viernes, 13 de agosto de 2010

Gutter King


Título original: Gutter King
Año: 2010
Nacionalidad: EE. UU.

Dirección: Keith Alan Morris
Guión: Keith Alan Morris
Producción: Melissa Conrad & Kendra Jones
Fotografía: Matthew Hutchens
Montaje: Gregory Kerrick
Reparto: Zeb Crown, Casey Clark, Erica Ramirez, Blake Logan, Paul Alessi, Ried Arnold, Guiseppe Bagheri, Darryl Baldwin, Franceine Hanson, Arthur L. Braddy III, David Mackey, Anthony Manalang, Erny-Jay Mariquit, Mitch McElroy, Tom McGarry, Owen Miller, Freddie T. Mitchell, Kevin J. O'Neill, G. J. Pilioglos, Mason Sharrow, Ricardo Williams…

violencia que duele

Gutter King es un tremendo drama juvenil en la que la violencia no es un juego, ni un espectáculo, sino una tragedia que aboca sus duras vidas al cuerpo a cuerpo para ganarse la vida, tal y como si se dedicasen a la prostitución.

Will (Zeb Crown) acaba de salir de un centro de menores gracias a que Bob (Casey Clark) se ha responsabilizado de él. A simple vista Bob parece un alma caritativa que se dedica a sacar jóvenes de las calles con la intención de darle una vida mejor, pero sólo lo parece. El propósito de Will es portarse bien e integrarse en su nueva familia, pues no tiene ningún deseo de volver a meterse en ningún lío que le envíe de vuelta al correccional. En su nueva familia tendrá un hermano, Paul (Blake Logan), también salido del centro de menores y con el que, si ya se las había visto anteriormente,se las volverá a ver, pues no está dispuesto a que le quiten el sitio que se ha ganado junto a Bob. Will, además, tiene un nuevo aliciente para portarse bien, BeBe (Erica Ramirez), la vecina de la casa de al lado, cuya corta vida tampoco ha sido fácil. Sin embargo, Will está marcado por la violencia, que le persigue y, aunque sea para ganar dinero, va a seguir formando parte de su vida.

Esta contundente película de un director desconocido para mi, Keith Alan Morris, quien también firma el guión, es un sorprendente filme en el que la violencia es tratada con sumo cuidado y respeto, en oposición a la superficialidad con la que estamos acostumbrados a verla en directores como los futuristas Guy Ritchie, Danny Boyle o David Fincher. Tampoco se acerca a las películas de acción en las que está integrada como una parte más del género que debe alternar secuencias de acción con otras que desarrollen un arquetípico argumento, tal y como si fuese una película musical y necesitara de una canción o coreografía en su punto culminante. Gutter King se acerca más a la sombra de los primeros títulos de Martin Scorsese en el acercamiento a la violencia se hace desde un prisma prudente y responsable, tratando de llegar a entender al personaje y los motivos de su comportamiento. Títulos como ¿Quién llama a mi puerta? (Who's That Knocking at My Door, 1968), Malas calles (Mean Streets, 1973), Taxi Driver (1976) o Toro salvaje (Ranging Bull, 1980) llacen en el germen del arguemnto, aunque estéticamente alude a títulos más recientes como Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990) o Casino (1995), a los que hace un par de guiños en los planos iniciales. No debe ser gratuito que la banda sonora tenga unos curiosos y sugerentes ecos a la música envolvente que compusiera Bernard Herrmann para Taxi Driver.

"Nadie da nada por nada"

Todo el estilo del filme funciona acorde con la psicología de los personajes: la fotografía de Matthew Hutchens es tan dura como sus vidas, el montaje de Gregory Kerrick busca en todo momento el mismo movimiento en el que viven los personajes para realizar el corte, la puesta en escena es tan realista que algunos de los golpes llegan a doler al propio espectador, y la banda sonora está llena de la misma rabia que consume a sus protagonistas.

Una veracidad sorprendente para un equipo técnico que se inicia con esta película, orquestados todos por un director que aprovecha cualquier plano para transmitir sus ideas con la imagen, mejor que con el texto. Son muy sugerentes planos como el del dinero en el suelo, cuando se inicia una de las peleas, que será arrastrado por el viento; la oportuna elipsis cuando BeBe está buscando desesperadamente a Will para evitar que siga peleando por dinero y que le lleva a una encerrona preparada por Paul, en un momento que nos remite a una elipsis similar en Un tranvía llamado deseo (A Streetcar Named Desire, (1951, Elia Kazan) ---en perfecta línea con la admiración que Martin scorsese sintiera por Kazan---; o las simples miradas de los personajes, para las que no se requieren ninguna explicación verbal.

La evolución de estos personajes, tan fuertes físicamente como débiles psicológicamente, nos lleva por unos escenarios totalmente deshumanizados, carentes de compasión y en los que la violencia no es una opción, es una forma de vida en la que el que sobrevive no es sólo el más fuerte, sino también el que aguanta y encaja el golpe, en una variante similar a la prostitución ---pelear por dinero---, en la que el cuerpo y su fortaleza son sus principales enemigos.

Publicado originalmente en EXTRACINE

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