sentido la película continúa con el tono crítico de Oliver Stone sobre su propia sociedad, la estadounidense, a la que, curiosamente tras la caída de las torres gemelas, ha estado incomodando con esos acercamientos a personajes políticamente incorrectos que retrata en Comandante (2003), Looking for Fidel (2004), Persona Non Grata (2003), South of the Border (2009), W. (2008), o incluso Alejandro Magno (Alexander, 2004), que bien se podría considerar como una alusióm metafórica a la invasión de Iráq por parte de su presidente.
Tan sólo el excesivo amaneramiento patriótico que rezuma de la insoportable World Trade Center (2006) parece tratar de buscar una identificación con el modelo patriótico estadounidense. Sin embargo, aunque Wall Street: Money Never Sleeps no está exenta de interés, no consigue retomar la fuerza que tenía Wall Street ni su cine previo al 11-S.
Una de las mayores torpezas de la película ha sido elegir como protagonista al actor más rentable de Hollywood, Shia LaBeouf, de quien se puede percibir palpablemente un desmesurado, pero vano, esfuerzo por estar a la altura de un contundente reparto en el que Carey Mulligan y Josh Brolin están espléndidos y sobresale por encima de todos la breve pero enérgica interpretación de Frank Langella y la entrañable presencia de Eli Wallach.
Pero por mucho que el reparto defienda sus personajes a la perfección, por mucho que la historia planteada tenga su interés y llegue en un momento muy oportuno, y por mucho que el dinero nunca duerma, este espectáculo termina por adormecer al espectador. Demasiado texto para tan pocas acciones, demasiadas explicaciones para dar a entender lo que no sucede realmente en la pantalla, demasiadas palabras y casi ningún hecho con que reforzarlas.
No sé si el problema viene de la ausencia de Oliver Stone en la escritura y desarrollo del guión, o a que ya no le queden amigos ni familiares a los que retratar en la pantalla, el caso es que su secuela no parece ser más que una segunda parte y no hace falta repetir lo que se dice de las segundas partes.

Publicado originalmente en EXTRACINE

domingo, 17 de octubre de 2010

Come reza ama


Título original: Eat Pray Love
Año: 2010
País: EE. UU.

Dirección: Ryan Murphy
Guión: Ryan Murphy & Jennifer SALT, basado en una novela de Elizabeth Gilbert
Producción: Dede Gardner
Fotografía: Robert Richardson
Música: Dario Marianelli
Montaje: Bradley Buecker
Diseño de producción: Bill Groom
Dirección artística: Charley Beal
Decorados: Andrew Bareman, raffaella Giovannetti & Leticia Santucci
Vestuario: Charley Beal
Reparto: Julia Roberts, I. Gusti Ayu Puspawati, Hadi Subiyanto, Billy Cudrup, Viola Davis, Mike O’Malley, Ashlie Atkinson, James Franco, Lisa Roberts Gillan, Ryan O’Nan, Gita Reddy, Jen Kwok, Mary Testa, Elijah Tucker, Karen Trindle, Zachary Dunham, Clair Oaks, Ned Leavitt, Lynn Margileth, Welker White, José Ramón Rosario, Lucia Guzzardi, Roberto Di Palma, Tuva Novotny, Luca argentero, Silvano Rossi, Giuseppe Gandini, Ludovico Virga, Marco Lastrucci, Elena Arvigo, Andrea Di Stefano, Remo Remotti, Vanesa Marini, Lidia Biondi, Emma Brunetti, Chiara Bhandari, Michael Cumpsty, Richard Jenkins, Sophie Thompson, Rusita Singh, Ritvik Tyagi, Sd Pandey, Anand Yeshwant Bapat, Micky Dhamejani, Peter davis, Shona Benson, Dean Allan Tolhurst, Javier Bardem, Christine Hakim, Anakia Lapae, Arlene Tur, David Lyons, T.J. Power, Richard V. Vogt…

repelente niña pija neurótica

Eat Pray Love, la película que ha cambiado las vidas de Javier Bardem y Julia Roberts, basada en una novelita (de autoayuda según  un programa literario de televisión) de Elizabeth Gilbert, resulta ser un plato recalentado, insípido y más que romántico, cursi y afectado.

