domingo, 24 de febrero de 2013

Bestias del sur salvaje


Título original: Beasts of the Southern Wild
Año: 2012
País: EE.UU.

Dirección: Benh Zeitlin
Guión: Lucy Alibar & Benh Zeitlin, basado en una obra de Lucy Alibar
Producción: Michael Gottwald, Dan Janvey & Josh Penn  
Fotografía: Ben Richardson
Música: Dan Romer & Benh Zeitlin
Montaje: Crockett Doob & Affonso Gonçalves
Diseño de producción: Alex DiGerlando
Dirección artística: Dawn Masi
Decorados: Erin Staub
Vestuario: Stephani Lewis
Reparto: Quvenzhané Wallis, Dwight Henry, Levy Easterly, Lowell Landes, Pamela Harper, Gina Montana, Amber Henry, Jonshel Alexander, Nicholas Clark, Joseph Brown, Henry D. Coleman, Kaliana Brower, Philip Lawrence, Hannah Holby, Jimmy Lee Moore, Jovan Hathaway, Kendra Harris, Windle Bourg… 

quiero ser una bestia salvaje y que mi corazón no deje nunca de latir

Esto no es una crítica de Beasts of the Southern Wild. Esto es una rendición incondicional y en toda regla ante una película inclasificable, llena de amor y de dolor, conmovedora y extraordinaria. No sé si Benh Zeitlin, que no sólo dirige la película sino que también interviene en su producción, en la escritura del guión y hasta en la composición de su banda sonora, habrá logrado llenar su vida y sus películas "de personas aventureras, valientes y con buen corazón", tal y como él mismo promulga que quiere hacer, pero en el caso de Bestias del sur salvaje, como se llama en España, sí consigue transmitir precisa y exactamente esas mismas sensaciones con su pequeña protagonista.

Premiada en Cannes y Sundance, Beasts of the Southern Wild completaba (y superaba) el cupo de cine independiente en los premios Oscar de este año. Ni más ni menos que cuatro nominaciones correspondientes a mejor película, director, guión y actriz protagonista, que en realidad deberían haber sido cinco para no dejar fuera la extraordinaria banda sonora compuesta por el propio director en colaboración con Dan Romer. Aunque sea Benh Zeitlin el que firma la película, toda ella surge de un proyecto en grupo que ha sacado adelante un colectivo denominado Court 13. Tanto por el contenido de la película, por la sucia aproximación visual abordada por Zeitlin, tan sólo le veo posibilidades al premio al mejor guión.

Si a la joven Quvenzhané Wallis le basta un minuto de película para conseguir que te rindas a su porte desafiante, a esa expresiva mirada, tan dulce unas veces, tan cruel en otras, a su natural encanto y a la cantidad de matices que logra con su menuda pero grandiosa interpretación, lamento decir que no creo que los miembros de la academia vayan a fallar en su favor. Nicole Kidman, y tantas otras que se consideran estrellas, deberían postrarse de rodillas ante Quvenzhané Wallis para inmolarse después. Cortándose las venas deben estar los vástagos de Will Smith por no haber conseguido con sus sensibleras y domesticadas aportaciones (hasta la fecha), lo que esta niña de seis años ha conseguido con una sola película. Afortunados somos (y por el camino nos encontraremos) de que Wallis está ya incluida en otro proyecto, Twelve Years a Slave, que dirige Steve McQueen. No me cabe ninguna duda de que si en lugar de ser Dwight Henry el padre de Hushpuppy, hubiera sido cualquier actor afroamericano más familiarizado con la academia, también estaría nominado. Su trabajo merece el mismo reconocimiento, pues aunque la diferencia de edad sea notable, también ha sido la primera vez para él delante de una cámara.

Podría explicar el argumento de Beasts of the Southern Wild, pero no serviría para ilustrar sobre los motivos por los que me ha emocionado tanto esta película. Baste decir que acudí a la sala creyendo que iba a ver un drama (cómo iban de otra manera a nominar a una niña de color si no lo pasa fatal durante la película) y me encontré que estaba clasificada como una película fantástica. Cierto es que no le faltan secuencias duras, tétricas y hasta terroríficas, que podemos encontrar múltiples metáforas, más sobre la respuesta de los seres humanos ante situaciones adversas en general, que sobre la crisis en particular, pero lo único cierto es que el fabuloso espíritu de Hushpuppy (Quvenzhané Wallis), su maravillosa fuerza interior y esa peculiar manera de hacer frente a las adversidades, consiguen emocionarte y transmitirte esa poderosa energía que hará latir con fuerza tu corazón y que te llevarás contigo más allá de la proyección.

