Título original: El cuerpo
Año: 2012
País: España
Dirección: Oriol Paulo
Guión: Oriol Paulo & Lara Sendim
Producción: Joaquín Padró & Mar Tarragona
Fotografía: Óscar Faura
Música: Sergio Moure
Montaje: Joan manel Vilaseca
Diseño de producción: Balter Gallart
Decorados: Nuria Muni
Vestuario: María Reyes
Reparto: Belén Rueda, Hugo Silva, Aura Garrido, Juan Pablo Shuk, José Coronado, Nausicaa Bonnín, Cristina Plazas, Oriol Vila, Paco Moreno, Manel Dueso, Jordi Planas, Montse Guallar, Pere Brasó, Aida Oset, Patricia Bargalló, Albert López-Murtra…
por los pelos
En esta serie de películas enmarcadas dentro del género de terror que nos llegan de la mano de la productora Rodar y Rodar, que parecen tener en Belén Rueda a su principal musa, no resulta tan desdeñable una propuesta como El cuerpo. La ópera prima de Oriol Paulo está construida a modo de thriller clásico. Si hay una gran distancia entre las expectativas creadas y sus resultados, finalmente el visitando de la película, aunque cuestionable, pueda ser bastante satisfactorio.
Los aspectos visuales de la película tratan constantemente de fastidiar la proyección de la película. Se nota demasiado que estamos siempre en decorados artificiales, quizás habría ayudado una fotografía más cuidada. Al personaje de Belén Rueda ni le sienta bien ni parece ser en absoluto adecuado el vestuario que (des)luce a lo largo de toda la película. Y luego está ese inapropiado intento por dotar de caracterización (seria) a los personajes de Hugo Silva y José Coronado mediante la peluquería.
Pero la verdad es que el relato está lo suficientemente bien construido como para mantener la atención del espectador, que aunque haya momentos que intuya alguno de los giros que se van a producir, no consiga prever exactamente la explicación final de la película. Si a esto sumamos la efectividad de Aura Garrido, la efectividad apurada de Coronado y la precisa aportación de Belén Rueda, atrapada tanto en su vestuario como en un personaje con mínima participación, tendremos un producto que si emula las fórmulas narrativas del cine de género estadounidense, al menos consigue justificar el precio de la entrada.
Eso sí, lo que no consigue es trascender sus propios límites. Ni consigue trascender del thriller de acción para convertirse en un thriller sobrenautral, como fuera Vértigo (1958, Alfred Hitchcock), ni tampoco disimular otra fuente de inspiración tan lograda como fuera Sospechosos habituales (Usual suspects, 1995, Bryan Singer). y en ese sentido sí que podemos que decir que fracasa su director, porque se notan demasiado las fuentes que le inspiran, cuyas premisas simplemente fusiona para transformarlas en algo que quizás él crea que sea nuevo. Sin serlo en absoluto.
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