Título original: Hansel & gretel: Witch Hunters
Año: 2013
País: Alemania & EE.UU.
Dirección: Tommy Wirkola
Guión: Tommy Wirkola
Producción: Will Ferrell, Beau Flynn, Chris Henchy & Adam McKay
Fotografía: Michael Bonvillain
Música: Atli Örvarsson
Montaje: Jim Page
Diseño de producción: Stephen Scott
Dirección artística: Stephan O. Gessler, Anja Müller & Andreas Olshausen
Decorados: Bernhard Henrich
Vestuario: Marlene Stewart
Reparto: Jeremy Renner, Gemma Arterton, Framke Janssen, Pihla Viitala, Derek Mears, Robin Atkins Downes, Ingrid Bolsø Berdal, Joana Kulig, Thomas Mann, Peter stormare, Bjørn sundquist, Rainer Bock, Thomas Scharff, Kathrin Kühnel, Cedric Eich, Alea Sphia Boudodimos, Matthias Ziesing, Sebastian Hülk, Vegar Hoel, Jeppe Hoel, Jeppe Laursen, Christian Rubeck, Stig Frode Henriksen, Zoe Bell, Monique Ganderton, Fritz Roth, Lucas Mann, Lucy Ella von Scheele, Isaiah Michalski…
esta pócima está intragable
De los zombies nazis en Noruega a la caza de brujas en Alemania. Salta a la vista que en su salto al cine made in Hollywood de clara vocación mainstream, Tommy Wirkola, responsable de un bodrio insoportable como Zombies Nazis, no se lo ha pensado demasiado con Hansel & Gretel: Witch Hunters. Reincidiendo en los mismos defectos que la película que incomprensiblemente le lanzara al mercado internacional, se sube al carro de las adaptaciones de un cuento clásico de los hermanos Grimm. Le añade esa ya tan manida estética neogótica, lo mezcla con una pizca de acción sangrienta y se parapeta detrás de un par de caras conocidas y ya se cree que tiene la pócima de una nueva franquicia a la que sacar rendimiento. Pero la falta de ingredientes que compensen su escasez de originalidad vuelven la pócima intragable.
Y no estaría mal si no fuera porque Hansel y Gretel: cazadores de vampiros, como se le ha titulado en España, llegan tarde. Bastante tarde. ¿Es que no tienen otra manera de hacer productos que no sea calcar y copiar fórmulas caducas y explotadas hasta la saciedad? El hecho de que el año pasado coincidieran tres Blancanieves en cartelera, la de Tarsem Singh, Mirror, Mirror, la de Rupert Sanders, Snow White and the Huntsman, y la de Pablo Berger, me parece suficiente como para alegar indigestión, saturación y sobredosis de cine basado en cuentos clásicos. Me da lo mismo que no nos hayan contado nunca el cuento así o que tengan un impresionante giro de guión que finalemnte se vuelve más obvio que el final de Titanic. Han conseguido que se me quiten las ganas de me lo vuelvan a contar.
Mira que es difícil, pero Famke Janssen no consigue hacer mínimamente interesante su personaje de bruja piruja (y ya es difícil), a ratos pareciera que se limita a imitar las caras de Angelina Jolie. Jeremy Renner tampoco consigue dotar a Hansel de la misma fuerza y personalidad que proporcionara a Hawkeye en The Avengers o a William Brandt en Mission Impossible: Ghost Protocol. Ni de lejos logra Gemma Arterton a erigirse como una nueva heroína femenina como parece pretender aceptando este tipo de personajes. Y de Peter Stormare ya ni hablamos, porque con cada personaje con el que nos atormenta contribuye a reforzar la idea de que en Fargo no estaba actuando en absoluto, sino que se dejaba ver tal como en realidad era. Me queda el consuelo de que, al menos en lo que a Famke Janssen respecta, ha justificado públicamente que el motivo que le llevó a involucrarse en este proyecto fue única y exclusivamente el de pagar su hipoteca, aunque le torturaré por ello hasta el fin de sus días.
De todas formas, lo más probable es que la culpa no sea sólo de ellos, sino de su director, Tommy Wirkola, autor también del guión de la película, que no parece que estuviera interesado en ofrecer una alternativa al cuento de Hansel y Gretel, sino tan sólo repetir el mismo alarde de originalidad que en su película nazi. Lo que me descoloca es que no acabo de captar en qué modo tengo que disfrutar de Hansel & gretel: Witch Hunters. Por un lado parece realmente estar intelectualmente a la altura de un niño, no tanto por lo elemental de los giros de guión, sino por la manera en la que están presentadas las brujas, que parecen estar diseñadas para asustar (no sé muy bien a quien), lo que me llevaría al modo infantil. Por otro lado, la elevada dosis de violencia de la película me está diciendo que no, que es más el modo encefalograma plano, ideal para adolescentes deseosos de liberar adrenalina. O lo mismo debería estar en el modo nostálgico freak, indicado para adultos que añoran el cine gore.
Que haya algún acierto visual interesante, me refiero sólo a las diferentes formas de destrozar cabezas, que no a la manera en la que están realizadas las secuencias de acción, no justifica en absoluto soportar hora y media de un relato tan aburrido como insoportablemente previsible en un modo cualquiera. Sinceramente, no encuentro ningún pretexto mínimamente interesante como para animar a ver Hansel & Gretel: Witch Hunters que no sea el de desperdiciar tu tiempo y tu dinero.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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