Publicado originalmente en EXTRACINE


Título original: No
Año: 2012
País: Chile, Francia & EE.UU.

Dirección: Pablo Larraín
Guión: Pedro Peirano, basado en una obra de Antonio Skármeta
Producción: Daniel Marc Dreifuss, Juan de Dios Larraín & Pablo Larraín 
Fotografía: Sergio Armstrong
Montaje: Andrea Chignoli
Dirección artística: Estefania Larraín
Reparto: Gael García Bernal, Alfredo Castro, Luis Gnecco, Marcial Tagle, Néstor Cantillana, Jaime Vadell, Pascal Montero, Paulo Brunetti… 

campaña política o campaña encubierta?

Independientemente de los logros cosechados con su película, No, el cineasta chileno Pablo Larraín demuestra que la voz y la mirada chilena tiene cada día muchas más cosas que decir y mostrar. Nominada al Oscar a la mejor película en lengua extranjera, además de haber cosechado premios en Cannes y Sao Paulo y el reconocimiento de la National Board of Review, como uno de los mejores filmes extranjeros del año en los Estados Unidos, No resulta una película poderosamente interesante tanto por su tema como por su aproximación visual. Aunque su valor más extraordinario sea su capacidad para contar una historia que sigue estando de rabiosa actualidad y cuyo contenido se puede extrapolar a cualquier otro país en la actualidad. A cualquiera.

Los teóricos de cine David Bordwell y Kristin Thompson, defienden que el tema de una película es secundario, lo principal es su forma. Según ellos, cuando un cineasta escoge contar una película de una determinada manera, está dirigiendo la atención del espectador hacia un lugar u otro, es decir, hacia aquello de lo que trata la película. Y si bien es cierto que me cuesta asimilar esa premisa para hablar de muchas películas, quizás en el caso de No esté totalmente de acuerdo con ellos. El estilo visual que Pablo Larraín adopta para contar su película permite que las imágenes de archivo se confundan y fusionen a la perfección con el material de ficción. Asimismo, el formato que utiliza, contribuye a integrar las imágenes televisivas con las cinematográficas, diluyendo la frontera entre medios y géneros.

¿Nos habla Pablo Larraín de una campaña política o de una estrategia de propaganda? Los límites no están nada claros. Puede parecer obvio que vamos a ser testigos del relato sobre la campaña política a favor del NO en el plebiscito que Augusto Pinochet propusiera para legitimar su dictadura pero, a través de una estructura sintetizante, se propicia un razonamiento inductivo que nos lleva al verdadero tema central de la película: lo peligrosamente cerca que están las estrategias publicitarias de esas campañas políticas. El primer síntoma llega directamente con la primera secuencia de la película cuando, tras los títulos de crédito y exponer lo que se supone vamos a ver, estamos convencidos de que los argumentos que René Saavedra (Gael García Bernal) defiende hacen referencia a esa campaña, cuando en realidad es a otra mucho más mundana. Una vez seamos testigos de la misma operación en dos ocasiones más, llegaremos a la conclusión de que no hay diferencia entre votar a favor del No o inclinarte por una determinada marca de refrescos en favor de otra, a pesar de que también estuviéramos a favor del No.

Lo escalofriante es que eso mismo que argumenta la película, que puede parecer lejano porque ya no estamos en los años ochenta y, sobre todo, porque (algunos) ya no vivimos en una dictadura militar, permanece estando de rabiosa actualidad. Esas mismas técnicas de comunicación se siguen utilizando hoy en día, aunque (algunos) vivamos en una democracia, de la misma manera que en las prácticas de opresión del gobierno de Pinochet siguen estando claramente vigentes, sólo que se les llama de otra manera. Me da la impresión de que cuanto mayor es la invasión audiovisual a la que está sometido el individuo, inversamente proporcional es su capacidad para distinguir cuando está eligiendo o cuando está siendo inducido al consumo.

En ese sentido la elección de Gael García Bernal para interpretar al protagonista de la película no me parece en absoluto fortuita. Actor mexicano de proyección internacional, da la impresión de que en el momento en que se integra en una producción estadounidense, pierde su personalidad para volverse un actor tan superficial como los personajes que interpreta en películas comerciales como Cartas a Julieta (Letters to Juliet, 2010, Gary Winick) o A Little Bit of Heaven (2011, Nicole Kassell). Sea o no a causa de esa capacidad suya, lo cierto es que su interpretación resulta verdaderamente convincente, aunque no tanto como la de Alfredo Castro, colaborador habitual de Larraín.

