Título original: John Carter
Año: 2012
País: EE.UU.
Dirección: Andrew Stanton
Guión: Andrew Stanton, Mark Andrews & Michael Chabon, basado en un relato de Edgar Rice Burroughs
Producción: Lindsey Collins, Jim Morris & Colin Wilson
Fotografía: Daniel Mindel
Música: Michael Giacchino
Montaje: Eric Zumbrunnen
Diseño de producción: Nathan Crowley
Dirección artística: David Allday, Ryan Church, James Hambidge, Mark Harris, Phil Harvey, Joseph A. Hodges, John King, Naaman Marshall, Harry E. Otto, Shane Valentino, Dean Wolcott, Robert Woodruff & Scott Zuber
Decorados: Paki Smith
Vestuario: Mayes C. Rubeo
Reparto: Taylor Kotsch, Lynn Collins, Samantha Morton, Willem Dafoe, Thomas Haden Church, Mark Strong, Ciarán Hinds, Dominic West, James Purefoy, Bryan Cranston, Polly Walker, Daryl Sabara, Arkie Reece, Davood Ghadami, Pippa Nixon , James embree, Philip Philmar, Figs Jackman, Emily Tierney, Edmund Kente, Rupert Frazer, Nicholas Woodeson, Kyle Agnew, Don Stark, Josh Daugherty, Jared Cyr, Sean Carrigan, Dusty Sorg, Christopher Goodman, Amanda Clayton, Akima, Joseph Billingiere, Alfred Montoya, Phil Cheadle, David Schwimmer, Arnie Alpert, Ian Ray, Peggy Clements, Evelyn Dubuc, Jhil McEntyre, Daniel O'Meara, Emma Clifford, Oliver Boot, Rebecca Sarker, Philip Arditti, Jon Favreau, Art Malik, Holly Weston, Gary Milner, Cate Fowler, Darwin Shaw, Eileen Page, Simon Evans, Myriam Acharki, Steven Cree, Garry Tubbs, Jeremy Booth, Jill Baker…
un héroe que llega tarde
Así de entrada John Carter me cae bien. No tanto porque se trate de la adaptación cinematográfica de un héroe literario que fuera creado por la pluma de Edgar Rice Burroughs -mucho más conocido por ser el creador de Tarzán-, sino porque su héroe precede y sirve claramente de inspiración para las aventuras galácticas de Georges Lucas o James Cameron. Entiéndase la ironía de mi afirmación pues la línea entre inspiración y copia o plagio son realmente finas e invisibles en algunos casos. De hecho, si el mismo relato de Burrougs también estaba detrás de uno de los más brillantes fragmentos de Heavy Metal (1981, Gerald Potterton), que si no recuerdo mal se acreditaba en el cómic original, desde luego no lo estaba en el patético plagio que suponía Cowboys & Aliens (2011, Jon Favreau), tanto en su versión fílmica que resultó un auténtico fiasco, como en la gráfica que desconozco y permanecerá para siempre en el olvido. Algo que delata la presencia de Jon Favreau oculto en el extenso reparto de John Carter.
Por sí misma John Carter es una película de aventuras lo suficientemente entretenida como para justificar su visionado. Quizás peque un poco de ingenua, o se pierda excesivamente en una trama romántica elaborada con poco acierto, pero tampoco llega a molestar de la misma manera que otras películas con expectativas mucho más altas. Sin embargo, el sabor general que transmite es el de un producto algo rancio que llega algo a destiempo, o quizás se han equivocado con el enfoque global pues también es cierto que quizás hubiera sido una película más atractiva si en lugar de estar tan centrada en su aspecto espacial, lo hubiera estado en el medieval, en la línea, por ejemplo, de Conan, que fuera creado dos décadas más tarde, al igual como lo fuera otro héroe ya cinematográfico, al que también recuerda John Carter, como Flash Gordon.
Pero de la misma manera que Harry Potter se ha impuesto literariamente a Las crónicas de Narnia, que desde mi punto de vista servían de inspiración (por no decir plagio) para la inefable J.K. Rowlings, al aparecer primero (y con esa contundencia) las adaptaciones cinematográficas del mago, quedaron en un segundo plano las de los hermanos Pevensie. Aparte de las cuestiones meramente artísticas entre una saga y la otra, sin duda ha tenido mucha menos repercusión la segunda por parecer un intento de aprovechar la proyección de la primera cuando en realidad sería al contrario, sobre todo en la cultura anglosajona. Lástima que la sociedad abrace cualquier obra que tenga menos de veinte años de vida en detrimento de las que tienen más de cuarenta.
Esto me lleva a determinar que, a pesar de que la película dirigida por Andrew Stanton, pueda llegar a tener una, dos y las secuelas que hagan falta, nunca llegará al nivel emocional que esas otras películas que ha inspirado. Un momento, ¿he dicho Andrew Stanton? ¿Estamos hablando de una película del director de la magnífica Wall-E (2008), o de las no menos interesantes Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003) o Bichos (Bug’s Life, 1998)? Pues igual debiera haber empezado por ahí porque lo que claramente le falta a John Carter es todo aquello que derrochaba Wall-E, así como le sobra, todo lo que el entrañable robot no necesitaba.
Sí, además de aventuras, romance y acción, en John Carter también hay mensaje ecológico, pero al igual que la adaptación llega demasiado tarde al cine, el mensaje se muestra demasiado tarde y muy poco en la película, no llegando a motivar en absoluto al espectador. Y mucho menos las premisas filosóficas y religiosas a las que apunta de una manera bastante superficial y sin querer entrar en muchos detalles. Esto no delata que no quieran hacer un producto con mensaje, sino que querían una película entretenida que no fuera totalmente hueca. Quizás lo han conseguido, pero también es cierto que no creo que a muchos les llegue a importar si John Carter está vivo o muerto, en la Tierra o en Marte. ¿Habría sido todo igual si en lugar de una película Disney hubiera sido más una película Pixar?
Lo que resulta bastante patético es la jugada de dotar de credibilidad a la historia incluyendo en el relato al propio Edgar Rice Burroughs. Y menos mal que al fin y al cabo me ha caído bien, que si me hubiera caído mal, no te digo cómo me habría puesto. Por cierto, que por muchos esfuerzos de los componentes del reparto, todos ellos quedan eclipsado con los personajes creados por CGI. De hecho, que irónico resulta que en una película en la que el sexo femenino tenga una presencia mayoritaria en sus personajes principales, al final se difumine bajo una apariencia extraterrestre.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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