lunes, 30 de agosto de 2010

Mi refugio


Título original: Le refuge
Año: 2009
Nacionalidad: Francia

Dirección: François Ozon
Guión: Mathieu Hippeau & françois Ozon
Producción: Chris Bolzli & Claudie Ossard
Fotografía: Mathias Raaflaub
Música: Louis-Ronan Choisy
Montaje: Muriel Breton
Diseño de Producción: Katia Wyszkop
Vestuario: Pascaline Chavanne
Reparto: Isabelle Carré, Lousi-Ronan Choisy, Pierre Louis-Calixte, Melvil Poupaud, Claire Vernet, Jean-Pierre Andréani, Marie Rivière, Jérôme Kircher, Nicolas Moreau, Emile Berling, Dominique Jacquet, Tania Dessources, Maurice Antoni, Sylvie Haurie-Aussel, Arnaud Goudal, Kevin Dorieul, Meie Castanho…

elegir entre el refugio interior o el exterior, sentimiento o evasión

Premio Especial del Jurado en el pasado Festival de San Sebastián, la última obra del parisino François Ozon, Le Refuge, es un exquisito filme intimista que se limita a mostrar, para hacernos pensar.

Mousse (Isabelle Carré) y Louis (Melvil Poupard) son una pareja que comparte camello a domicilio. La madre de Louis (Claire Verment), se encuentra a su hijo, muerto por sobredosis, mientras que Mousse logra salvar su vida y la del hijo que espera, aunque no sabía siquiera que estaba embarazada. La familia de Louis es clara, no desean un descendiente de su hijo, pero no pueden más que dejar la decisión en manos de Mousse.

La ironía dramática que se produce, al no saber Mousse que Louise consumiera una dosis extra más que ella, le impide asimilar no sólo el fallecimiento de su pareja, sino el hecho de que esté embarazada de un hijo suyo, un sentimiento propiciado por el falso refugio al que les tenía relegados la droga que consumían. Si la experimentación física a que le somete el embarazo le ayuda a tomar conciencia de su estado, necesitará algo de ayuda externa para aceptar la muerte de Louis, en uno de los momentos más conmovedores de la película.

François Ozon nos ofrece una bella muestra de cine naturalista, al más puro estilo de Jean Renoir, en la que podemos disfrutar de la magnífica luz de Mathias Raaflaub en su primer trabajo como director de fotografía para un director con el que ya trabajara en siete ocasiones en funciones de eléctrico. Asimismo, el melancólico tema compuesto por Louis-Ronan Choisy, cual hipnótico mantra que se repite en leves variaciones instrumentales y vocales, nos transporta a la perfección al estado de ánimo en el que se encuentra la protagonista.

Resalta la interpretación de Isabelle Carré, realmente embarazada durante el rodaje de la película, capaz de mostrar en su mirada los miedos y contradicciones de Mousse, a sí como su tranquilidad y sosiego una vez toma sus decisiones. Igualmente, Louis-Ronan Choisy, interpretando a Paul, el hermano de Louis, se muestra igual de expresivo, transmitiendo perfectamente sus sentimientos mucho antes de expresarlos y construyendo un personaje completamente creíble, a pesar de sus propios comportamientos contradictorios. No se me escapa la breve intervención de la madre, Claire Vernet, cuya dureza y frialdad deja esconder un amor de madre diferente, pero no por ello, menos comprensible, dadas sus circunstancias.

Sin duda alguna, la cinematografía francesa goza de una envidiable salud apoyada, tan sólo, en la fuerza de las historias que cuenta, que salvo con la excepción de Luc Besson y su entorno, nos ofrece relatos particulares, centrados en personajes locales, cuyos conflictos se pueden extrapolar a cualquier otra cultura haciéndolos universales; en el respeto por el espectador que demuestra al permitirle sacar sus propias conclusiones y no decirle nunca lo que debe pensar sobre sus personajes; y una simple y sencilla belleza que permite que afloren nuestras más primarias emociones.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Centurión


Título original: Centurion
Año: 2010
Nacionalidad: Reino Unido

Dirección: Neil Marshall
Guión: Neil Marshall
Producción: Christian Colson & Robert Jones
Fotografía: Sam McCurdy
Música: Ilan Eshkeri
Montaje: Chris Gill
Diseño de Producción: Simon Bowles
Dirección Artística: Jason Knox-Johnston & Andy Thomson
Decorados: Zoe Smith
Vestuario: Keith Madden
Reparto: Michael Fassbinder, Andreas Wisniewski, Dave Legeno, Axelle Carolyn, Dominic West, Dhaffer L'Abidine, JJ Feild, Lee Ross, David Morrissey, Simon Chadwick, Ulrich Thomsen, Ryan Atkinson, Paul Freeman, Olga Kurylenko, Jake Macken, Dermot Keany, Liam Cunningham, Noel Clarke, Dimitri Leonidas, Riz Ahmed, Imogen Poots, Dylan Brown, Rachael Stirling, Michael Carter, Tom Mannion, Peter Guinness…

romanos a la shakespeare

Anunciada a bombo y platillo a través de la televisión, se estrenaba hace apenas una semana en España, Centurion, lo que parecía ser una puesta a punto del género de romanos, o así es como se venía diciendo.

