Título original: The
King’s Speech
Año: 2010
País: Reino Unido
& Australia
Dirección: Tom
Hooper
Guión: David Seidler
Producción: Iain Canning, Emilie Sherman & Gareth
Unwin
Fotografía: Danny
Cohen
Música: Alexandre
Desplat
Montaje: Tariq
Anwar
Diseño de producción:
Eve Stewart
Dirección artística:
Netty Chapman
Decorados: Judy
Farr
Vestuario: Jenny
Beavan
Reparto: Colin
Firth, Helena Bonham Carter, Derek Jacobi, Robert Portal, Richard Dixon, Paul
Trussell, Adrian Scarborough, Andrew Havill, Charles Armstrong, Roger Hammond,
Geoffrey Rush, Calum Gittins, Jennifer Ehle, Dominic Applewhite, Ben Wimsett,
Freya Wilson, Ramona Marquez, David Lamber, Jake Hathaway, Michael Gambon, Guy
Pearce, Patrick Ryecart, Teresa Gallagher, Simon Chandler, Claire Bloom,
Orlando Wells, Tim Downie, Dick Ward, Eve Best, John Albasiny, Tomothy Spall,
Danny Emes, Anthony Andrews, John Warnaby, Roger Parrott …
más
allá de un mero discurso
The King’s Speech es el último ejemplo de que la
realeza británica es caldo de cultivo para el celuloide, especialmente cuando
estamos ante una obra tan elegante y conmovedora como la película de Tom
Hooper, que consigue sobresalientes interpretaciones de sus dos protagonistas
principales: Colin Firth y Geoffrey Rush.
La calidad de todos los elementos que componen esta pequeña
obra es tan elevada que hace prácticamente imposible que pase desapercibida, desde
la fabulosa dirección artística y la precisa reconstrucción histórica, hasta la
banda sonora compuesta por Alexandre Desplat —-que también hiciera la partitura
para otra obra real, The Queen (La reina) (The Queen, 2006, Stephen Frears).
Qué duda cabe que como toda obra cinematográfica, el
principal pilar bajo el que se sustenta, el guión de David Seidler, es tan
sólido que permite el lucimiento de todos y cada uno de los integrantes del
reparto, desarrollando además una historia que va mucho más allá del
título y la idea preconcebida que uno puede hacerse antes de ver la película,
pues el discurso del rey es tan sólo la excusa para desarrollar una fabulosa
relación de amistad entre dos hombres que no pueden hablarse en público de la
misma manera que lo hacen en la intimidad.
Sin duda, la trayectoria profesional de Tom Hooper en el medio
televisivo, le ha permitido realizar una dirección en la que no hace alardes ni
concesiones a la espectacularidad. Tan sólo se sirve de un gran angular, unos
encuadres precisos y matizados, la colocación de los actores en el nivel
adecuado para trasmitir superioridad, igualdad o inferioridad y el uso justo y
preciso del movimiento para momentos como esa maravillosa transición temporal
en la que con una leve oscilación pendular de la cámara reansmite la evolución
del alumno sin que parezca que estamos viendo una versión real (en alusión a la
corona) de Pygmalion (1938, Anthony Asquit & Leslie Howard) o la más plebeya My Fair Lady (1964, George Cukor), o el ascenso económico
de Lionel (Geoffrey Rush), tan sólo con cambiar el papel de la pared.
El portentoso trabajo de Colin Firth —-imprescindible verlo
en versión original—- tanto vocal como corporal, y la formidable interpretación
de Geoffrey Rush en un personaje tan comedido como excéntrico hacen realmente
difícil la elección entre uno y otro. Resulta ciertamente gratificante
recuperar a Helena Bonham Carter de las afiladas garras de Tim Burton, para
mostrarnos una impecable interpretación de la reina Elizabeth, a la altura de
aquellos personajes que hiciera para James Ivory en las adaptaciones de E.M.
Forster.
No puedo dejar de mencionar al rico y formidable elenco de
actores de reparto que amparan al trío protagonista, como Michael Gambon que en
sólo dos secuencias transmite a la perfección ese respeto combinado con miedo
que Bertie (Colin Firth) le tiene a su padre, el rey George V, en contraste con
su inanidad cuando está moribundo. Sorprende, también la vitalidad de Guy
Pearce como Edward VIII, el hermano de Bertie —-quizás debería dejar de
trabajar en Hollywood, su resultado es francamente mejor. Claire Bloom como la
reina Mary, Derek Jacobi como el arzobispo Cosmo Lang o el siempre magnífico
Timothy Spall como Winston Churchill, terminan por completar un reparto sólido
y contundente (...).
Pero además de su impecable factura artística —-que le ha
llevado al sexto puesto de lo mejor de 2010 para Extracine y al tercero de nuestro Top 5 de diciembre—-, lo más destacado de The King’s Speech es que siendo una película
sin grandes pretensiones, consigue hacer reír a la vez que hace llorar,
consigue tanto conmover como emocionar, consigue hacer humano a un rey y
divinizar a un hombre vulgar.
Publicado originalmente en EXTRACINE
Actualización: The King's Speech también pone de manifiesto la obligada actualización de personajes públicos que antes del siglo XX no tenían que dar ni siquiera una imagen pública,pues todo los más aparecían en alguna fotografía de un periódico, peor que con la llegada de los medios de comunicación de masas se ven obligados a cuidar muchos aspectos de su personalidad. Este hecho se iría incrementando con la llegada de la televisión o las nuevas tecnologías, de lo que se intuye una crítica a la familia real actual (inglesa), que debiera tomar más que seguir los pasos de Edward VIII, deberían seguir el de George VI.
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