Nos encontramos ante un curioso subgénero cinematográfico, el del cine turístico, aquel en el que se adentran algunos directores cuando quieren aprovechar unas bonitas vacaciones sacándoles un módico rendimiento económico. Parece ser que eso es lo que hiciera John Huston cuando aceptara rodar La reina de África (The African Queen, 1951), tal y como sugiere Clint Eastwood en Cazador blanco, corazón negro (White Hunter Black Heart, 1990) probablemente es lo que hiciera también John Ford cuando rodara Mogambo (1953); y es lo que hizo hace un par de años Woody Allen, dicho por él mismo, en Vicky Cristina Barcelona (2008). Al menos esto es lo que se traduce de la almibarada recopilación de postales con las que nos agasaja Ryan Murphy, incapaz de renunciar al artificio visual que imperaba en la serie de televisión que le hiciera popular, Nip/Tuck (2003-2010), con la que también tiene en común la superficialidad del relato que narra, de hecho su colaboradora en el guión, Jennifer Salt, también escribiera para la serie.

Liz Gilbert (Julia Roberts) parece ser la típica neurótica que cuando consigue todo lo que tiene se da cuenta de que quería otra cosa. De las inseguras que se lanzan en los brazos de un chamán de Bali para que les diga aquello que ya sabían. De las que sólo pueden llegar a Dios a través de la desesperación. De las que cuando dicen que se van a comprar una talla de mayor de pantalones se compran una menor. Vamos, que pareciera que ni director ni guionista sacaran provecho alguno de la terapia cinematográfica de Woody Allen, considerando, encima, que la neurosis forma parte del encanto de una mujer.

La superficialidad y la volubilidad forma parte de todos y cada uno de los personages de Eat Pray Love, que entienden el amor como el intento obligatorio de parecerse a la persona que han elegido amar, que cambian sus creencias religiosas o filosóficas como el que cambia un asador argentino por un restaurante macrobiótico, que deciden hacer meditación como el que se apunta al gimnasio, que se vuelven budistas como el que se vuelve cuando le llaman por la calle, que se van a Italia, India y Bali como se podían haber ido al Ampurdán o a la Conchinchina.


    "Estaré de vuelta en una semana, sin blanca y con disentería"

No puedo resaltar nada sobre el reparto, porque no hay nada que resaltar. Julia Roberts está en su línea (la que sea) y los demás, simplemente parece que se lo pasaron bien en sus vacaciones pagadas. No entiendo que hacen algunos de los temas que Gato Barbieri creara para El último tango en París (Last Tango in Paris, 1972, Bernardo Bertolucci), ambas películas caminan por derroteros bastante dispares. Y la fotografía está a la altura de lo que se podía esperar de Robert Richardson, como no.

Habrá voces que alaben una película en la que pueden viajar a lugares tan “exóticos” como Italia, la India o Indonesia a través (o gracias) a ella, que sería tanto como aquello que dicen los que se les pregunta por el deporte que les gusta y responden que el que ven por la televisión. Las comillas de “exóticos” están para excluir a los oriundos de cada uno de estos tres países, que desde luego los encontrarán tan exóticos como aquellos que no viven en los Estados Unidos y encuentran exotismo en la ciudad de Nueva York —-siempre se desea lo que no se tiene.

Por muchas mujeres (y maricas) que intervengan en el proceso creativo, y al igual que sucedía en otra reciente “comedia romántica”, Cartas a Julieta (Letters to Juliett, 2010, Gary Winick), el resultado sigue siendo machista, o por lo menos antifeminista, pues al final de todo el viaje, todo se reduce a la necesidad de encontrar un hombre al que dedicarle toda la atención. Algo que podía haber encontrado en Nueva York, o en cualquier sitio que le hubiera indicado el chamán.

Publicado originalmente en EXTRACINE