Título original: Repo Men
Año: 2010
Nacionalidad: EE. UU.
Dirección: Miguel Sapochnik
Guión: Eric Garcia & Garrett Lerner, basado en una novela de Eric Garcia
Producción: Mary Parent & Scott Stuber
Fotografía: Enrique Chediak
Música: Marco Beltrami
Montaje: Richard Francis-Bruce
Diseño de Producción: David Sandefur
Dirección Artística: Dan Yarhi
Decorados: Clive Thomasson
Vestuario: Caroline Harris
Reparto: Jude Law, Forest Whitaker, Alice Braga, Liev Schreiber, Carice van Houten, Chandler Canterbury, Joe Pingue, Liza Lapira, Tiffany Espensen, Yvette Nicole Brown, RZA, Wayne Ward, Tanya Clarke, Max Turnbull, Howard Hoover, Robert DOdds, Raff Law, Tremayne Corion, Marty Adams, Daniel Kash, Christian Lloyd, Dominic Cuzzocrea, Carlos Diaz, Imali Perera, Tannis Bunett, Michael Cram, Heather Hodgson, Bruce Gooch, Laytrel McMullen, Ellie Ellwand, Alie Rutty, Kenny Robinson, Jim Annan, Alice Poon, Simon Northwood, Wayne Downer, John MacDonald, Neil Whitely, Marium Carvell, Daniel Lévesque, Michael Grajewski, Zoe Doyle, Philip Nessel, Roland Rothchild, Dennis Akayama, Katie Bergin, Jee-Yun Lee, Tino Monte, John Picard, Kevin Rushton, Alicia Turner, Ciara Jones, Riley Jones, Angelina Assereto, Matt Baram…
más más de lo mismo
Repo Men no es más que una nueva muestra de cine irresponsable, inmoral y antiguo, envuelto en una falsa apariencia de modernidad audiovisual, cargado de violencia gratuita, carente de sentido y aburrido hasta la muerte.
Remy es un atípico cobrador de una empresa que se dedica a vender legalmente órganos humanos, que reemplaza inmediata e inevitablemente cuando sus portadores se retrasan en el pago. Un trabajo que a Remy no le causa ningún problema moral, ni siquiera cuando su mujer le reta con un ultimátum para que cambie la forma en que se gana la vida. Sólo se plantea si lo que hace está bien o mal, cuando él mismo es víctima de la compañía cuando le implantan un corazón tras un accidente laboral.
No me hace falta buscar la edad de Miguel Sapochnik, más que nada porque ha visto las mismas películas que yo, aunque él no tiene toda la culpa de esta recopilación de referencias a títulos como Metropolis (1927, Fritz Lang), Blade Runer (1982, Ridley Scott), Coma (1978, Michael Chricton), Oldboy (2003, Park Chan-wook), Pulp Fiction (1994, Quentin Tarantino), Brazil (1985, Terry Gilliam), Desafío total (Total Recall, 1990, Paul Verhoeven) —están todas puestas en el mismo orden en que aparecen en pantalla. El problema está en la base, en el autor de la novela original, Eric Garcia, que también firma el guión junto con Garrett Lerner, que adaptan de la novela con título tan ridículo como el tema que propone: The Repossession Mambo. El Señor Garcia debe estar descojonándose de risa tras haberse dedicado a la recopilación de personajes, temas y situaciones de las novelas del fascinante escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, más que de las películas mencionadas, y convertirlas en una novela para gente que no lee, de la que encima le pagan los derechos para ser llevada al cine por un auténtico farsante futurista (por no decir fascista, dado que a algunos les molesta mucho), incapaz de disimular sus fuentes visuales, porque no es lo mismo homenaje que plagio (encarnizada discusión para un post aparte). Luego lo del plagio con otra obra de título similar, ni me lo planteo.
El caso es que el señor Miguel Sapochnik no debe haberse leído bien el guión (seguro que hasta en eso emula a los futuristas que rechaban toda palabra escrita), de otra manera no se entiende cómo es tan incoherente de dejar que su protagonista mencione cosas como “un trabajo no es sólo un trabajo“. Y una película no es sólo una película, señor Sapochnik. Puede que las distopías y las especulaciones acerca del futuro de la humanidad en las películas de ciencia ficción que se hicieran en los años ochenta, funcionaran para esa realidad concreta, la era de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, pero, como decía el personaje que interpretaba Patricia Hearst antes de ser asesinada por Kathleen Turner en Los asesinatos de mamá (Serial Mom, 1994, John Waters): “la moda cambia“… y la sociedad también, y lo que funcionaba hace veinte años, no funciona hoy. Soy incapaz de imaginar que, actualmente, nos movamos hacia un mundo en el que se nos haga pagar tan cara nuestra propia salud, no veo indicios, ni en mi país ni en el de Sapochnik. Lo vería coherente si la película se desarrollara en una sociedad bajo un régimen dictatorial, cerrado, absoluto, pero no parece ser así y no me creo esta deshumanización a la que se llega en Repo Men.
El uso de la banda sonora, directamente inspirado por la influencia de la serie CSI: Crime Scene Investigation, en la que se acostumbra a realizar autopsias a ritmo de pop, roack alternativo y trip-hop, asociando la desmembración de un ser humano, su vaciado y, en definitiva, la muerte, con las últimas tendencias musicales, deshumanizándola, pervirtiéndola y quitándole la importancia que tiene, me lleva a recordar los métodos que utilizaban en La naranja mecánica (A Clockwork Orange, 1971, Stanley Kubrick), en la que se asociaba la música de Beethoven con imágenes de guerra, violación y muerte provocando lo que ya sabemos en el pobre Alex (Malcolm McDowell). Lo mismo. Ninguna diferencia. Lo que me queda claro es que a Sapochnink le gusta el Soul, el Rhythm’n'blues, el trip-hop, The Mammas and The Papas y el Canon en Re Mayor de Pachelbel, no así el easy listening y en especial la bossa nova, pues lo asocia con los inhumanos cirujanos que se dedican a cuidar y reparar los órganos dañados para su posterior reutilización.
Ya viendo la película me invade un desagradable tufillo a podrido, algo que entiendo a la perfección cuando busco el nombre del director en Internet, estaba claro que iba a encontrar referencias a otros modernos de pacotilla y, como no podía ser de otra manera, me encuentro que Miquel Sapochnik, antes de convertirse en director de cine con esta ópera prima, se dedicaba a la dirección artística y a dibujar storyboards para, entre algún otro, Danny Boyle, un director que detesto. Acabáramos, ahora lo entiendo todo. Con Boyle habrá aprendido que si no eres capaz de contar una historia, lo mejor que puedes hacer es copiar a tutiplén, poner música molona y mezclarla con las imágenes como si fuera un videoclip, tras haber vestido a tus personajes con una estética cualquiera mientras se pueda disfrazar de creatividad (hueca, nula y vacía).
No me extraña la participación de Jude Law en el proyecto, un actor mercenario, pero efectivo que resuelve su trabajo a la perfección, pero me aturde un poco encontrarme con Forest Whitaker, quien sí es bastante meticuloso con lo que rueda. Refresca encontrar un perfil tan estimulante como el de Alice Braga, aunque lamento, francamente, que, salvo algunas excepciones como Redbelt (2008, David Mamet), no tenga oportunidades tan interesantes en el mercado anglosajón como en el brasileño.
Publicado originalmente en EXTRACINE
Vaya, vaya, parece que el crítico se ha levantado hoy un poco estreñido...
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