lunes, 19 de julio de 2010

Mamut


Título original: Mammoth
Año: 2009
Nacionalidad: Suecia, Dinamarca & Alemania

Dirección: Lukas Moodysson
Guión: Lukas Moodysson
Producción: Lars Jönsson
Fotografía: Marcel Zyskind
Música: Linus Gierta, Erik Holmquist & Jesper Kurlandsky
Montaje: Michael Leszczylowski
Diseño de Producción: Josefin Asberg
Dirección Artística: Josefin Arberg
Decorados: Rasant Phepong
Vestuario: Denise Östholm
Reparto: Gael García Bernal, Michelle Williams, Marife Necesito, Sophie Nyweide, Thomas McCarthy, Natthamonkarn Srinikornchot, Jan David G. Nicdao, Martin Delos Santos, Maria Esmeralda del Carmen, Perry Dizon…

el ser humano como especie en peligro de extinción

Centrándose en dos núcleos familiares, uno del primer mundo y otro del tercero, Mammoth realiza una perspicaz mirada sobre el estado actual de la familia, en particular, y sobre el ser humano, en general.

Leo (Gael García Bernal) y Ellen (Michelle Williams) viven en un amplio y confortable apartamento en Nueva York con su hija Jackie (Sophie Nyweide Bella en Bella [2006, Alejandro Gomez Monteverde]), la que tiene una niñera, Gloria (Marife Necesito), que vive separada de sus hijos que ha tenido que dejar en Filipinas con el objetivo de sacar dinero para construir su propia casa. Mientras los hijos de Gloria no soportan vivir lejos de su madre, Jackie prefiere pasar más tiempo con Gloria que con su propia madre, al estar acostumbrada a vivir sin sus padres, ambos trabajadores y muy ocupados en sus atareadas vidas.

Lukas Moodysson —quien se diera a conocer hace poco más de diez años con a estupenda Fucking Amal (1998, Lukas Moodysson)—, guionista y director del filme, retoma uno de sus temas recurrentes, las relaciones familiares, para constatar que el modelo de familia tradicional no termina de encajar en la sociedad contemporánea, debiéndose más a la incapacidad del ser humano para encontrar un equilibrio que le ayude a aceptar una dura realidad a la vez que encuentra su propio camino interior, su espiritualidad, en una sociedad capitalista que vive de espaldas a todos los valores que defiende.

Moodysson estructura su historia a base de un continuo contraste: la urbe deshumanizada de Nueva York contrasta con la vida rural de Filipinas, la casa de la familia Vidales con la de la familia de Gloria (en construcción), la ausencia de necesidad de Jackie por pasar tiempo con su madre, con la de Salvador (Jan David G. Nicdao) y su hermano que no saben cómo conseguir que su madre vuelva con ellos; Ellen se enfrenta todos los días a la realidad en su trabajo en el hospital mientras que Leo no sabe lo que es al trabajar en una compañía de videojuegos fundada por él mismo, los dinosaurios extinguidos con los seres humanos que pueblan actualmente el planeta o las comodidades del hotel en el que se aloja Leo con las carencias de los habitantes de Bangkok. Dos mundos separados por esa bola de fuego a la que alude Salvador, cuando comenta con su hermano la distancia que les separa con su madre, a pesar de que muchas veces ambos mundos conviven dentro del mismo espacio, algo que sucede tanto en Bangkok, como en New York, como en Manila.

Siguiendo las palabras de Jackie en le planetario cuando dice que “todo está interconectado en el universo“, todas estas ideas contrastadas están enlazadas a través de una cuidada concatenación audiovisual en la que una expresión de un personaje nos adelanta la imagen de la secuencia siguiente; como cuando Gloria dice el nombre de su hijo y en el siguiente plano le vemos a él al otro lado del mundo (literalmente), o como cuando Ellen pregunta “¿a Dios le gustan los seres humanos?“, para pasar a la imagen de un niño herido por arma blanca por su propia madre.

Todas estas imágenes e ideas se muestran con una gran sobriedad narrativa que no nos aleje de un discurso apoyado, principalmente, en las interpretaciones de sus protagonistas y en su capacidad para transmitirnos el vacío interior que experimentan sus personajes, ese mismo sentimiento de insignificancia que viven Jackie y Gloria en el planetario. Puede que entre las interpretaciones destaquen los menores de edad, capaces de una espontaneidad más verdadera, desmejorando, sobre todo, la de Gael García Bernal, que parece adolecer de una falta de empatía con sus compañeros de reparto, no llegando a transmitir ni que es padre, ni marido adúltero, ni friki de los videojuegos.

Aunque muchos hayan querido ver una conexión o parecido con Babel (2006, Alejandro González Iñárritu), sin duda propiciada por la participación de Gael García Bernal y los diferentes escenarios en los que transcurre la acción que permite una variedad lingüística muy interesante, desde mi punto de vista no es una asociación acertada pues en el filme de Iñárritu el tema principal era la incomunicación, siendo más acertado concluir que, a pesar de que hablen diferentes idiomas y provengan de muy diferentes culturas, todos los personajes de Mammoth experimentan el mismo vacío existencial y se entienden sin apenas hablar.

Si tuviéramos que buscar un precedente, aunque no es necesario, sería más acertado aludir a la odiosa, Grand Canyon (1991, Lawrence Kasdan), en la que Kasdan pretendiera mostrar una serie de personajes infelices que encontraban un momento de paz y tranquilidad cuando comparten un espectáculo natural como es el Gran Cañón del Colorado, cuando la mayoría del público —esto está admitido por el propio Kasdan en uno de los documentales que acompañan a la edición del DVD— entendiera que todos los problemas que habían experimentado anteriormente se acabarían a partir de ese momento que les había unido para el futuro.

Lukas Moodysson, mucho más claro en su discurso y en su mensaje, no deja lugar a dudas, el momento de intimidad, paz y sosiego que viven en un momento de la película Leo, Ellen y Jackie es momentáneo, efímero y pasajero y, al igual que hace Ellen al principio de la película, seguirán corriendo sin llegar a ninguna parte.

Publicado originalmente en  EXTRACINE

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