Lo que sí queda claro con la propuesta de Pablo Larraín es que no sólo deberíamos aprender a decir NO en cuestiones políticas, sino en todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida diaria.

Publicado originalmente en EXTRACINE

El vuelo


Título original: Flight
Año: 2012
País: EE.UU.

Dirección: Robert Zemeckis
Guión: John Gatins
Producción: Laurie MacDonald, Walter F. Parkes, Jack Rapke, Steve Starkey & Robert Zemeckis  
Fotografía: Don Burgess
Música: Alan Silvestri
Montaje: Jeremiah O'Driscoll
Diseño de producción: Nelson Coates
Dirección artística: David Lazan
Decorados: James Edward Ferrell Jr.
Vestuario: Louise Frogley 
Reparto: Nadine Velazquez, Denzel Washington, Carter Cabassa, Adam C. Edwards, Tamara Tunie, Brian Geraghty, Kelly Reilly, Conor O'Neill, Charlie E. Schmidt, Will Sherrod, Boni Yanagisawa, Adam Tomei, Dane Davenport, John Crow, Bruce Greenwood, E. Roger Mitchell, Ravi Kapoor, John Goodman, Jill Jane Clements, Tommy Kane, James Badge Dale, Don Cheadle, Susie Spear Purcell, Philip Pavel, Piers Morgan, Jim Tilmon, Reverend Charles Z. Gardner, Peter Gerety, Tom Nowicki, Jason Benjamin, Ric Reitz, Timothy Adams, Darius Woods, Ron Caldwell, Dylan Kussman, Bethany Anne Lind, Sharon Blackwood, Pam Smith, Garcelle Beauvais, Justin Martin, Shannon Walshe, Rhoda Griffis, Michael Beasley, Ted Hall, Laila Pruitt, Precious Bright, Melissa Leo, Steve Coultner, Ted Huckabee… 

aterrizaje satisfactoria, a pesar de alguna turbulencia

Después de una década centrado en el cine de animación, Robert Zemeckis, que fuera uno de los alumnos más aventajados de aquellos cineastas que nacieran a la sombra de Steven Spielberg, parece retomar con Flight un tipo de película intimista con tintes épicos en la que aprovecha un acontecimiento a gran escala para explorar la fortaleza interior, como ya hiciera en Contact (1997) y en Náufrado (Cast Away, 2000). A través de un accidente aéreo, la película profundiza en el drama interior de un piloto, plateando propuestas controvertidas acerca del resultado de su gesta si no hubiera estado bajo la influencia del alcohol.

Bautizada en España como El vuelo, estamos ante un título que reposa sobre tres pilares fundamentales: la interpretación de su protagonista, Denzel Washington, nominado como actor principal; la eficacia de su guión, por el que está nominado su autor, John Gatins, igualmente nominado al mejor guión original; y la pericia de su director, Robert Zemeckis, que tiene la capacidad de orientar su cámara al punto de mayor interés para el espectador, sin artificios ni florituras, aunque no por ello está nominado.

Si los pilares son tres, lo cierto es que el peso recae sobre uno sólo de ellos: el personaje interpretado por Denzel Washington. El ganador del Oscar por Tiempos de gloria (Glory, 1989, Edward Zwick) y Día de entrenamiento (Training Day, 2001, Antoine Fuqua) abandona ese registro al que nos había acostumbrado en su larga (y nefasta) colaboración con Tony Scott para volver a interpretar a un ser humano, en lugar de un héroe (o antihéroe). Whip Whitaker puede ser un hombre con muchos defectos, pero eso no impide que tenga sus aciertos. Y esta misma premisa me sirve para defender el texto de John Gatins, por mucho que fuera responsable de una bazofia como Acero puro (Real Steel, 2001, Shawn Levy). En este sentido estaríamos ante un mal guionista, capaz de hacer algo notable, aunque no sobresaliente. El conjunto me sirve para inclinar así la balanza hacia el director de la película, que con un buen texto de base, es capaz de hacer una buena película, o cuanto menos, interesante. Está claro que la teoría de autor no tiene ningún sentido en Hollywood, donde para que una película funcione verdaderamente tienen que darse varias constantes.

