domingo, 16 de enero de 2011

Somewhere


Título original: Somewhere
Año: 2010
País: EE.UU.

Dirección: Sofia Coppola
Guión: Sofia Coppola
Producción: G. Mac Brown, Roman Coppola, Sofia Coppola & Jordan Stone
Fotografía: Harris Savides
Música: Phoenix
Montaje: Sarah Flack
Diseño de producción: Anne Ross
Dirección artística: Andrea Rosso & Shane Valentino
Decorados: Fainche MacCarthy
Vestuario: Stacey Battat
Reparto: Stephen Dorff, Elle Fanning, Chris Pontius, Erin Wasson, Alexandra Williams, Nathalie Fay, Kristina Shannon, Karissa Shannon, John Prudhont, Ruby Corley, Angela Lindvall, Maryna Linchuk, Meghan Collision, Jessica Miller, Lala Sloatman, Renée Roca, Aurélien J.C., Lauren Hastings, Amanda Anka, Ellie Kemper, Brian Gattas, Randa Walker, Michelle Monaghan, Sylvia Desrochers, Christopher James Taylor, Silvia Bizio, Noel De Souza, Lisa Lu, Alexander Nevsky, Aida Levy…

ninguna posibilidad de alcanzar el arco iris


Flamante ganadora del León de Oro en el último Festival de Venecia, Somewhere es la última mirada sobre el universo adolescente femenino de Sofia Copola, esta vez vinculada a su relación con un padre perdido dentro de sí mismo, que aunque es un relato bello y denso (...), puede llegar a ser excesivamente intelectual, lo que no parece vaticinar que vaya a ser muy popular.

La primera secuencia de la película no deja lugar a dudas, Johnny Marco (Stephen Dorff) da vueltas en un circuito de carreras en un trayecto que no le lleva a ningún sitio. Metáfora de una existencia entregado al hedonismo, tan sólo consegue conectar con la realidad cuando pasa unos inesperados días con su hija Cleo (Elle Fanning), que a su corta edad está más capacitada para cuidar de su padre, que él de ella.

Es difícil establecer hasta que punto podemos encontrar datos autobiográficos de Sofia Coppola en su película, pero no podemos eludir que la selección de la pareja protagonista puede contener algún guiño a sí misma pues, aunque no haya sido precisamente una niña prolífica en las pantallas en su adolescencia, como Stephen Dorff, sí llegó a participar en algunas de las películas de su propio padre como La ley de la calle (Rumble Fish, 1983, Francis Ford Coppola), The Cotton Club (1984, Francis Ford Coppola) o aquel glorioso cortometraje de Tim Burton, Frankenweenie (1984), antes de protagonizar El padrino, parte III (The Godfather: Part III, 1990, Francis Ford Coppola). Por otro lado, igual que Cloe, conoce desde pequeña los entresijos de una profesión que finalmente se ha convertido también en la suya, aunque sea al otro lado de la cámara.

Precisamente, también en la elección de Elle Fanning, hermana de Dakota Fanning, podemos encontrar otro guiño a la experiencia cinematográfica desde un punto de vista familiar y completamente desmitificado, que no parece entender la fascinación que un ser querido despierta en los espectadores, cuando para ella no es más que su padre. No es nada gratuito que Cleo comente las novelas de Stephenie Meyer, en cuyas versiones cinematográficas participa su propia hermana, ligando ficción y realidad dentro y fuera de la pantalla.

Stephen Dorff defiende muy bien su personaje, pero quizás la que capta toda la atención del espectador sea Elle Fanning, que consigue dotar a su personaje de una profundidad, carisma y encanto tales que algún espectador puede lamentar que no sea la protagonista de toda la película.

Plegándose a las necesidades de su personaje protagonista, Johnny, perdido, desorientado, sin rumbo ni capacidad de reacción, inmóvil ante las cosas que le suceden, Sofia Coppola ancla su cámara al suelo que no mueve en casi ningún plano de la película. Aunque los personajes se salgan del encuadre. Un estilo cinematográfico que parece más oriental que occidental, pero volviendo a las raíces familiares, recordemos que el cine de Akira Kurosawa siempre ha sido uno de los referentes de su propio padre, Francis Ford Coppola.

Si en la mencionada primera secuencia de Somewhere debemos esperar a que el protagonista de tres o cuatro vueltas al circuito por el que corre con su coche, a lo largo de todo el metraje el espectador debe también hacer acopio de toda su paciencia para asimilar un relato en el que debe interpretar las imágenes y acciones que se desarrollan, sacando sus propias conclusiones y tratando de entender a unos personajes que no porque no hablan no cuentan nada, sino que precisamente su silencio transmite, con evidente elocuencia, que no tienen nada que decir.

Estamos pues ante una reflexión, no sobre el medio cinematográfico, sino sobre el supuesto star system de la meca del cine, que parece erigida para crear sueños, cuando sus habitantes no viven más que una pesadilla, tanto los que no alcanzan su sueño de convertirse en estrellas de cine, como los que lo alcanzan de lleno.

Publicado originalmente en EXTRACINE

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