Título original: The A-Team
Año: 2010
Nacionalidad: EE. UU.
Dirección: Joe Carnahan
Guión: Joe Carnahan, Brian Bloom & Skip Woods, basado en la serie de TV creada por Frank Lupo & Stephen J. Cannell
Producción: Stephen J. Cannell, Jules Daly, Tony Scott, Spike Seldin, Iain Smith & Alex Young
Fotografía: Mauro Fiore
Música: Alan Silvestri
Montaje: Roger Barton & Jim May
Diseño de Producción: Charles Wood
Dirección Artística: Michael Diner, Dan Hermansen & Helen Jarvis
Decorados: Elizabeth Wilcox
Vestuario: Betsy Heimann
Reparto: Liam Neeson, Bradley Cooper, Jessica Biel, Quinton 'Rampage' Jackson, Sharlto Copley, Patrick Wilson, Gerald McRaney, Henry Czerny, Yul Vazquez, Brian Bloom, Maury Sterling, Terry Chen, Omari Hardwick, David Huggins, Jacob Blair, Rad Daly, Kyle Riefsnyder, Andrew Coghlan, James O'Sullivan, C. Ernsy Harth, Stefan Arngrim, Christian Tessier, William 'Big Sleeps' Stewart, Marc-Anthony Massiah, Kwesi Ameyaw, Rob Cornway, Gardiner Millar, Anita Brown, Alex Madison, Benny Hernandez, Jimmy Ortega, Bo Anzo, Neil Schell, Leah Carnahan, Michael St. John Smith, Shaw Madson, Katie Boskovich, Sam Radjinia, Billy Wickman, Brendan Penny, Jeanne-Melanie Haasbroek, Tom Butler, John Callahan, Chrales Cooper, Dirk Benedict, Dwight Schultz, Don Knodel, Natalie James, Vince Murdocco, Fraser Aitcheson, Jason Schombing…
testosterona sin refinar
Antes estaba un tanto reacio a las adaptaciones de series de televisión a la gran pantalla, mas vista Miami Vice (2006, Michael Mann) que supera con creces a la serie que le diera origen, distanciándose y convirtiéndose en una nueva lectura actualizada del producto, me animé —está claro que cuando dirige todo un profesional como Michael Mann, la cosa cambia. También tuviera mis reparos con respecto a Los ángeles de Charlie (Charlie’s Angels, 2000, McG), en este caso porque sí era una serie que tenía mitificada, pero de nuevo la distancia sobre el original permitió que pudiera disfrutar de estos nuevos ángeles sin sentirme defraudado en la adaptación, porque no lo era, era un nuevo comienzo. De igual manera, The A-Team se plantea como un nuevo comienzo, un nuevo equipo que aunque sigue el patrón de los personajes de la serie original, adapta las circunstancias de la serie al panorama actual. Y en este caso, ese es precisamente su gran error.
El equipo A, la película, es la historia que en El equipo A, la serie se nos contaba en sus títulos de créditos, la de cómo el Col. John ‘Hannibal’ Smith (Liam Neeson) y sus hombres, eran engañados por sus superiores, para parecer culpables de un delito, a causa del cual se les expulsa del ejército con deshonor. Por consiguiente, la película cuenta las peripecias que necesitan realizar a cabo para descubrir, una vez huyen de las cárceles a los que les han enviado, quien es el verdadero causante de la traición de la que han sido víctimas, además de demostrarlo.
El problema no viene de la comparación, sino del reajuste porque, si en la serie nos caían bien unos ex militares convertidos en mercenarios de las buenas causas era porque habían participado en la guerra de Vietnam ---que quedaba lejana en el tiempo---, ofreciendo la posibilidad de establecer una empatía con unos soldados que, por definición, se les consideraba perdedores. Perdedores dos veces, primero por dejarse engañar por el gobierno para alistarse en el ejército, y segundo por ser la primera guerra perdida por los Estados Unidos de América.