Fuera de estos tres elementos lo cierto es que Flight puede resultar una película bastante entretenida y estimulnate, al menos para aquellos que estén más interesados en un dilema moral, que en el cine de entretenimineto. La secuencia del accidente aéreo es realmente espectacular, no tanto por la vistosidad de los planos, sino por el realismo con el que está rodada y la sensación de angustia que verdaderamente transmite. El conflicto interior del protagonista, unido al dilema que plantea en relación al accidente, son lo suficientemente interesantes para mantener la atención del espectador. Y a pesar de que el final pueda resultar previsible, no por eso le resta interés a ua resolución tan emocionante como contundente.

Pero quizás haya una leve descompensación en el ritmo de la película al integrar algún personaje secundario que no aporta realmente mucho a sus dos tramas principales. No quiero desmerecer en absoluto la interpretación de Kelly Reilly, todo lo contrario, resulta harto convincente como heroinómana, pero quizás su personaje distraiga demasiado la atención sin llegar a ser realmente significativo en las decisiones que toma el piloto. Por contraste, resaltar la labor de otros secundarios como Bruce Greenwood, John Goodman o Melissa Leo cuyos personajes resultan en algunos casos excesivamente cortos, pero aportan lo justo y necesario, tanto por sus interpretaciones como por las aportaciones de sus respectivos personajes.

Me da la impresión de que la carrera de Zemeckis ha conseguido mejores resultados cuando ha tenido menos expectativas, como las sagas de Regreso al futuro (Back to the Future, 1985, 1989, 1990), la que iniciara con Tras el corazón verde (Romancing the Stone, 1984) o una delicia como siempre será ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit?, 1988) Pero eso no resta interés a su cine más dramático, que puede resultar interesante. Si a veces te da la impresión de que has pagado por viajar en business, cuando el resultado es más de turista, no creo que puedas negar que el viaje ha resultado considerablemente agradable.

Publicado originalmente en EXTRACINE

domingo, 17 de febrero de 2013

Els nens salvatges


Título original: Els nens salvatges
Año: 2012
País: España

Dirección: Patricia Ferreira
Guión: Patricia Ferreira & Virginia Yagüe
Producción: Pep Amores, Gonzalo Bendala, Miriam Porté & Marta Velasco  
Fotografía: Sergi Gallardo
Música: Pablo Cervantes
Montaje: Antonio Frutos
Diseño de producción: Irene Montcada
Vestuario: Marta Wazinger
Reparto: Marina Comas, Àlex Monner, Albert Baró, Aina Clotet, Ana Fernández, José Luis García Pérez, Montse Germán, Francesc Orella, Marisol Membrillo, Clara segura, Emma Vilaradau, Lluís Villanueva, Eduardo Velasco, Mercè Pons, Xavier Ripoll, Marc Rodrígurz, Cati Solivellas, Julia Ibarz, Elen Kun, Pep Amores, Isarael Frías, Lola Mesa, Daniel Sicart… 

responsabilidades compartidas

Hay situaciones que no puedo entender. Que Els nens salvatges consiguiera la Bizanaga de Oro en el festival de Malaga, además de las de plata correspondientes al mejor guión para Patricia Ferreira y Virginai Yagüe, actor protagonista para Àlex Monner, y actriz de reparto para Aina Clotet, y que después sólo obtuviera el premio almejor actor protagonista (otra vez Monner) en los premios Gaudí partiendo con 8 nominaciones, siendo prácticamente olvidada en las de los Goya, obteniendo sólo dos, para Monner, aquí como actor revelación, y Cati Solivellas en la misma categoría femenina, no logro entenderlo.

Patricia Ferreira consigue alcanzar con efectividad varios objetivos con Els nens salvatges. En primer lugar nos cuenta una historia completamente actual y contemporánea. Creíble, no sólo por lo que sucede, sino por la manera en la que lo cuenta. Se aprecia total ausencia de intención política en el uso particular que cada personaje hace del idioma que habla, español o catalán, en función de las personas con las que se relaciona, al contrario que esas otras falsas películas en las que o sólo se habla español, o sólo se habla catalán. 

Pero además el relato evoluciona a través de un fabuloso guión en el que el particular uso del tiempo mantiene el interés por lo que ha sucedido, por las causas que han llevado a los protagonistas a hacer lo que hacen y por saber quién ha sido realmente el causante de los hechos y en qué han consistido. 

Especialmente interesante me parece la manera en la que se desarrollan las dos líneas argumentales de la película, la personal y la general. Si por un lado está el relato de lo que les sucede a los tres jóvenes protagonistas, por otro se promueve un debate en torno a la educación y los límites que comparten padres y madres junto a los profesores en el proceso de formación del individuo. 

