Título original: Afterparty
Año: 2013
País: España
Dirección: Miguel Larraya
Guión: Miguel Larraya & Fernando Sancristóbal Zurita
Producción: Álvaro Augustín & Tomás Cimadevilla
Fotografía: Pablo Rosso
Música: Lucas Vidal
Montaje: Jordi López
Reparto: Lucho Fernández, Alicia Sanz, Rocía León, Ana Caldas, Juan Blanco, Andrea Dueso, Úrsula Corberó, David Seijo, Coté Soler, Fernando Lueches, Eva Ugarte…
una postfiesta patética
Podría tomarme el mismo tiempo en escribir esta crítica que el que se han tomado Miguel Larraya y Fernando Sancristóbal Zurita en escribir el guión de Afterparty, pero sería muy injusto para los que la lean. Y es que no es lo mismo debutar en el cine con una propuesta sencilla que sólo pretenda entretener, que hacerlo con una historia improvisada y previsible que ni entretiene ni divierte.
Parece mentira que Tomás Cimadevilla y Álvaro Augustín —productor el primero de películas tan divertidas como El otro lado de la cama (2002, Emilio Martínez Lázaro), Torremolinos 73 (2003, Pablo Berger) o El calentito (2005, Chus Gutiérrez); y de un cine de altos vuelos el segundo con títulos en su trayectoria como El laberinto del fauno (2006, Guillermo del Toro), El orfanato (2007, J.A. Bayona), Celda 211 (2009, Daniel Monzón), No habrá paz para los malvados (2011, Enrique Urbizu) o Lo imposible (The imposible, 2012, J.A. Bayona)— se hayan dejado engañar por un par de principiantes que quizás le vendieron un concepto interesante y muy internacional, pero que no han sabido aprovecharlo en absoluto.
Si los personajes son tan planos como la mayoría de los personajes del papel couché cuyo estereotipo explotan, los giros de guión son más previsibles que el rey al lado de una escalón. Si ninguno de los integrantes del reparto merece la pena, tampoco merece mención el equipo artístico, que ni ha conseguido explorar en toda su magnitud los recovecos de la maravillosa casa que les han dejado para rodar. Casi lo más probable es que improvisaran el guión cuando entraron en la casa.
No es que la fiesta sea aburrida y que las supuesta atracción sexual entre los personajes tan absurda como un posado de Ana Obregón, es que ni pega la música ni la fotografía, ni el vestuario ni nada de nada. Lo único bueno que se puede decir es que al menos es corta. Pero aún sí, demasiado larga para lo que quieren contar. Es que ni los montajes televisivos son aceptables y eso que estamos hablando de una producción de Telecinco Cinema. Muchos podrán pensar que me he explayado… pero estoy convencido de que me he quedado corto.
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