domingo, 27 de enero de 2013

Lincoln


Título original: Lincoln
Año: 2012
País: EE.UU. & India

Dirección: Steven Spielberg
Guión: Tony Kushner, basado en un libro de Doris Keams Goodwin
Producción: Kathleen Kennedy Steven Spielberg  
Fotografía: Janusz Kamiski
Música: John Williams
Montaje: Michael Kahn
Diseño de producción: Rick Carter
Dirección artística: Curt Beech, David Crank & Leslie McDonald
Decorados: Jim Erickson & Peter T. Frank
Vestuario: Joanna Johnston 
Reparto: Daniel Day-Lewis, Sally Field, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, James Spader, Hal Holbrook, Tommy Lee Jones, John Hawkes, Jackie Earle Haley, Bruce McGill, Tim Blake Nelson, Joseph Cross, Jared Harris, Lee Pace, Peter McRobbie, Gulliver McGrath, Gloria Reuben, Jeremy Strong, Michael Stuhlbarg, Boris McGiver, David Costabile, Stephen Spinella, Walton Goggins, David Warshofsky, Colman Domingo, David Oyelowo, Lukas Haas, Dane DeHaan, Carlos Thompson, Bill Camp, Elizabeth Marvel, Byron Jennigns, Julie White, Charmaine White, Ralph D. Edlow, Grainger Hines, Richard Topol, Walt Smith, Dakin Matthews, James 'Ike' Eichling, Wayne Duvall, Bill Raymond, Michael Stanton Kennedy, Ford Flannagan, Robert Ayers, Robert Pters, John Moon, Kevin Lawrence O'Donnell, Jamie Horton, Joe Dellinger, Richard Warner, Elijah Chester, Dave Hager, Sean Haggerty, Mike Shiflett, Gregory Itzin, Stephen Dunn, Stephen Henderson, Chase Edmunds, John Hutton, Robert Ruffin, Drew Sease, John Lescault, Scott Wichmann, Adam Driver, Jean Kennedy Smith, Shirley Augustine, Sarah Wylie, Margaret Ann McGowan, hilary Montgomery, Asa-Like Twocrow, Lancer Dean Shull, Robert Wilharm, Kevin Kline, Sgt. John Jones Paul Gowans, Joseph Bellemer, Mary Dunleavy, Christopher Evan Welch, Alan Sader, Gannon McHale, Ken Lambert, Thomas K. Belgrey, Ted Johnson, Don Henderson Baker, Raynor Scheine, Armistead Wellford, Michael Ruff, Rich Wills, Stephen Bozzo, Christopher Alan Stewart, Teddy Eck, Todd Fletcher, Charles Kinney, Joseph Carlson, Michael Goodwin, Edward McDonald, Jim Batchelder, Gregory Hosaflook, Joe Kerkes, William Kaffenberger, Larry Van Hoose, C. Brandon Marshall, David Russell Graham, Benjamin Shirley, Henry Kidd, Joseph Frances Filipowski, Thomas Aldridge, Sidney Blackmer Jr., Billy Caldwell, Glen T. Crone, Martin Dew, Theodore Ewald, Joe Inscoe, Raymond H. Johnson, Gary Keener, Randoplh Meekins, Frank Moran, Charley Moran, Chad Pettit, barry Privett, Leslie Rogers, Marcello Rollando, Leith J. Walsh, Robert Wray, S. Epatha Merkerson, Christopher Boyer, Stephen Doersch, Christopher Cartmill, Robert Chepherd… 

todos a clase con el profesor spielberg

Seguro que la mayoría estamos de acuerdo en que la Historia es una asignatura fascinante. Casi tanto como pueda serlo la Filosofía o la Literatura. Y mucho más cuando el tema del día es un personaje tan carismático como el que fuera el decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, Abraham Lincoln, que tan de moda está últimamente en el cine. Pero muchas veces no es tanto el tema o la asignatura como el profesor que la imparte. ¿Quien no ha terminado aborreciendo una asignatura que en principio le llamaba la atención, sólo por la ineficacia con la que su profesor la impartía? Eso es precisamente lo que Steven Spielberg deja claro con Lincoln, que si como director de cine de evasión y aventuras puede resultar estupendo (al menos en el pasado para un servidor), como profesor resulta un auténtico coñazo.