Reconocido queda Àlex Monner por los diferentes premios y nominaciones que ha obtenido, así como algunos otros miembros del reparto, pero quisiera levantar una lanza en favor de Marina Comas, que fuera la última niña en conseguir un Goya a la mejor actriz revelación, por Pa negre (2010, Agustí Villaronga), que confirma que no nos equivocamos en absoluto aquellos que apostamos por ella. Asimismo, señalar que Albert Baró, también cumple a la perfección su cometido en la película, mejro incluso que algunos de los actores adultos, como José Luis García Pérez,  un poco afectado como su padre. Ana Fernández está tan espectacular como siempre, aunque su personaje sea breve.

Si a esto sumamos una precisa coherencia estética en lo que respecta a dirección artística, el vestuario y la fotografía se refiere, sumado al imprescindible uso de una banda sonora rabiosamente urbana, tendremos una película tan emocionante como verdadera, tan realista como auténtica. Otra de las grandes ninguneadas en los premios de la Academia del Cine Español que ha preferido premiar a películas alejadas de la cultura española, olvidándose de historias como esta, que se ajusta perfectamente a un problema que afecta de lleno a toda nuestra comunidad.

sábado, 16 de febrero de 2013

Qué tan lejos


Título original: Qué tan lejos
Año: 2006
País: Ecuador

Dirección: Tania Hermida
Guión: Tania Hermida
Producción: Tatiana Hermida, Gervasio Iglesias & Mary Palacios 
Fotografía: Armando Salazar
Música: Nelson García
Montaje: Iván mora Manzano 
Reparto: Pancho Aguirre, Tamia Martinez, Fausto Miño, Elena Torres, Cecilia Vallejo… 

la turista que se convirtió en viajera

La esperanza y la tristeza se encuentran en Quito camino de Cuenca. Es el encuentro de dos culturas, la española y la ecuatoriana. Dos maneras de entender la vida que acaban encontrando un camino para entenderse, respetarse y hasta cogerse cariño. Un camino en el que aprenden la una de la otra y en el que experimentan una transformación que les hará crecer como personas. Como cultura. Porque estamos ante una atípica road-movie en la que cada personaje aporta su propio bagaje cultural. La del invasor que vuelve en forma de turista a las tierras que antaño colonizara, la del nativo que, orgulloso de su cultura, reivindica tanto las carencias de su pueblo como sus defectos, o incluso la del aborigen, que llega a confundir algunos nativos de ascendencia colonialista con los que antaño fueran colonizadores. 

Al igual que Tristeza desconoce el idioma aborigen, seguro que habrá alguna metáfora que se le escape a un espectador español. Pero no por ello se resta belleza a una película como Qué tan lejos. Si nos muestra los aspectos más cotidianos de Ecuador, también comparte la exuberancia de su paisaje a través de una fotografía naturalista que huye de la postal paisajista que su protagonista turista busca en primera instancia, que acabará profundizando en la verdadera esencia ecuatoriana hasta convertirse en una autentica viajera.Nominada al Goya a la mejor película iberoamericana, Qué tan lejos, el debut en el largometraje de la directora Tatiana Hermida, resulta un viaje entrañable, pero sobre todo, por la aportación de sus protagonistas. Si es obligado hacer referencia al estimable trabajo de Tatiana Martínez y Cecilia Vallejo como Esperanza y Tristeza (en realidad Teresa), no se puede olvidar el aura carismática y misteriosa que proporciona Pancho Aguirre como Jesús. Interpretaciones muy emotivas, sobre todo si tenemos en cuenta que para la actriz española era su primera colaboración cinematográfica, y que todos los demás son actores no profesionales, pero igualmente capaces de transmitir emoción y sentimiento. Que al fin y al cabo es de lo que se trata.

Publicado originalmente en 400 FILMS

Tengo ganas de ti


Título original: Tengo ganas de ti
Año: 2012
País: España

Dirección: Fernando González Molina
Guión: Ramón Salazar, basado en una novela de Federico Moccia
Producción: Mercedes Gamero & Francisco Ramos  
Fotografía: Xavi Giménez
Música: Manel Santisteban
Montaje: Irene Blecua & Verónica Callón
Dirección artística: Patrick Salvador
Reparto: María Valverde, Mario Casas, Clara lago, Álvaro Cervantes, Andrea Duro, Nerea Camacho, Laia Costa, Diego Martín, Lucho Fernández, Ismael martínez, Antonio Velázquez, Cristina Plazas, Manu Fullola, Carme Elias, Andrew Tarbet, Carles Francino, Jordi Bosch, Ferran Vilajosana, Joan Carles Suau, Pare Brasó, Isabel Llanos, Joan Crosas, Albert Suárez… 

brillantina ibérica

Estoy seguro de que aquellos que quieran, podrán encontrar argumentos de sobra para despotricar contra Tengo ganas de ti (2012) y su predecesora, 3 metros sobre el cielo (2010). pero desde mi punto de vista, ambos son filmes coherentes con el público al que van dirigidos y bastante más responsables (a pesar detalles como el casco que le resta mucha verosimilitud) que otras películas contemporáneas de pretensiones similares, pero resultados mucho más irregulares.

