Título original: Las brujas de Zugarramurdi
Año: 2013
País: España & Francia
Dirección: Álex de la Iglesia
Guión: Álex de la Iglesia & Jorge Guerricaechevarría
Producción: Enrique Cerezo
Fotografía: Kiko de la Rica
Música: Joan Valent
Montaje: Pablo Blanco
Diseño de producción: José Luis Arrizabalaga & Biaffra
Vestuario: Paco Delgado
Reparto: Javier Botet, Carmen Marua, Mario Casas, Carolina Bang, Santiago Segura, Hugo Silva, Carlos Areces, Macarena Gómez, Terele Pávez, Pepón Nieto, Enrique Villén, María Barroso, Jaime Ordóñez, Secun de la Rosa, Gabriel Delgado, Julián Valcárcel-Carbonell, Itziar Castro, Beatriz Urzáiz, Manuel Tallafé…
la fiesta del akelarre
Hay cineastas que siempre se necesitan justificarse ante el público, mientras que otros sólo tienen que hacer lo que siempre han hecho para convencer sin dar mayores explicaciones. Buen ejemplo de ello son Pedro Almodóvar y Álex de la Iglesia. Mientras el primero necesitaba darle una y mil vueltas a Los amantes pasajeros, explicando que se trataba de una alegoría de la respuesta de España a la crisis económica, el segundo sólo tiene que proyectar Las brujas de Zugarramurdi y todos podremos disfrutar de un espectáculo tan grotesco, aberrante y disparatado como la propia sociedad española (podría decir en la actualidad, pero hemos cambiado tan poco en el último siglo...).
La última película dirigida por Álex de la Iglesia es una comedia desbocada y desenfrenada que te arrastra igual que los protagonistas arrasan con todo a su paso. Al contrario que en otros títulos previos del director de La comunidad (2000), en los que comenzaba en un tono dramático que poco a poco se tornaba en un disparate, aquí se instala desde el primer momento en una tesitura cómica, grotesca y absurda, como si de una especie de slapstick ibérico cargado de adrenalina se tratara. De esta manera no importa que lo que sucede en la pantalla no se corresponda con una situación real, ni para que podamos digerir algunas situaciones ni para captar su sentido crítico. Por si fuera poco, en la que es su primera película rodada en el País Vasco, consigue darle la vuelta a muchas de las tradiciones vascas, haciendo gala de un extraordinario sentido del humor.
Es posible que en el momento en que comienza el akelarre, perjudique en gran medida el ritmo de la película, más porque por un momento se centra en el lado fantástico por encima del cómico, pero cuando hemos llegando a ese punto ya nos tiene completamente ganados, no sólo con el humor, sino con esa variopinta colección de personajes, interpretados por un fabuloso reparto que sabe captar con la misma precisión y soltura su punto irónico. Sin desmerecer en absoluto a Carmen Maura y Terele Pávez, habituales de su cine, o incluso a Carolina Bang, mucho mejor en esta tesitura que en Balada de trompeta (2010), quien sobresale del reparto es el infatigable Mario Casas, muy superior a su compañero, Hugo Silva. Si los personajes de ambos parten con las mismas características y particularidades, sólo es Casas quien sabe imprimirle un prodigioso sentido del humor, tanto en los juegos de palabras, como en los gags visuales. Lástima que la Academia del cine español no tenga el mismo sentido del humor como para recompensarle con una nominación al mejor actor secundario, porque lo merece. En la misma línea, es una pena que no haya menciones para cameos, porque lo de Santiago Segura y Carlos Areces es absolutamente descomunal, sin desmerecer las prodigiosas aportaciones de María Barranco y Javier Botet.
Podría dedicar alguna líneas en contra del guión, quizás demasiado simple, o de la dirección, relativamente superficial, pero la verdad es que Las brujas de Zugarrarmurdi no pretende engañar en ningún momento, proponiendo un ejercicio destinado única y exclusivamente para la acción y la diversión. Objetivos que cumplen en todo momento y sin mayores problemas, ya desde la secuencia de créditos, que no tiene desperdicio alguno.
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