Steven Spielberg vuelve a confiar en Tony Kushner, que fuera guionista de Munich (2005), para la adaptación parcial de un libro de Doris Kearns Goodwin, más que sobre el presidente que consiguió la abolición de la esclavitud, sobre todos los sucesos que llevaron a la aprobación de la ley. Una película ciertamente deslumbrante en lo que se refiere a su aspecto visual. Spielberg consigue encontrar la época ideal para esos fuertes claro-oscuros de la fotografía de Janusz Kamiski, su cinematógrafo habitual desde La lista de Schindler (Schindler's List, 1993), que realza la magnífica ambientación de la película en lo que se refiere tanto a su diseño de producción como al trabajo de decoración y vestuario.

Lo cierto es que en ningún momento da la sensación de que estamos en una película de época, sino casi en un documento gráfico de la época. Daniel Day-Lewis está realmente espléndido en su papel de presidente, así como también David Strathairn, John Hawkes o James Spader en sus respectivos personajes. Pero quienes realmente consiguen emocionar más allá de su texto son los magníficos e insuperables Sally Field y Tommy Lee Jones. La voz, la expresión, el movimiento, hasta el último detalle de su interpretación resulta francamente insuperable y magistral. El único que desentona por completo es Joseph Gordon-Levitt, empeñado en seguir haciendo de Robin, pero en el siglo XIX.

El problema de Lincoln no es otro que el propio Steven Spielberg, que se empeña en dejar constancia de que no estamos ante un simple relato. No estamos ante una película cualquiera. Estamos delante de un acontecimiento histórico de importancia primordial. Los planos están medidos por su magnitud, no por su expresión; la banda sonora de John Williams no está para resaltar emociones, sino para marcar el paso; casi me atrevo a decir que los protagonistas de la historia ni siquiera son los personajes, sino la propia enmienda que tienen que aprobar. Todo esto confiere a la película de un tono denso, pesado y completa y absolutamente decimonónico.

Me pregunto si Lincoln no es tanto una carta de respeto al actual presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, en la que le expone todo lo que hizo falta hacer para que él llegara a su posición, como un reproche en una línea más agresiva, señalando que de haber perdido la guerra lo mismo seria esclavo en lugar de presidente. Sin duda un precedente como Amistad (1997) me obliga a decantarme por la primera opción, pero el ejercicio me parece excesivo, aburrido y totalmente carente de interés.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Django desencadenado


Título original: Django unchained
Año: 2012
País: Estados Unidos

Dirección: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino
Producción: Reginald Hudlin, Pilar sazone & Stacey Sher  
Fotografía: Robert Richardson
Montaje: Fred Raskin
Diseño de producción: J. Michael Riva
Dirección artística: page Buckner, David F. Klassen, Mara LePere-Schloop & Suzan Wexler
Decorados: Leslie A. Pope
Vestuario: Sharen Davis 
Reparto: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson, Walton Goggins, Dennis Christopher, James Remar, David Steen, Dana Michelle Gourrier, Nichole Galicia, Laura Cayouette, Ato Essandoh, Sammi Rotibi, Clay Donahue Fontenot, Escalante Lundy, Miriam F. Glover, Don Johnson, Franco Nero, James Russo, Tom Wopat, Don Stroud, Russ Tamblyn, Amber Tamblyn, Bruce Dern, M.C. Gainey, Cooper Huckabee, Doc Duhame, Jonah Hill, Lee Horsley, Zoe Bell, Michael Bowen, Jake Garber, Ted Neeley, James Parks, Tom Savini, Michael parks, John Jarratt, Quentin Tarantino… 

el cine ardiente y desencadenado de tarantino

Pocos cineastas contemporáneos tienen esa capacidad de hacer películas que resulten satisfactorias a tantos niveles como Quentin Tarantino. Y Django Unchained, su última película, que ya se ha colado en las nominaciones a los premios Oscar 2013, vuelve a ser uno de esos ejemplos. Lo fascinante es que, a la vez que consigue ser una película emocionante, también te induce a reflexiones temáticas, intelectuales o a las meramente cinéfilas. Pero sólo si tú quieres, porque el lenguaje que Tarantino utiliza es lo suficientemente sencillo para ser asequible para los espectadores de a pie, como tan elaborado y refinado para entusiasmar a los más avanzados. Tarantino lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a acertar de lleno.