Ambas películas están dirigidas por Fernando González Molina, que ya había dado sobrada efectividad a la hora de conectar con el público joven, tanto por sus series de televisión como por su prieta película, Fuga de cerebros (2009). De hecho, el público le ha dado la razón acudiendo en masa a ver ambas películas y convirtiendo a sus protagonistas, en particular a Mario Casas, en un ídolo juvenil. De lo cual me alegro porque se lo merece desde el día en que pisó el plató de Los hombres de Paco (2005-2010, Álex Pina & Daniel Écija), de la que el propio González Molina dirigió un buen número de episodios. 

Si el aspecto visual de la película es formidable, gran parte de la responsabilidad del éxito de ambas películas recae en la labor de su guionista, Ramón Salazar, guionista y director de filmes como Piedras (2002) y 20 centímetros (2005), que ha encontrado la manera de adaptar las novelas de Federico Moccia con la suficiente responsabilidad y coherencia, respetando el espíritu de las novelas y adaptándolas con efectividad a al realidad contemporánea española. Quizás en Tengo ganas de ti puedan sobrar algunos personajes, los del entorno de Babi dado que ya no pertenecen al eje central de la trama, pero se agradece la evolución de los personajes con respecto a 3 metros sobre el cielo.

Aunque María Valverde tiene menos presencia que 3 metros sobre el cielo, cumple con la perfección su cometido, como también lo hace Nerea Camacho, que poco a poco va consolidando su carrera desde que triunfara con Camino (2008, Javier Fesser). Pero no puedo dejar de señalar la energía que transmiten sus entregados protagonistas, Mario Casas y Clara Lago, que contribuyen a la empatía con el público. Al menos con aquel que sepa entender que va dirigida a adolescentes como los que protagonizan la película. Es evidente que aunque la Academia de cine a percibido el clamor del público juvenil, no está por la labor de premiar un tipo de cine que, en realidad, no difiere mucho de propuestas como The Impossible o Blancanieves. Sin embargo, tan sólo le concede una nominación, la de mejor guión adaptado.

Seguro estoy de aquellos que cuantan cuarenta y pico años, que todavía se rasgan las vestiduras por películas como Grease (1978, Randal Kleiser), no son capaces de entender a los que encuentran en 3 metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti dos estupendas muestras del mismo tipo de cine.


El cuerpo


Título original: El cuerpo
Año: 2012
País: España

Dirección: Oriol Paulo
Guión: Oriol Paulo & Lara Sendim
Producción: Joaquín Padró & Mar Tarragona  
Fotografía: Óscar Faura
Música: Sergio Moure
Montaje: Joan manel Vilaseca
Diseño de producción: Balter Gallart
Decorados: Nuria Muni
Vestuario: María Reyes 
Reparto: Belén Rueda, Hugo Silva, Aura Garrido, Juan Pablo Shuk, José Coronado, Nausicaa Bonnín, Cristina Plazas, Oriol Vila, Paco Moreno, Manel Dueso, Jordi Planas, Montse Guallar, Pere Brasó, Aida Oset, Patricia Bargalló, Albert López-Murtra… 

por los pelos

En esta serie de películas enmarcadas dentro del género de terror que nos llegan de la mano de la productora Rodar y Rodar, que parecen tener en Belén Rueda a su principal musa, no resulta tan desdeñable una propuesta como El cuerpo. La ópera prima de Oriol Paulo está construida a modo de thriller clásico. Si hay una gran distancia entre las expectativas creadas y sus resultados, finalmente el visitando de la película, aunque cuestionable, pueda ser bastante satisfactorio.

Los aspectos visuales de la película tratan constantemente de fastidiar la proyección de la película. Se nota demasiado que estamos siempre en decorados artificiales, quizás habría ayudado una fotografía más cuidada. Al personaje de Belén Rueda ni le sienta bien ni parece ser en absoluto adecuado el vestuario que (des)luce a lo largo de toda la película. Y luego está ese inapropiado intento por dotar de caracterización (seria) a los personajes de Hugo Silva y José Coronado mediante la peluquería.

