Título original: Kray
Año: 2010
País: Rusia
Dirección: Aleksei
Uchitel
Guión: Aleksandr
Gonorovsky
Producción: Kira
Saksaganskaya
Fotografía: Yuri
Klimenko
Música: David
Holmes
Reparto: Vladimir
Mashkov, Anjorka Strechel, Yulia Poluyan, Sergei Garmash…
los
desastres de la ausencia de información
Entre las películas nominadas a los Globos de Oro, se
encuentra el filme ruso Kray (The Edge), en la categoría de mejor película
extranjera, estando también en la carrera para conseguir una nominación a los Oscar.
Ambientado en la
Siberia posbélica de 1945, Aleksei Uchitel nos cuenta, en su
sexto largometraje de ficción, la historia de Ignat (Vladimir Mashkov) un
antiguo héroe soviético, traumatizado por la guerra y con una fuerte
personalidad dominante, que encuentra una salida a su frustración a través del
manejo de locomotoras. Conocedor de la existencia de una locomotora abandonada
en una isla, parte para intentar recuperarla, encontrándose allí con Elsa
(Anjorka Strechel), una joven alemana que ha pasado todo el período bélico
atrapada en la isla, desconocedora de la guerra que se ha librado.
Como es tradición en la escuela rusa, las interpretaciones
de todos y cada uno de los componentes del reparto no permiten que pestañeemos
a lo largo de un relato más complejo de lo que pueda parecer a simple vista en
el que parece establecerse una metáfora hacia el comunismo pues pareciera que
mientras unos personajes actúan de manera individual, los otros lo hacen de una
manera colectiva.
Una cosa tienen en común el individuo y el colectivo tanto
en la acción interna de la película, como en la sociedad en la que se
desarrolla esta acción, y es la ausencia de información: en el caso de Elsa
porque su retiro involuntario y fortuito en una isla no le ha permitido conocer
los motivos y efectos de una guerra que por el simple hecho de ser alemana
despierta el rechazo del colectivo, y en el caso del colectivo, porque debido a
que viven en la ignorancia a causa de las prácticas del régimen en el que
viven, no les da acceso a la información para juzagar a una persona
individualmente.
El contrapunto de la historia lo ofrece, precisamente, el
pequeño niño alemán, que es el único que acepta a Elsa, y que es el único que
es aceptado por el colectivo, probablemente, porque sí le conocen y que será el
detonante de la rebelión del colectivo.
Técnicamente Kray (The Edge) también es una película de
una factura extraordinaria, desde su ambientación hasta su espectacular
fotografía, sorprendiendo entre un equipo completamente ruso, la presencia del
músico y compositor británico David Holmes, quizás más conocido por sus bandas
sonoras realizadas para el cineasta Steven Soderbergh.
La densidad del relato puede jugar un tanto en su contra,
sobre todo en cuanto a lo que recibir un premio como el Globo de Oro o para un
público excesivamente acostumbrado al ritmo y la acción estadounidense, pero he
de decir que Aleksei Uchitel sabe moverse con la misma soltura en las
secuencias individuales como en las colectivas, en los momentos íntimos como en
aquellos los que se dispara la acción.
A falta de ver una sola de las películas que compiten en la
misma categoría, In a Better World (Hævnen, 2010, Susanne Bier), de haber disfrutado como un
enano la película francesa El concierto (Le concert, 2009, Radu Mihaileanu), de considerar Yo soy el amor (Io sonno l’amore, 2010, Luca Guadagnino) como
la mejor película de las que compiten, lo más probable es que se cumplan los
vaticinios (...) y se lleve su trofeo a casa
Alejandro González Iñárritu por Biutiful (2010), lo que me parecerá igualmente
estupendo (...)
Publicado originalmente en EXTRACINE
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