Para situarnos sólo tenemos que pensar en el comienzo del cómic de Goscinny y Uderzo, Asterix el galo, y trasladarlo a Britania, sólo que sin druidas ni poción mágica, porque allí eran así de brutos. También tenemos que tener en cuanta una cosa más, en esta película los buenos son unos romanos que son atacados por sorpresa en un fuerte fronterizo, del cual el único superviviente es el centurión Quintun Dias ---pronúnciese a la anglosajona, no a la latina--- (Michael Fassbender). Quien tras escaparse se unirá a la IX Legión del general Titus Virilus (Dominic West), que también serán atacados, haciendo a Virilus prisionero y siendo Quintus el único capacitado para liberara a los supervivientes al rescate de su general.

Por más que intento dilucidar cual es el tema de la película no lo consigo, no sé si es más una película de acción cuyo único atractivo es que está ambientada en la época de los romanos, o una película de romanos cuya único aliciente es que se desarrolla en la nieve. Tampoco sé si me están contando la historia de un centurión muy valiente que sale indemne de cualquier situación, o la de una pandilla de romanos que no es capaz de librarse de unos "bárbaros" que no se dejan someter.

No puedo negar que la ambientación, la fotografía y todo el aspecto estético de la película está muy conseguido, la acción está muy bien distribuida y las secuencias están perfectamente rodadas, que lo único que demuestra es que Neil Marshall tiene un buen sentido del ritmo, pero ¿qué quiere contarme? ¿tan sólo pretendía entretenerme durante 90 minutos? No hay nada más allá del maquillaje, el vestuario, las ridículas intenciones de verismo al hablar los bárbaros en un gaélico similar al que probablemente se hablaba en la época, pero entonces no entendiendo porqué los romanos hablan en inglés, ¿no debían, por lo menos, haber aprendido a pronunciar los nombres romanos en latín? Si es muy fácil, es prácticamente como leer español.

No es que uno se olvide de la película una vez vista, es que mientras la estás viendo estás deseando que termine porque, total, ya desde la primera aspiración estilística que les lleva a comenzar la película con un flashforward, se da uno cuenta de que no hay una ética de estilo, porque daba lo mismo que hubiera o no hubiera flashforward, no cambia el sentido de la película ni nos crea expectación sobre lo que va a pasar después porque ¡era un flashforwasrd de apenas ocho minutos! Si ya empezamos la película con un nivel tan bajo de pericia en el uso del lenguaje audiovisual, no podemos esperar más que un producto entretenido. A veces, ni eso.

Publicado originalmente en EXTRACINE

domingo, 29 de agosto de 2010

Origen


Título original: Inception
Año: 2010
Nacionalidad: EE.UU.

Dirección: Christopher Nolan
Guión: Christopher Nolan
Producción: Christopher Nolan & Emma Thomas
Fotografía: Wally Pfister
Música: Hans Zimmer
Montaje: Lee Smith
Diseño de Producción: Guy Dyas
Dirección Artística: Luke Freeborn, Brad Ricker & Dean Wolcott
Decorados: Larry Dias & Douglas A. Mowat
Vestuario: Jeffrey Kurland
Reparto: Leonardo DiCaprio, Joseph Gordon-Levitt, Ellen Page, Tom Hardy, Ken Watanabe, Dileep Rao, Cillian Murphy, Tom Berenger, Marion Cotillard, Pete Postlethwaite, Michael Caine, Lukas Haas, Tai-Li Lee, Claire Geare, Magnus Nolan, Taylor Geare, Jonathan Geare, Thoru masamune, Yuki Okumoto, Earl Cameron, Ryan Hayward, Miranda Nolan, Russ Fega, Tim Kelleher, Talulah Riley, Nicolas Clerc, Coralie Dedykere, Silvie Laguna, Virgile Bramly, Jean-Michel Dagory, Helena Cullinan, Mark Fleischmann, Shelley Lang, Jack Murray, Kraig Thornber, Angela Natheson, Natasha Beaumont, Marc Raducci, Carl Gilliard, Jill Maddrell, Alex Lombard, Nicole Pulliam, Michael Gaston, Felix Scott, Andrew Plaevin, Lisa Reynolds, Jason Tendell, Jack Gilroy, Shannon Welles…

anoche soñé que volvía a Manderlay y el déjà vu

Debo Debo reconocer que estaba tan expectante sobre la última película de Christopher Nolan, Inception, como cualquiera. Ni siquiera el hecho de que estuviera protagonizada por Leonardo Di Caprio, quien ha demostrado sobradamente sus cualidades en algunas de sus últimas películas, iba a predisponerme en contra de la película, pero el caso es que debo ser de los pocos mortales a los que ni la película, ni el sueño, ni el tema, convenció.