Django Unchained es una película que te atrapa a través de los sentidos. El fabuloso trabajo de ambientación consigue transportarte con exactitud a los tiempos de la Guerra Civil estadounidense. El espléndido vestuario diseñado por Sharen Davis consigue evitar la sensación de que los integrantes del reparto están disfrazados. Y la fabulosa fotografía de Robert Richardson-habitual colaborador de Tarantino-, consigue transmitirte el estado emocional de los protagonistas de la película con sus tonos cálidos. Porque estamos hablando de una película completamente ardiente.

Django Unchained es una película que te atrapa a través del relato. Quentin Tarantino acierta de lleno con un guión en el que parece haber capturado la esencia de Pulp Fiction (1994), para fusionarla con los mayores aciertos de Malditos bastardos (Inglourious Basterds, 2009) introduciendo algunos guiños a Jackie Brown (1997). Si te lleva a su terreno desde la primera secuencia, después consigue armar una estructura en episodios a la que consigue dotar de entidad global. Si a simple vista sus personajes parecen estar dibujados con dos plumazos, cada uno de los actores consigue infundirles profundidad, por lo que el espectador puede hacerse una idea exacta y precisa de todos y cada uno de ellos. Pero si definitivamente consigue arrebatarte, es por la empatía que consigue establecer con un personaje como Django, al igual que sucediera en Jakie Brown con el que interpretara Pam Grier.

Django Unchained es una película que te atrapa a través de sus personajes. Si Jamie Foxx y Christoph Waltz están, como es habitual en ellos, absolutamente espléndidos, debo decir que hay tres intervenciones que me han sorprendido favorablemente. En primer lugar está Samuel L. Jackson, absolutamente extraordinario en ese personaje que todos odiamos desde el primer momento en que aparece. Después está Leonardo DiCaprio, que salvo en Infiltrdaos  (2006, Martin Scorsese) y sus películas previas a convertirse en estrella, casi nunca me había llegado a convencer del todo. Aquí no sólo me convence, sino que me entusiasma. Aunque quien quizás me sorprenda verdaderamente sea Don Johnson, en un personaje minúsculo, pero que sabe aprovechar al máximo y con el que deja claro (él o Tarantino) que nos hemos perdido a un actor en la línea de John Travolta, es decir, de esos que saben hacerlo bien pero que no saben cómo ni dónde.

Pero el mayor logro de Django Unchained es emocional. Por un lado está el uso de la violencia, que como suele ser habitual en su cine, es total y absolutamente lúdico, nunca incita a la violencia, si acaso resulta liberador, como la de un videojuego. Después está esa capacidad, casi atonal, para sincronizar el tema musical con los personajes, con las imágenes, con los movimientos de cámara, con el tono de la película. Encuentro fascinante el uso anacrónico de algunos temas, particularmente los de hip-hop, con los que parece querer decirte lo que escucharía Django si viviera en nuestros días. Después están las alusiones cinéfilas, tanto en lo que respecta al uso de ciertos recursos estéticos que, como ya sucediera con Inglourious Basterds, está más cerca del spaghetti western que del western clásico estadounidense, como a la cita explícita de la película de Sergio Corbucci, que se confirma con la inclusión de Franco Nero y sus breves líneas a propósito del nombre del protagonista, que también fuera el suyo.

Pero, por último, están el fabuloso sentido del humor y, sobre todo, la satisfacción de la rebelión. La respuesta de Django, en sintonía con el final distópico de Inglourios Basterds, ante la deplorable actitud de los blancos que llevaron al pueblo africano a la esclavitud en lo que después sería los Estados Unidos de América. Eso es lo que de verdad consigue arrebatarte, emocionare, entusiasmarte y hacértelo pasar de puta madre con Django Unchained. Una película que demuestra que quien está desencadenado realmente no es Django, sino Quentin Tarantino, que no pierde el ritmo ni su capacidad para crear obras tan divertidas como estimulantes.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Jack Reacher


Título original: Jack Reacher
Año: 2012
País: EE.UU.

