Título original: Shark Night 3D
Año: 2011
País: EE. UU.
Dirección: David R. Ellis
Guión:Will Hayes & Jesse Studenberg
Producción: Chris Briggs, Mike Fleiss & Lynette Howell
Fotografía: Gary Capo
Música: Graeme Revell
Montaje: Dennis Virkler
Diseño de producción: Jaymes Hinkle
Decorados: Tricia Hinkle
Reparto: Sara Paxton, Dustin Milligan, Chris Carmack, Katharine McPhee, Chris Zylka, Alyssa Diaz, Joel David Moore, Sinqua Walls, Donal Logue, Joshua Leonard, Jimmy Lee Jr., Damon Lipari, Christine Quinn, Kelly Sry, Tuler Bryan…
sangre y vísceras sin humor ni sentido
Con un reparto de cuyos nombres no quiero acordarme, Shark Night 3D es la última propuesta del que fuera director de Final Destination 2 y Final Destinaton 4, David R. Ellis, que también estuviera detrás de la cámara en Cellular, Serpientes en el avión (Snakes on a Plane) y Asylum, todo un espectacular currículo. Tal y como su título nos deja prever, se trata de un producto de terror veraniego para consumidores de palomitas bañadas en sangre, en lugar de la habitual miel.
Y es que un servidor se atreve con este tipo de productos con tal de experimentar el placer de presenciar la muerte y desmembramiento de todos y cada uno del los insoportables protagonistas que son presentados en los primeros quince minutos (me encanta que el primero que caiga sea el deportista aplicado). Además está ese deporte cinéfilo que consiste en reconocer las referencias, fuentes de inspiración o películas plagiadas por los artífices de la película que, en este caso, se fijaron en títulos estupendos del género como La matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, 1974, Joe Dante) y Tiburón (Jaws, 1975, Steven Spielberg). Aunque no se deben despistarse que podrían encontrase con algún inesperado giro de guión.
Y efectivamente, cuando en Jaws había un tiburón a la caza del hombre blanco, o en Jaws 3D, creo recordar que había un par, aquí hay mogollón y encima de distintas especies. ¡Y vuelan! (Siento el spoiler pero tenía que decirlo). Y no sólo eso, sino que también hay pirañas. ¡Mola mazo, colega! Subidón total. Pero no se vayan todavía que aún hay más. Podrán disfrutar con antológicas secuencias absurdas como buscar el brazo de un colega en el fondo del lago de noche, sabiendo ya lo de los tiburones; o el pedazo de momento en que salen a relucir las reglas de Baltimore: “te llevas uno de los míos, yo me llevo uno de los tuyos”, como si fuera algo personal.
En un espectacular giro argumental, al final resulta que los enemigos de este grupo de universitarios que se comportan como adolescentes retrasados no van a ser los dentados depredadores, sino las nuevas tecnologías que llevan al hombre a perpetrar actos sin escrúpulos tan descabellados como los que aquí se narran. No sé, puede que si el planteamiento hubiera aparecido diez años antes me lo hubiera tragado, pero como que ya es un poco tarde para una gesta tan rebuscada.
Y es que si la tarea que llevan a cabo el trío de palurdos de Shark Night 3D -que no voy a desvelar para que puedan disfrutar de la película en todas sus dimensiones- es peregrina, no menos descabellada es la idea que llegaron a discernir los dos guionistas de la película. Por lo demás lo cierto es que las secuencias de terror están bastante bien resueltas, por lo menos son efectivas y sangre y vísceras vais a encontrar a mogollón. Quien sabe, igual acaba convirtiéndose en un clásico del cine Z. Al menos es corta, muy corta.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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