No creo que sea culpa del reparto, que me parece fascinante, particularmente la labor del enigmático Tom Hardy, la estimulante presencia de Tom Berenger, la recuperación de Lukas Haas, la breve pero contundente actuación de Pete Postlethwaite ---delatando una de las muchas fuentes de las que bebe Nolan, SOspechosos habituales (The Usual Suspects, 1995, Bryan Singer)---, y, sobre todo, la fascinante presencia de Marion Cotillard, lo mejor de todo el reparto y la única que consigue, realmente, que me crea este artificio audiovisual.

En el otro lado, Leonardo Di Caprio, correcto, pero poco más, demasiado racional, carente del sentimiento que impone Marion Cotillard; pero peor todavía están Joseph Gordon-Levitt, absolutamente superficial, y Ellen Page, aunque en este caso no sólo es ella, es también Ariadne, su personaje el que me cae fatal. Poniéndonos en el caso de que pudiera existir una máquina capaz de meternos en el sueño de alguien ---ningún problema, en su momento ya me creí a pies juntitas la maquinita de borrar recuerdos ideada por Charlie Kauffman para Olvídate de mi (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004, Michel Gondry)---, pero esa excesiva facilidad que muestra ella para asimilar la información, para apropiarse de ella, para meterse en el sueño privado de Cobb cuando este no le ha invitado, para explicar a través de su personaje lo que el guionista ---también Christopher Nolan--- quiere que sepamos por activa y por pasiva, para que no perdamos el hilo de la historia. Muchas, demasiadas explicaciones, nada queda al azar ni a la imaginación, y lo terrible es que luego la gente no lo entiende y discute si fue esto o fue lo otro.

Más que nada porque vistas Inland Empire (2006, David Lynch) o cualquier otra película de Lynch; El almuerzo desnudo (Naked Lunch, 1991, David Cronenberg) o cualquiera de Cronenberg; la serie Lost (2004-2010) o la novela en la que está más que inspirada, la fabulosa La invención de Morell de Adolfo Bioy Casares; Dark City (1998, Alex Proyas), por no decir Matrix (The Matrix, 1999, Andy & Lana Wachowsky) o La vida es sueño de Calderón de la Barca en la que Segismundo se pregunta si fue sueño cuando estaba confinado en una celda y es real su vida ahora que es rey o, por el contrario, fue sueño cuando era rey y la vida se reduce a las cuatro paredes de su celda es la realidad; cualquiera de las novelas de Philip K. Dick en las que el protagonista acaba siempre por preguntarse si está en la vida real o vive dentro de sus propias fantasías, ya sea por efecto de las drogas o de la esquizofrenia; El año pasado en Marienbad (L'année dernière à Marienbad, 1961, Alain Resnais), la inquietante y bella película de Alain Resnais en la que nunca sabremos si estamos viendo el presente, el pasado o el futuro, la imaginación del narrador o su recuerdo; hasta, incluso, Rebecca (1940, Alfred Hitchcock) cuya frase inicial no deja lugar a dudas sobre la intención de Hitchcock de que todo el relato pueda formar parte del sueño de una joven que vive bajo una fuerte represión sexual, al igual que lo hiciera la institutriz de Suspense (The Innocents, 1961, Jack Clayton), la maravillosa obra maestra de Clayton, basada en la novela de Henry James que tan torpemente copia Alejandro Amenábar en Los otros (The Others, 2001); ¿que es lo que aporta entonces Christopher Nolan?

Un diseño de producción fabuloso, con alusiones a Frank Lloyd Wright, sin duda alguna fruto del buen gusto de Guy Dyas, y lo mejor de la película, junto con la fascinante banda sonora de Hans Zimmer, aunque debo decir que resulta más estiulante fuera de la película que dentro, pero porque nunca, nunca, nunca calla. Lo mismo sucede con los innumerables planos con ralentí, cuya reiteración provocan ---en mi persona--- una saturación que acaba por anular el hipotético misterio que pudieran aportar.