Dirección: Christopher McQuarrie
Guión: Christpher McQuarrie, basado en una novela de Lee Child
Producción: Tom Cruise, David Ellison, Dana Goldberg, Don Granger, Gary Levinsohn, Kevin J. Messick & Paula Wagner 
Fotografía: Caleb Deschanel
Música: Joe Kraemer
Montaje: Kevin Stitt 
Diseño de producción: James D. Bissell 
Dirección artística: Christa Munro & Gregory A. Weimerskirch 
Decorados: Douglas A. Mowat
Vestuario: Susan Matheson 
Reparto: Tom Cruise, Rosamund Pike, Richard Jenkins, David Oyelowo, Werner Herzog, Jai courtney, Vladimir Sizov, Joseph Sikora, Michael Raymond-James, Alexia Fast, Josh Helman, Robert Duvall, James Martin Kelly, Dylan Kussman, Denver Milord, Susan Angelo, Julia Yorks, Nicole Forester, Dalilah Picart, Joe Coyle, Alicia Murton, Peter Gannon, David Whalen, Tristan Elma, Sophie Guest, Michael Minor, Scott A. Martin, CJ Ramirez, Teri Clark, Jarid Faubel, Sara Lindsey, Jace Jeanes, andrei Runtso, Efka Kvaraciejus, Lee Child, Tommy Lafitte, Kristen Dalton, Jordan Trovillion, Annie Kitral, Lissy Gulick, Catherine L. Albers, Larissa S. Emanuele, Jason McCune, Shane Callahan, Joshua Elijah Reese, Nathan Hollabaugh, Christopher Stadulis… 

tras los pasos de dirty harry

Algo más de una década de su debut en la dirección cinematográfica, el oscarizado guionista Christopher McQuarrie estrena Jack Reacher, su segunda película como director y adaptación de la novela de Lee Child. Protagonizada y producida por Tom Cruise, en lo que parece una colaboración iniciada con Valkiria (2008, Bryan Singer), truncada en The Tourist (2010, Florian Henckel von Donnersmarck), pero que podría renovarse con Mission: Impossible 5, estamos ante el inicio de una saga cinematográfica para mayor gloria de su protagonista, pero que, precisamente, termina por señalar su principal carencia: la falta de carisma y personalidad y, con la suya, la de su personaje.

La primera secuencia de Jack Reacher es más que suficiente para hacerse una idea de lo que puede dar de sí Christopher McQuarrie como director. Amparado por ese axioma lynchiano que dice aquello de que las cosas no son lo que parecen, y una estética de principiante que se limita a mostrar lo que pasa, ocultando u omitiendo aquello que pueda perjudicar al suspense de la película, termina por ofrecer una película de estética más o menos resultona, pero tan obvia que no hay lugar para el misterio. Tan sólo las persecuciones y secuencias de acción permiten que Jack Reacher resulte un producto medianamente entretenido de ver, pero que no tiene nada de estimulante.

Tanta intriga para saber quién iba a ser la compañera femenina de Tom Cruise, para que al final la elegida, Rosamund Pike, desaproveche su oportunidad con un personaje repleto de tics y aburridos clichés. Tampoco es que se pueda decir mucho más de compañeros de reparto como Richard Jenkins o David Oyelowo, pero al menos resultan perfectamente convincentes en los suyos. Era de esperar que Robert Duvall sí consiguiera aportar personalidad al suyo, pero la que verdaderamente está estupenda es Alexia Fast, en un minúsculo papel con el que consigue los momentos más emotivos e interesantes de la película.

Podría intuirse de la inclusión de un director como Werner Herzog para interpretar a uno de los personajes clave del relato, que estamos ante una obra intelectualmente más compleja de lo que parece. Pero no. Tan sólo se trata de una estrategia de promoción para engañar a los seguidores del cineasta alemán y, quizás, de dotar a la película de una pátina intelectual en un intento, completamente frustrado, de emular a Wim Wenders en una película tan interesante como El amigo americano (Die amerikanische Freund, 1977). No es que el cineasta alemán no tenga interés como actor, es que su personaje es completa y absolutamente decorativo, que tan sólo sirve para cerrar cabos, sin explicar absolutamente nada.