Que los cuatro protagonistas de la película sean militares que han participado en la guerra de Iraq resulta, cuanto menos, un poco incómodo. Por lo menos para poder alejarse de ella y tomársela con humor. Y mucho más cuando estás al tanto de las mentiras sobre las armas de destrucción masiva, las injusticias que se han realizado, los trapos sucios, y, por lo menos en España, la especial sensibilización para con una guerra en la que entramos obligados por un gobierno que desoía las voces de sus ciudadanos y que encima causó bajas españolas civiles. Se que este no es el tema, pero puede dar una idea, por lo menos, de mis motivos para no despertar simpatía por estos individuos, los de la película. Por lo menos a primera vista.
En cualquier caso, uno se deja llevar e intenta dejarse convencer, pero el deliberado intento de emular otra serie, no televisiva sino cinematográfica, la del agente 007 en lo que respecta a la estructura que comienza con una aventura que nada tiene que ver con la trama, para entrar después en la asignación de una misión, que enredará las cosas y les llevará por diferentes países del mundo, no hacen más que alejarme del producto. Sobre todo porque la serie Bond tiene dos componentes principales, uno de ciencia-ficción que les permite especular e ir más allá en sus planteamientos verosímiles, y un segundo componente de humor que te permite alejarte de cualquier realidad y disfrutar del espectáculo. Lo malo es que El equipo A pretende que nos los tomemos en serio, cosa que cuesta un poco dadas algunas peripecias de las que no sólo salen airosos, sino en perfecto estado.
No niego que ciertas secuencias puedan resultar entretenidas, está claro que se han dejado la acción en las secuencias de acción, pero al no tener una sólida base sobre la que apoyarse, cuando digo sólida me refiero a que la serie no giraba en torno a las secuencias de acción, se desarrollaba un argumento que desembocaba (siempre) en la inevitable acción, pero mientras llegaba ese momento, los personajes se iban relacionando y evolucionando. Aquí no hay sitio para la evolución, sólo para el tópico y la frase graciosa.
Me quedo, si acaso, con secuencias como la de los prisioneros viendo una película en 3D y su pavor cuando la pantalla es atravesada (literalmente) por un camión o la del fotomatón, pero no puedo agarrarme a nada más. Los personajes no son más que caricaturas en las que los buenos son muy listos, los malos terriblemente tontos y los militares están representados como si fueran una banda de gángsteres. Ningún comentario sobre los momentos trascendentales de Baracus (Quinton ‘Rampage’ Jackson) y su inclinación al misticismo, tomados a guasa por los personajes y, por extensión, tomándose a la misma guasa a cualquiera que vaya por el mismo camino.
Me llama la atención la presencia del actor Patrick Wilson, que pudimos ver en Watchmen (2009, Zack Snyder) o Hard Candy (2005, David Slade), un actor de grandes recursos, menospreciados en este producto, no lo digo por la película, sino por la baja calidad de su interpretación en este caso. La decadencia de Liam Neeson es evidente, sobre todo porque comenzara su carrera en otros registros, y no lo digo porque esto sea una película de acción, Bruce Willis —considerado antes para el mismo personaje— siempre me ha parecido un actor efectivo en acción o en cualquier otra cosa, y si pensamos en otro actor de los que sólo hacen “cine serio”, no puedo más que remitirme a Jeremy Irons y su participación en filmes como La jungla de cristal 3: la venganza (Die Hard: With a Vengeance, 1995, John MacTiernan) donde demuestra que vale tanto para un roto como para un descosido.
Me matan bromas como el comentario de ‘Hannibal’ acerca del disfraz de Baracus cuando va vestido con las ropas características de Tanzania y no es que le haga gracia —que lo entendería— es que le parece ridículo. Hombre, pues en Tanzania no creo que piensen lo mismo, pero a quién le importa lo que piensen en Tanzania ¿no? Tampoco es que a mi me importe, pero es que la broma tiene su miga porque Baracus es un hombre de color, o como suelen decir en su pueblo, afroamericano, luego probablemente sus familiares ancestrales vivieran en lugares como… Tanzania. Una interpretación, seguro que retorcida para muchos, podría ser que un negro va mejor vestido si viste a la moda americana, o si retorcemos un poco más: ¡qué suerte tuviste chaval, que nos llevamos a tus tatarabuelos de esclavos a Louisiana!
Del personaje femenino ni hablamos, Jessica Biel hace la perfecta función de florero y está claro que está puesta, única y exclusivamente, para el beso final.
Publicada originalmente en EXTRACINE
No hay comentarios:
Publicar un comentario