Pero la verdad es que el relato está lo suficientemente bien construido como para mantener la atención del espectador, que aunque haya momentos que intuya alguno de los giros que se van a producir, no consiga prever exactamente la explicación final de la película. Si a esto sumamos la efectividad de Aura Garrido, la efectividad apurada de Coronado y la precisa aportación de Belén Rueda, atrapada tanto en su vestuario como en un personaje con mínima participación, tendremos un producto que si emula las fórmulas narrativas del cine de género estadounidense, al menos consigue justificar el precio de la entrada.

Eso sí, lo que no consigue es trascender sus propios límites. Ni consigue trascender del thriller de acción para convertirse en un thriller sobrenautral, como fuera Vértigo (1958, Alfred Hitchcock), ni tampoco disimular otra fuente de inspiración tan lograda como fuera Sospechosos habituales (Usual suspects, 1995, Bryan Singer). y en ese sentido sí que podemos que decir que fracasa su director, porque se notan demasiado las fuentes que le inspiran, cuyas premisas simplemente fusiona para transformarlas en algo que quizás él crea que sea nuevo. Sin serlo en absoluto.

Operación E


Título original: Operación E
Año: 2012
País: España & Francia

Dirección: Miguel Courtois
Guión: Antonio Onetti
Producción: Marisa Castelo, Farruco Castromán, ariel Zeitoun & Cristina Zumárraga
Fotografía: Josu Inchaustegui
Montaje: Jean-Paul Husson 
Reparto: Luis Tosar, Martina García… 

drama social a mitad de camino entre un cine épico e intimista

Galardonada con el Premio Ecuméico del Jurado del festival Internacional de Cine de Varsovia, el pasado 7 de diciembre se estrenaba en las salas españolas la coproducción franco-española Operación E. Dirigida por Miguel Courtois y protagonizada por Luis Tosar, la que fuera epopeya real de un desplazado (...) parece encaminada a convertirse en otra epopeya: la de conseguir exhibición en Colombia. Sobre todo una vez que se confirma que el gobierno colombiano ha prohibido su exhibición, a petición expresa de Clara Rojas, alegando que vulnera el derecho de la intimidad.

Clara Rojas es una abogado colombiana, jefa de debate de Íngrid Betancourt, quien aspiraba a la presidencia de la República de Colombia por el Partido Verde Oxígeno. Ambas fueron secuestradas en 2002 por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Liberada el 10 de enero de 2008, durante su cautiverio Clara Rojas dio a luz a su hijo Emanuel. Efectivamente, la inicial del nombre de su hijo es a la que se alude en el título de la película, pero no es él exactamente el protagonista de Operación E. Podemos decir que Emanuel vendría a ser el MacGuffin del guión escrito por Antonio Onetti, porque aunque todo gira en torno a su persona, el protagonista en realidad es José Crisanto Gómez, a quien la señora Clara Rojas debe realmente agradecer que su hijo siga vivo. Al menos si concedemos credibilidad a los hechos que en la película se narran.

No es la primera vez que Miguel Courtois y Antonio Onetti colaboran juntos en una película de estas características. El lobo (2004), 11 M historia de un atentado (2005) o GAL (2006) son algunas de sus películas anteriores, girando todas ellas en torno a hechos reales, todos ellos de corte social, político y hasta histórico. Al menos según un servidor, que una película sea histórica no quiere decir, necesariamente, que haya sucedido tal cual se muestra en la película. Ni aunque estuviéramos hablando de un documental me atrevería a decir que la verdad es tal y como se muestra en una determinada película, puesto que siempre hay muchos puntos de vista sobre un mismo tema. Apurando todavía más, hasta los libros de Historia están sujetos a una cierta subjetividad de quien los ha escrito. Siempre se ha dicho aquello de que la Historia la escriben los vencedores...

Lo que concretamente se relata en Operación E es el periplo por el que pasa José Crisanto cuando las FARC le entrega un bebé, cuya identidad desconoce, para que lo cuide. La situación geográfica en la que José Crisanto y su familia se encuentran hace muy difícil que el recién nacido pueda recibir cuidados médicos, a pesar de que presenta graves síntomas de desnutrición. Arriesgando la integridad de toda su familia y desoyendo a los guerrilleros, José Crisanto decide atravesar la selva y llevar al bebé a un hospital. Ante su estado y que José Crisanto lo presenta como hijo suyo, los asistentes sociales se lo quitan y lo incluyen en un programa de adopción. Años después las FARC le reclama al niño, puesto que han negociado la liberación de su madre, lo que incluye devolverle a su hijo. Pero José Crisanto ya no lo tiene. Su vida y la de su familia vuelven a estar en peligro y ninguno de ellos recibirá siquiera ayuda del gobierno. Todo lo contrario, José Crisanto Gómez acabará en la cárcel. La implicación del propio protagonista de la película, presente en la première española, acredita que, por lo menos de su parte, está bastante satisfecho de la versión que se ofrece de la historia, aunque su físico no sea exactamente como el de Luis Tosar.