Espero que Tom Cruise no esté considerando realmente saltar detrás de las cámaras para compartir con nosotros su (pobre) vida interior. Bastante tenemos con tener que soportar su patética imagen, como para que ahora intente convertirse en el nuevo Clint Eastwood. Porque si en un principio el planteamiento de Jack Reacher emula descaradamente a Harry el sucio (Dirty Harry, 1971, Don Siegel), a lo largo del desarrollo de la película comprobaremos que su sentimiento de la justicia también es heredado por el personaje que interpreta Cruise. Lástima que se olvidaran de importar también su negro sentido del humor, lo que habría hecho de Jack Reacher una película más fácil de disfrutar, aunque no tuviera absolutamente nada nuevo que aportar.

Publicado originalmente en EXTRACINE

lunes, 7 de enero de 2013

The master


Título original: The Master
Año: 2012
País: EE.UU.

Dirección: Paul Thomas Anderson
Guión: Paul Thomas Anderson
Producción: Paul Thomas Anderson, Megan Ellison, Daniel Lupi & JoAnne Sellar 
Fotografía: Mihau Malaimare Jr.
Música: Jonny Greenwood
Montaje: Leslie Jones & Peter McNully 
Diseño de producción: Cassandra Kulukundis 
Dirección artística: David Crank & Jack Fisk 
Decorados: Amy Wells
Vestuario: Mark Bridges 
Reparto: Joaquin Phoenix, Price Carson, Mike Howard, Sarah Shoshana David, Bruce Goodchild, Matt Hering, Dan Anderson, Andrew Koponen, Jeffrey W. Jenkins, Patrick Biggs, Ryan Curtis, Jay Laurence, Abraxas Adams, Tina Bruna, Kevin Hudnell, Hunter Craig, Ryder Craig, Rodion Salnikov, Emily Gilliam, Kody Klein, Amy Ferguson, W. Earl Brown, Frank Bettag, Ariel Felix, Vladimir Velasco, John Mark Reyes, Brian Fong, Diane Cortejo, Leonida A. Bautista, Myma De Dios, Katie Boland, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams, Jesse Plemons, Ambyr Childers, Rami Malek, Lorelai Hoey, Martin Dew, Joshua Close, Jillian Bell, Kevin J. Walsh, Lena Endre, Madiesen Beaty, William O'Brien, Kevin J. O'Connor, Patty McCormack, Mimi Cozzens, Zan Overall, Barbara Brownell, Brady Rubin, Jill Andre, Brigitte Hagerman, Charley morgan, Christopher Evan Welch, Laura Dern, Barlow Jacobs, Gigi Benson, Liz Clare, Fiona Dourif, Audrey Finer, Rose Fox, Baily Hopkins, Mari Kearney, Sarah Klaren, Ally Johnson, Brittany Kilcoyne McGregor, LaRain Ring, David Warshofsky, Kimberly Ables Jindra, Theo Crisell, Thomas Knickerbocker, Eban Schletter, Scott Walters, Emily Jordan, Melora Walters, Emily Jordan, Amanda Caryn Jobbins, Olivia Rosemaire Barham, Napoleon Ryan, Jennifer Neala Page… 

la manipulación convertida en secta

Aunque la trayectoria profesional de Paul Thomas Anderson sea longeva, The Master constituye tan sólo su sexto largometraje estrenado. Si sus primeros cortometrajes nos remontan a finales de los ochenta, es a mediados de los noventa cuando estrena su ópera prima, Sydney. Desde entonces ha desarrollado una peculiar e insólita carrera que le ha llevado a convertirse en una rara avis de autor dentro del seno de la industria estadounidense. Como tal debe tener el mismo número de seguidores que de detractores, lo que me coloca en una situación relativamente incómoda para hablar de su última película. Porque siendo uno de sus detractores y considerándole siempre uno de esos cineastas manipuladores que se refugian en el exceso visual para salvar sus carencias de fondo, he quedado completamente cautivado con su último relato. Al menos así fue durante hora y media -que ya es bastante-, lástima que en los últimos cuarenta minutos empañe considerablemente todo el clímax conseguido, aunque no por ello consigue desvirtuar su mensaje.

