martes, 17 de agosto de 2010

El silencio de Lorna


Título original: Le silence de Lorna
Año: 2008
Nacionalidad: EE. UU.

Dirección: Jean-Pierre Dardenne & Luc Dardenne
Guión: Jean-Pierre Dardenne & Luc Dardenne
Producción: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne & Denis Freyd
Fotografía: Alain Marcoen
Montaje: Marie-Hélène Dozo
Diseño de Producción: Igor Gabriel
Vestuario: Monic Parelle
Reparto: Arta Dobroshi, Jérémie Renier, Fabrizio Rongione, Alban Ukaj, Morgan Marinne, Olivier Gourmet, Anton Yakovlev, Grigori Manukov, Mireille Bailly, Stéphane Gob, Laurent Caron, Baptiste Somin, Alexandre Trocky, Cédric Lenoir, Cécile Boland, Serge Larivière, Philippe Jeusette, Sophie Leboutte, François Sauveur, Christian Lusschentier, Stéphane Marsin, Laurence Cordonnier, Anne Gerard, Annette Vlosset, Isabelle Dumont, Patrizia Berti, Leon Michaux, Alao Kasongo, Clady Delfosse, Faruque Ahmed, Marie-Ange Pougin…

cuando lo que se desea y lo que sucede no van en la misma dirección

Ganadores de la Palma de Oro en 1999 con el drama terrorífico Rosetta y en 2005 con El hijo (L'enfant), con un considerable retraso se estrena en las pantallas españolas, la última obra de Jean-Pierre y Luc Dardenne, Le silence de Lorna, ganadora del premio al mejor guión en el Festival de Cannes de 2008.

Es realmente impresionante la capacidad de los hermanos Dardenne para asimilar los cambios culturales de la Europa contemporánea cuyo motor parece ser, exclusivamente, la economía y en la que las leyes se adaptan a las nuevas realidades sociales, teniendo como consecuencia el nacimiento espontáneo de nuevos delitos y bandas dedicadas a nuevas variedades de extorsión para aprovecharse de los débiles y necesitados.

Lorna (Arta Dobroshi), albanesa, vive con su marido, Claudy Moreau (Jérémie Renier), belga, un drogadicto que se está desenganchando por agradar a Lorna. Pero ella no le quiere, no porque sea drogadicto, sino porque ni le conoce. Su matrimonio no ha sido más que una farsa de una banda organizada que utiliza a Lorna para que se case, primero con Claudy para obtener la nacionalidad belga y después con un ruso que quiere conseguir el pasaporte europeo.

Fieles a su agresivo estilo descorazonadamente realista y naturalista, los hermanos Dardenne nos introducen directamente en la historia de Lorna y Claudy sin darnos apenas explicaciones, tendremos que descubrir por el comportamiento de los personajes y sus actos, los motivos que les llevan a hacer lo que hacen y a dónde se dirigen. Su desnudo discurso no incluye siquiera música, utilizando siempre y en cada momento el sonido diegético en el que se desarrolla la acción, por sucio y áspero que sea.

El personaje de Lorna, quien un principio parece una mosquito muerta para revelarse después como una femme fatale urbana, resulta una interesante metáfora de la sociedad capitalista en la que nos hemos instaurado que vive por y para el dinero y se mueve en función de lo que tiene que hacer para conseguir el vil metal. Una actitud absolutamente racional por la que se encuentra absolutamente atrapada en un mundo de hombres. El personaje experimentará una evolución, que llega a través de la experimentación física, tras la que aflora la verdadera condición femenina, la mujer, que siente y se niega a aceptar los terribles actos que ha cometido. No quiero decir con esto que los hombres no tengan sentimientos, pero en Le silence de Lorna, ellos no sienten ni padecen, es Lorna la que tiene que cargar con toda la responsabilidad de los actos.

Es indudable que en un discurso tan desnudo, uno de los pilares sobre el que se apoya la película es el del reparto, que realmente se muestra entregado, al competo, con la película, resaltando las interpretaciones de Jérémie Renier ---a quien hemos visto recientemente en un registro muy diferente en El pastel de bodas (Pièce montée, 2010, Denys Granier-Deferre)--- y la de Arta Dobroshi, quien no sabía francés antes del rodaje de la película, y que aunque pueda parecer excesivamente fría y en una primera impresión, se va abriendo a medida que se descompone su personaje.

Me llama particularmente la atención la terrible globalización que parece haberse apoderado de Europa, que lleva a los países europeos ha adoptar las mismas medidas legales, utilizando además los mismos eufemismos para referirse a cuestiones como el aborto, que también es denominado interrupción voluntaria del embarazo, igual que lo hacen los políticos españoles. Puede que este dato me llame la atención porque estoy en España y reconozco las mismas leyes que se mencionan en la película, pero tan sólo porque las han actualizado recientemente en España, siguiendo tan de cerca el mismo patrón que me lleva a plantearme si no las acordaron todos juntos en Bruselas.

Curiosamente, este mismo lunes aparecía en la televisión española una noticia referente a una red que concertaba matrimonios de conveniencia entre ciudadanos españoles y extranjeros en situación irregular. La realidad siempre superando a la ficción.

Publicado originalmente en EXTRACINE

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