Desde mi punto de vista Operación E trata con mucho respeto tanto el secuestro de Clara Rojas, como el nacimiento de su bebé. Un hecho que ni siquiera llega a mostrarse verdaderamente en la película. Se escucha, pero sucede fuera de campo. Nadie interpreta a Clara Rojas, aunque sí hay un bebé que representa a su hijo. Siempre queda claro que la historia no es la de Emanuel, sino la de José Crisanto. Esto me lleva a preguntarme dónde acaba la línea entre lo que uno puede contar y lo que no. ¿No puede José Crisanto compartir su terrible periplo con el mundo? ¿Acaso tiene que preguntar a todos los que han formado parte de su vida? No lo entiendo. Me parece totalmente injusto y desafortunado que la petición de la señora Rojas haya prevalecido, viéndose la voz de José Crisanto de nuevo ahogada por su propio gobierno.

Pero me parece a mi que todo este asunto no se desata por una "vulnerabilidad del derecho a la intimidad", como ha declarado Clara Rojas, sino por un asunto económico. De entrada ella misma relató los detalles de su cautiverio y el nacimiento de su hijo en un libro: Cautiva. Quizás influya el hecho de que no llegara a un acuerdo económico con los productores de Operación E, con los que sí mantuvo contacto durante el proceso de producción de la película. Pero seguro que todo se entiende en el momento en que ella misma confirma que está involucrada en otro proyecto cinematográfico sobre Emanuel. Quizás tenía que haber empezado por aquí y todo estaría más claro.

Si no llega a estrenarse finlamente Operación E en Colombia, propondría que, por coherencia, tampoco se estrene esta otra. Mientras tanto, seguiré recomendando Operación E, y preguntándome cómo es que no ha recibido ni una mísera nominación a los premios Goya, ni al guión ni al montaje, ni a la fotografía ni a Luis Tosar, todos ellos merecidísimos. Es posible que algo huela a podrido en Colombia, pero en España no huele mucho mejor.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Contra todo pronóstico (..) Operación E sí se estrenará en Colombia. (...) El 24 de febrero es la fecha en la que se producirá el estreno de la película, enmarcado en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias.
No concede acción de tutela por no considerar actualmente conculcados derechos fundamentales del menor.
Así consta consta en el fallo que Raquel Aya, juez Primera de Ejecución de Penas de Bogotá, que ha decidido a favor de la exhibición de la película en Colombia porque, según ella, no se conculcan los derechos fundamentales del menor. Entre las voces que se habían lanzado en favor de la proyección de la película, así como en contra de la censura en Colombia, destaca la de Marina Garcés, actual ministra de Cultura, además de la mis propia. Huelga decir que se han anunciado recursos contra este fallo por parte de los representantes de Clara Rojas que insisten "en que los derechos del menor han sido vulnerados por lo que la Procuraduría insistirá ante el tribunal para que se revoque el fallo en primera instancia". Irónicamente, la señora Rojas se lo ha tomado con más calma, pues afirma que "tomar una decisión en caliente es muy complicado. Quiero ver el alcance y ya con base tomar una decisión".

Está claro que Clara Rojas tiene todo el derecho del mundo a la pataleta. Pero sigo sin tener claro si lo que le molesta es que se aluda en la película a acontecimientos y personas que tienen que ver con su vida, o a que no haya podido sacar tajada del asunto, que me sigue pareciendo lo más probable. Además, muy al contrario de lo que ella manifiesta, Emanuel no es un personaje activo en el desarrollo de la trama. Sirve como detonante y se alude mucho a su persona, pero siempre a través del uso de la anáfora, un recurso opuesto a la catáfora, mediante el cual se alude a un personaje que ya no aparece en el relato, pues en el momento en que el campesino lo entrega en el Hospital no se vuelve a ver al pequeño en la película, por lo que dudo mucho que pueda afectar al desarrollo de su persona.

Publicado originalmente en EXTRACINE