También aporta citas pictóricas. Debo decir que me sorprende, en un título que podría adscribirse, por definición, al surrealismo, que no lo haga, que no lo sea. No hay nada surrealista en Inception, porque los sueños a los que se nos somete son total y absolutamente calculados para crear una sensación causa-efecto y que podamos, en todo momento establecer una línea temporal, algo impensable dentro del movimiento surrealista. La ridícula cita a Francis Bacon, no es que me parezca innecesaria es que sólo me la puedo explicar como si fuese un guiño de Christopher Nolan pretendiendo demostrar que sigue influido por la cultura británica que le vio nacer, cosa que ni de lejos. Por último, lo más obvio, lo que se veía hasta en el cartel de la película, la única aportación un tanto surrealista, pero encima, masticada y explicada hasta que pierde todo su encanto, la del holandés Maurits Cornelis Escher. ¿Era necesario que Arhtur dijera "paradoja" antes de empujar al otro al vacío? ¡Si ya lo entendimos cuando se lo explicaba a Ariadne!

No dudo que no voy a convencer a nadie, está claro que la cualidad de Nolan ha sido hacer su película en el momento oportuno. También es probable que vuelva a verla, pero ya en un formato doméstico que me permita verla en su versión original. Pero lo que es en este momento, tan sólo me parece un producto exquisitamente empaquetado, diseñado en forma de cine de acción ---¿era necesario intercalar tantas peleas y explosiones sin sentido?--- que pueda resultar atractivo al público contemporáneo, pero en una caja demasiado grande, con mucho corcho y relleno para que no se estropee su más preciado detalle, Marion Cotillard y el significado de su personaje. ¿Qué más da si gira o no gira si ya sabíamos cómo iba a terminar? (...) Yo ya la he olvidado, como hago con las pesadillas. Nolan no me quita el sueño.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Mamá está en la peluquería


Título original: Maman est chez le coiffeur
Año: 2010
Nacionalidad: Canadá

Dirección: Léa Pool
Guión: Isabelle Hébert
Producción: Lyse Lafontaine & Michael Mosca
Fotografía: Daniel Jobin
Música: Laurent Eyquem
Montaje: Dominique Fortin
Dirección Artística: Patrice Bengle
Vestuario: Michèle Hamel
Reparto: Marianne Fortier, élie Dupuis, Hugo St-Onge-Paquin, Laurent Lucas, Céline Bonnier, Gabriel Arcand, Benjamin Chouinard, Antoine Desrochers, Lenie Scoffié, Paule Ducharme…

la descomposición de la familia

Tras pasar por varios festivales como el de Toronto, Kingston o San Sebastián, se estrena en las pantallas españolas la película canadiense Maman est chez le coiffeur, dirigida por la directora suiza Léa Pool.

Verano de 1966, comienzan las vacaciones de verano, pero este año Élise (Marianne Fortier) y sus hermanos tendrán que enfrentarse a la dura realidad de que su madre (Céline Bonnier) les abandone al no poder soportar que su marido (Laurent Lucas) le engañe, con otro hombre.

Podemos englobar a Maman est chez le coiffeur como una excelente muestra de cine de mujeres dado que está dirigida por una, escrita por otra, Isabelle Hébert, y uno de sus dos productores también es mujer, Lyse Lafontaine, pero no por ello son más condescendientes con el hecho de que Simone Gauvin abandone a su familia para intentar rehacer su vida, siendo, desde mi punto de vista, el proceso de asimilación y adaptación a la nueva realidad que tienen que vivir todos y cada uno de los componentes de la familia su tema principal.

"A veces las palabras hacen más daño que una buena bofetada"

Asimismo, resulta reconfortante que este mirada al núcleo familiar de los Gauvin no se haga desde un punto de vista traumático, sino desde una perspectiva que trata de desdramatizar su situación al mostrar otras familias en un mismo estado de descomposición, por unas causas o por otras.

De entre el reparto destaca la joven y desconocida Marianne Fortier, que lleva con soltura y firmeza todo el peso de la película, mostrando las contradicciones de un personaje fuerte, pero sensible. En el otro lado de la balanza estaría Laurent Lucas, a quien viéramos en películas extraordinarias como Harry, un amigo que os quiere (Harry, un ami qui vous veut du bien, 2000, Dominik Moll)  o Lemming (2005, Dominik Moll), pero que no consigue aquí más que una interpretación superficial, impidiendo que nos creamos su relación con su mujer, ni que sea capaz de engañarla, ni la relación que tiene con sus hijos, ni de nada, rebajando considerablemente la fuerza de la película.

"El césped del vecino siempre se ve más verde"

Lo que sí puedo destacar es la eficacia de la fotografía de Daniel Jobin, que nos transporta a la perfección a finales de los sesenta, ayudado por la exhaustiva dirección artística de Patrice Bengle, más preocupada por la verosimilitud, que por ofrecer un escaparate de reliquias sesenteras. Lo mismo podría decirse del discreto vestuario de Michéle Hamel, que pasa totalmente desapercibido, pero precisamente por la perfecta elección de todas y cada una de las prendas que componen el vestuario, están escogidas por su adecuación a los personajes y la historia que se cuenta. Como debe ser.

Publicado originalmente en EXTRACINE