Título original: Please Give
Año: 2010
País: EE.UU.
Dirección: Nicole
Holofcener
Guión: Nicole
Holofcener
Producción: Anthony
Bregman
Fotografía: Yaron
Orbach
Música: Marcelo
Zavos
Montaje: Robert
Frazen
Diseño de producción:
Mark White
Dirección artística:
Lauren Sitzsommons
Decorados: Kim
Chapman
Vestuario: Ane Crabtree
Reparto: Rebecca Hall, Elizabeth Keener, Elise Ivy,
Catherine Keener, Josh Pais, Sarah Steele, Ann Morgan Guilbert, Amanda Peet,
Oliver Platt, Griffin Frazen, Reggie Austin, Scott Cohen, Paul Sparks, Lois
Smith, Thomas Ian Nicholas, Harmonica Sunbeam, Amy Wright, Arthur French, Neal
Lerner, Mandy Olsen, Maddie Corman, Alice Spivak, John Srednicki, Timothy
Doyle, Emma Myles, Rebecca Budig, Romy Rosemont, Kathleen Doyle, Sarah Vowell,
Jason Mantzoukas, Kevin Corrigan, Elizabeth Berridge, Erica Fae, Michael
Techman, Portia, Jason Kingsley, Regina Marie Healy, Creighton James, Maria
Barrientos, Jaime Tirelli, David Weininger…
caridad
interesada
Nunca puedo resistirme a una interpretación de Catherine Keener,
mucho menos cuando se trata de una deliciosa película independiente como Please Give.
Dirigida por Nicole Holofcener, Please Give es una estupenda pequeña película que plantea dos temas como la caridad y el capitalismo que entremezcla con elegancia y sutilidad. Por un lado plantea la caridad como una (falsa) vía de expiación para redimirnos de los pecados que se comete en una sociedad salvajemente capitalista en la que no importa el medio, sino el fin; y por otro lado, denuncia la hipocresía imperante en esta sociedad que nos lleva a justificarnos a nosotros mismos aquellos actos que no podríamos, o nos avergonzaría, contestar si nos preguntara otra persona, y que nos llevan a prestar más atención a la gente que no conocemos que a la que conocemos, a los que tenemos lejos, en lugar de a los que tenemos cerca.
Dirigida por Nicole Holofcener, Please Give es una estupenda pequeña película que plantea dos temas como la caridad y el capitalismo que entremezcla con elegancia y sutilidad. Por un lado plantea la caridad como una (falsa) vía de expiación para redimirnos de los pecados que se comete en una sociedad salvajemente capitalista en la que no importa el medio, sino el fin; y por otro lado, denuncia la hipocresía imperante en esta sociedad que nos lleva a justificarnos a nosotros mismos aquellos actos que no podríamos, o nos avergonzaría, contestar si nos preguntara otra persona, y que nos llevan a prestar más atención a la gente que no conocemos que a la que conocemos, a los que tenemos lejos, en lugar de a los que tenemos cerca.
No voy a desgranar los entresijos de un argumento cuyo principal
atractivo es la evolución de sus personajes, sería destrozar su visionado. Tan
sólo destacar que Abby (Sarah Steele), la hija de Kate (Catherine
Keener) y Alex (Oliver Platt),
quizás por ser todavía adolescente y actuar por instinto, o por carecer de los
prejuicios que los adultos se echan a la espalda con el fin de sobre llevar
aquellas cosas que no pueden o no quieren entender, es la única capaz de vivir
su vida en primera persona, enfrentándose a sus problemas, que son los de la
gente que le rodea, sin preocuparse de los problemas del mundo
que ella sola no puede solucionar.
Un reparto excepcional, encabezado por Catherine Keener, Rebecca Hall y Sarah Steele, aunque quizás llame más la atención
Oliver Platt, por representar un personaje sobrio y alejado de los parámetros
cómicos en los que suele moverse, así como Amanda Pleet,
que consigue conmover a través de un personaje absolutamente superficial,
llegando a mostrar la sensibilidad y sufrimiento de una persona que vive
pensando sólo en su aspecto físico y que, aunque en algunos momentos llega a
ser antipática, no deja de tener sus motivos para actuar como lo hace.
Señalar la capacidad de Nicole Holofcener para ofrecer motivos
visuales que contribuyan a la desmitificación de tabúes, igual
que después va a hacer ella en su relato con la caridad, como la sucesión de
planos en los que Rebecca (Rebecca Hall) pesa, uno tras otro, multitud de
pechos femeninos, mostrándolos como una parte más del cuerpo de una persona,
sin ninguna otra connotación, como lo que son.
Publicada originalmente en EXTRACINE
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