Título original: Mientras duermes
Año: 2011
País: España
Dirección: Jaume Balagueró
Guión: Alberto Marini
Producción: Julio Fernández
Fotografía: Pablo Rosso
Música: Lucas Vidal
Montaje: Guillermo de la Cal
Diseño de producción: Javier Alvariño
Dirección artística: Nina Caussà
Decorados: Nuria Muni
Vestuario: Marian Coromina
Reparto: Luis Tosar, Marta Etura, Alberto San Juan, Pep Tosar, Iris Almeida, Carlos Lasarte, Petra Martínez, Tony Corvillo, Oriol Genís, Manel Dueso, Amparo Fernández…
terror soporífero
Uno de los principales problemas de Mientras duermes es su director, Jaume Balagueró. Pero no porque haga mal su trabajo, al contrario, la factura visual de su película es impecable, sino porque es un cineasta que trabaja siempre sobre la misma premisa: el triunfo del mal. Es lo que sucedía en todas sus anteriores películas, desde Los sin nombre hasta [Rec], lo que hace de cualquiera de sus proyecots sea lo suficientemente previsibles como para saber cómo va a terminar, aunque él no haya sido el responsable del guión. Y es aquí donde me encuentro con el verdadero problema que tengo con Mientras duermes, que el guión escrito por Alberto Marini -que anteriormente estuviera involucrado en proyectos como Darkness (2002, Jaume Balagueró), El segundo nombre (2002, Paco Plaza), Beyond Re-Animator (2003, Brian Yuzna), The Maquinist (2004, Brad Anderson), Frágiles (2005, Jaume Balagueró), La caja Kovak (The Kovak Box, 2006, Daniel Monzón) o Transsiberian (2008, Brad anderson)- no termina de convencerme, pero no tanto por el desarrollo de sus acciones, sino por el discurso que escoge para contar la historia.
Vaya por delante que por mucho que hayan querido jugar con el morbo de que los dos protagonistas, Luis Tosar y Marta Etura, sean pareja en la vida real, me cuesta bastante creer que a nadie -sea hombre o mujer- le vaya a molestar realmente que Luis Tosar se le meta en la cama. Luego de entrada, considero que el casting está equivocado. Al menos con lo que respecta a Luis tosar, que en ningún momento causa rechazo, inquietud o malestar en el espectador (en este), sensaciones que supongo serían las que debería conseguir.
Encuentro francamente erróneo el planteamiento inicial de la historia según el que el propio César (Luis Tosar) es el que nos cuenta la historia como si de un diario se tratara. Puede que sirviera para aquel desagradable personaje que Ángel Jovè interpretara en Bilbao (1978), que sí era bastante desagradable. Quedaba perfectamente claro en la película dirigida por Bigas Luna que se trataba de un perturbado que vivía en su mundo interior, luego no hablaba para el espectador, sino para él mismo. César no parece vivir en su mundo interior, de hecho, está resentido con la sociedad que le rodea. Quizás la falta de vida social le allá vuelto un ser introvertido -digo quizás porque pocas claves se pueden rascar en la película-, por lo que da la impresión de que habla directamente al espectador… a quien no le interesa nada de lo que tenga que decir un paria como este.
Qué decir del fatídico y aburrido recurso de la voice over, típica solución para arreglar aquello que no puedes contar con imágenes o que no sabes cómo transmitir al espectador. Otra cosa son las producciones de cine negro de los años cuarenta y cincuenta, donde se popularizara este recurso, o las típicas películas europeas en las que se utiliza para dar a conocer los pensamientos más íntimos de sensibles protagonistas… que no es el caso. Además en ningún momento llega a contar nada que no sepamos o que no se entienda a la perfección con las imágenes que se nos muestran, resultando un recurso aburrido y reiterativo, como si de un pleonasmo se tratara.
También hay detalles de personaje que no llego a entender. Me parece muy bien que quieran que Clara (Marta Etura) nos caiga fatal -aunque es posible que esto sólo me suceda a mi-, por lo que nos torturan con esa estúpida secuencia del baile cuando llega a casa después de lo que parece haber sido una divertida jornada de trabajo más. Sin embargo, por mucho que el personaje diga después que se levanta en mal estado, lo cierto es que no lo percibo por ningún lado. Debe ser cosas de la interpretación del personaje que hace la actriz, más que de la manera en la que ha estado construido por el guionista, pero lo cierto es que acabo por no soportarla. No si a la larga voy a tener que darle la razón a César.
Tampoco entiendo ese cambio de tono del personaje de la niña chantajista que pasa de ser una aventajada Verano de corrupción (Apt Pupil, 1998, Bryan Singer), a la vecina boba del quinto (el piso me lo invento, es que me gusta como queda la rima…). Por no hablar, de entrada, de esa figura del portero que si bien todavía es un oficio que se practica hoy en día, tampoco es que sea una profesión tan estandarizada como aparece en la película. Bueno, y ya del momento de la fumigación ni hablamos, que parece que de repente estamos en una película de ciencia ficción, si fueran chinchillas lo entendería, pero ¿tanto jaleo por unas lindas cucarachas?
Quizás la única secuencia que realmente me perturba es la de la señora Verónica (Petra Martínez), único momento en el que César es malvado de más y que, de hecho, llega a resultar aterrador y malvado. Debo decir que esta sensación debe más a la estupenda interpretación de Petra Martínez, que a la de Luis Tosar, bastante flojo en toda la película. Por lo que respecta a la intervención de Alberto San Juan, su personaje apesta a no sabíamos qué hacer y nos vimos siete veces Mujer blanca soltera busca (Single White Female, 1992, Barbet Schroeder).
En definitiva, que si como un servidor sintonizan con César debido a los errores de construcción del personaje, puede que encuentren alguna estimulación en determinadas secuencias en las que la maldad se apodera del personaje, pero poco más. Si por el contrario te horroriza, a pesar de que esté interpretado por un mozo tan majo y simpático como Luis Tosar, tampoco te tienes que preocupar mucho, porque con un poco de suerte te quedarás dormido en la proyección.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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