The Master es un relato valiente y cautivador. Casi tanto como sus dos personajes protagonistas, según el punto de vista en que se les mire. De un lado tenemos a Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un soldado que ha combatido en la Segunda Guerra Mundial y que regresa a casa con severos traumas psicológicos, y del otro a un inteligente embaucador que trata de aprovecharse de su inestabilidad emocional aleccionándole para su causa. Recordemos que la influencia primordial de Paul Thomas Anderson para The Master fue un documental dirigido por John Huston, Let There Be Light (1946), que se centraba en los severos estados de trauma y depresión que manifestaban los soldados a su vuelta del frente. Si a esto añadimos el relato inspirado por L. Ron Hubbard y los inicios de la poderosa cienciología, representado en la película por Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), completaremos la fascinante ecuación que domina la película.

Apoyado en la magnífica fotografía de Mihai Malaimare Jr., -cinematógrafo de corta trayectoria vinculado a la última trayectoria por el cine independiente de Francis Ford Coppola-, una minuciosa ambientación y la fascinante e hipnótica banda sonora de Jonny Greenwood -que ya compusiera la de There Will Be Blood-, Anderson abandona los excesos visuales de sus primeras películas para abordar un relato en el que impera una sobriedad estética y narrativa al servicio del relato y sus personajes. El único recurso que utiliza es una elegante y precisa alteración temporal cuyo sentido sólo entenderemos hacia el final, y que vendría a plantearnos preguntas sobre el personaje que no voy a compartir para no desvelar nada de la historia. Digo elegante porque en un primer momento no se diferencia el tiempo pasado del presente, y sólo a partir de que percibes que ha habido flashback quedarás alerta para sucesivos saltos. Elegante y también sumamente respetuoso, tanto con personajes como con espectador porque sugiere muchas cosas sobre los personajes, sin llegar a afirmar nada. De esta manera permite que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones.

Pero lo que verdaderamente es excelente en The Master es la calidad interpretativa de sus protagonistas. Si Philip Seymour Hoffman está igual de espléndido que siempre, me quedo total, completa y absolutamente fascinado con ese desagradable personaje creado Joaquin Phonenix. Freddie Quell es un tipo confuso y complicado al que nadie querría tener nunca a su lado. Sin embargo, Phoenix consigue despertar en el espectador un poderoso sentimiento de compasión hacia él. La que quizás me convence menos sea Amy Adams, no tanto por su interpretación, sino porque no me parece que encaje como esposa de Hoffman, y no me pregunten la razón porque no podría explicarla. La inclusión en el reparto de Laura Dern, confirma la influencia de David Lynch, que desde siempre vengo apreciando en todas las obras de Anderson.

El asunto de la media hora que mencionaba al principio se debe a una inexplicable caída del ritmo (y del interés) en el último tercio de la película. Me guardo para mi los motivos, porque tendría que hablar de detalles que me llevarían al spoiler, y no me parece nada oportuno manipular con mi opinión el relato de un manipulador. Lo que sí puedo compartir con ustedes es una pregunta que inmediatamente me sugirió la película y que les planteo para cuando la vean, ¿se cura Freddie Quell o acaba peor que estaba? Parece una pregunta sencilla pero no lo es porque The Master viene a sumarse a esta reciente tendencia del cine a hablar de la manipulación en filmes como Dans la maison, Life of Pi o, en una vertiente diferente, Dupa dealuri (Beyond the Hills). Todas ellas parecen venir a advertirnos de que a pesar de que vivimos en una era dominada por la comunicación audiovisual, por lo que sería plausible entender que el espectador está alertado sobre los peligros de la manipulación, en realidad y debido probablemente por el exceso de estímulos, somos mucho más sensibles a ser víctimas de personajes como Lancaster Dodd.

