domingo, 20 de noviembre de 2011

11-11-11


Título original: 11-11-11
Año: 2011
País: EE. UU. & España

Dirección: Darren Lynn Bousman
Guión: Darren Lynn Bousman
Producción: Loris Curci, Richard Heller, Christian Molina & Wayne Allan Rice 
Fotografía: Joseph White
Música: Joseph Bishara
Montaje: Martin Hunter
Diseño de producción: Mani Martínez
Vestuario: Toni Martín
Reparto: Timothy Gibbs, Michael Landes, Denis Rafter, Wendy Glenn, Lluís Soler, Brendan Price, Lolo Herrero, Montserrat Alcoverro, Benjamin Cook, Salomé Jiménez… 

que el fin del mundo llegue para los que han hecho esta película

Desconozco sinceramente de dónde procede la expectación originada ante un título como 11-11-11. Sin duda los artífices de la película han sabido especular con el morbo que pueda despertar tan peculiar fecha en el calendario gregoriano, por eso hacen coincidir el estreno de la película con la fecha de su título. Si por un lado podemos afirmar que la película dirigida por Darren Lynn Bousman se suma a la lista de proyectos internacionales en los que se han integrado talento y creatividad españoles y estadounidenses, como The New Daughter (2009, Luis Berdejo), Buried (2010, Rodrigo Cortés)o, más recientemente, Apollo 18 (2011, Gonzalo López-Gallego), pues aunque el director y buena parte del equipo de producción sean norteamericanos, la mayor parte del rodaje se ha realizado en España, participando gran número de técnicos españoles, siendo además una co-producción entre ambos países. Sin embargo, 11-11-11, dista bastante de la calidad de cualquiera de los títulos anteriores.

Quizás lo primero que me llame la atención de la película, no sea tanto que se trata de un título dirigido por el responsable de títulos como Saw II, III y IV, sino de la fuerte influencia en el tono y fondo de su película del cineasta Jaume Balagueró, más de sus primeras películas, Los sin nombre o Darkness, que de Frágiles o [Rec]. Y si un servidor es admirador, pese a sus defectos de la obra del cineasta catalán, lo cierto es que su influencia juega en contra de la película, más que nada porque se puede prever cómo va a terminar. Sobre todo en el momento en que nos acordamos que en todas sus películas triunfa el mal.

Darren Lynn Bousman falla el tiro por partida doble: como guionista y como director. Si la historia comienza como si fuera una versión gótica de cualquiera de las novelas novela de Stephen King con escritor en crisis, enseguida comienza a ir dando tumbos a caballo entre las fabulosas secuencias de apariciones de fantasmas de Suspense (The Innocents, 1961, Jack Clayton) -con mucha menos capacidad para impresionar al espectador-, una versión edulcorada de La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968, Roman Polanski) -pero de pacotilla, claro está- y la imaginería de la inefable serie de televisión Embrujadas (Charmed) -que quizás acabe siendo su influencia más poderosa.

Por muchos sustos ridículos que intercale en medio de la acción, tampoco su puesta en escena consigue atrapar a un espectador que irá perdiendo el interés paulatinamente. Las interpretaciones son flojas, la atmósfera es insípida y las alucinaciones o presencias de criaturas de incierta procedencia son tan aburridas y predecibles que acaban por que deseemos verdaderamente que triunfe el mal y arrase con todos los personajes, o al menos así lo sintió un servidor.

Me es imposible dejar de lado el espinoso tema de la inverosimilitud. Si por un lado no me queda claro si se trata de una familia española que enviaron a uno de sus hijos a los Estados Unidos, o de una familia estadounidense que se instalo en Barcelona, lo que termina por rematar el desbarajuste es que unos personajes hablen en inglés y los otros les contesten en español. Quizás por una vez sea más práctico ver la película doblada, aunque seguro que lo mejor hubiera sido no verla.

Publicado originalmente en EXTRACINE

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