Publicado originalmente en EXTRACINE

sábado, 5 de enero de 2013

Más allá de las colinas


Título original: Dupa dealuri
Año: 2012
País: Rumanía, Francia & Bélgica

Dirección: Cristian Mungiu
Guión: Cristian Mungiu, basado en una novela de no-ficción de Tatiana Niculescu Bran
Producción: Cristian Mungiu 
Fotografía: Oleg Mutu
Montaje: Mircea Olteanu 
Diseño de producción: Calin Papura & Mihaela Poenaru 
Vestuario: Dana Paparuz 
Reparto: Cosmina Stratan, Cristina Flutur, Valeriu Andriuta, Dana Tapalaga, Catalina Harabagiu, Gina Tandura, Vica Agache, Nora Covali, Dionisie Vitcu, Ionut Ghinea, Liliana Mocanu, Doru Ana, Costache Babii, Luminita Gheorghiu, Alina Berzunteanu, Teodor Corban, Calin Chirila, Cristina Cristian, Tania Popa, Petronela Grigorescu, Radu Zetu, Ion Sapdaru, Diana Chirila Ignat, Liana Petrescu, Alexandra Agavriloaiei, Alexandra Apetrei, Noemi Gunea, Katia Pascariu, Mara Caratasu, Cristina mihailescu, Cerasela Iosifescu, Ada Barleanu, Mariana Liurca, Gheorghe Ifrim, Mircea Florin Jr., Marian Adochitei, Ecaterina tugulea, Nicoleta Lefter, Andreaa Bosneag… 

los fuertes lazos entre ignorancia y religión

Es posible que no conectes con la fría manera que tiene el cineasta rumano, Cristian Mungiu, de contarte sus duras y demoledoras historias, pero no creo que vaya a dejare impasible. En absoluto. Avalada con los premios de Cannes al mejor guión y mejor interpretación femenina para sus dos protagonistas, Cosmina Stratan y Cristina Flutur, ademas de conseguir el premio a la mejor película en Mar del Plata, Dupa delauri (Beyond the Hills), estrenada en España con el título de Más allá de las colinas, es un tremebundo relato contemporáneo que demuestra la frágil y delgada línea que hay entre ignorancia y religión.

Hay que recalcar que el relato es contemporáneo. Que no sucede en el siglo XVI ni en la Edad Media, sino en nuestros adelantadísimos y vertiginosos días. Puede parecer un dato insignificante, sobre todo si tenemos en cuenta que en la película se ven trenes, coches y otros objetos que nos devuelven a nuestra época. Pero hay momentos de Beyond the Hills en los que verdaderamente uno pierde la noción del tiempo, por el carácter insólito y abominable de los hechos que se relatan, que parecen propios de épocas pretéritas. De la misma manera y a pesar de que en la película no haya ninguna alusión a la veracidad del relato, en todas las notas de producción de la película se hace referencia al carácter de no-ficción de la novela escrita por la periodista Tatiana Nicolescu Bran, en la que se basa Mugiu para escribir el guión de la película, y en la que evita aquello de "basado en hechos reales".

Aunque la sinopsis de Beyond the Hills deja al descubierto la relación lésbica de las dos protagonistas, Voichita (Cosmina Stratan), que ha decidido entregar su vida a Dios, y Alina (Cristina Flutur), que ha decidido entregar su vida a Voichita, no estamos ante una relación sentimental convencional. La manera en la que Alina y Voichita se quieren trasciende los límites de un amor carnal, aunque en algún momento se aluda a ello, para instalarse más en una relación casi absolutamente espiritual. No estoy seguro de que los sacrificios por los que Alina está dispuesta a pasar tienen tanto el objetivo de que Voichita complazca sus deseos, como de que se de cuenta de la mentira que está viviendo. Al menos así es como un servidor lo ha entendido.

Para hacernos llegar el relato con toda contundencia, Mungiu no utiliza recurso alguno, más que la fuerza de los acontecimientos. Con una fotografía absolutamente naturalista, sin más banda sonora que la de los sonidos diegéticos, y una cámara desencadenada, aunque no libre, organiza su relato a base de planos-secuencia en los que ni descuida la composición ni el movimiento de los personajes dentro del plano. Indudablemente esto confiere a la película un tempo pausado, pero también permite al espectador reflexionar sobre los acontecimientos de los que es testigo, a la vez que lo experimentan los personajes, exactamente igual que hiciera en 4 lundi, 3 saptamâni si 2 zile (4 meses, 3 semanas, 2 días). Lo demás queda a cuenta del excelente reparto de la película.

A veces vale más la experiencia que la sabiduría, que puede llegar a cegarte hasta convertir a tus dioses en tus propios demonios. Asimismo, Beyond the Hills se convierte en un nuevo ejemplo de las aportaciones que el otro puede ejercer sobre una persona que ha decidido entregarse a un ente que, al menos en esta tierra, nunca te devolverá nada, más que aquello que le proporciones tú mismo.

Publicado originalmente en EXTRACINE