Título original: À bout portant
Año: 2010
País: Francia
Dirección: Fred Cavayé
Guión: Fred Cavayé & Guillaume Lemans
Producción: Cyrill Colbeau-Justin & Jean-Baptiste Dupont
Fotografía: Alain Duplantier
Música: Klaus Badelt
Montaje: Benjamin Weill
Diseño de producción: Philippe Chiffre
Decorados: Ariane Audouard
Vestuario: Marie-Laure Lasson
Reparto: Gilles Lellouche, Roschdy Zem, Gérard Lanvin, Elena Anaya, Mireille Perrier, Claire Pérot, Moussa Maaskri, Pierre Benoist, Valérie Dashwood, Virgile Bramly, Nicky Baude, Adel Bencherif, Vincent Colombe, Chems Dahmani, Grégoire Bonnet, Brice Fournier, Patrice Guillain, Max Morel, Diane Stolojan, David Saada, Arnaud Maillard, Leurence Pollet-Villard, Julie Mouamma, Bénédicte Dessombz, Grégoire Guist'hau, Sylvia Anicone, Frédéric Kontogom, Dorothée Tavernier, Bertrand Disset, Jean-Charles Rousseau, Frédéric Dessains, Sebastien Vandenberghe, Jean Selesko, Sylvain Maury, Marie-Catherine Soyer, Léa Philippe, Angelo Aybar, Jacques Colliard, Frans Boyer, Philippe Couerre, Eric Malo, Arnaud Klein, Jade Breidi…
acción y emoción trepidantes y naturales
El término film noir fue acuñado en realidad por la crítica francesa para referirse al cine policíaco que asimilaba algunas características estéticas del expresionismo alemán en la renovación que el género experimentara en los años cuarenta y cincuenta. Precisamente fueran los cineastas galos los que popularizaron un poco después, en los años cincuenta y sesenta un estilo de cine que retomando los clichés del cine de gángsteres estadounidense, lograban sacar adelante lo que se dio a conocer como el cine polar, en el que las características del cine negro se fusionaban con el naturalismo francés. Casi medio siglo después podemos decir que el género se estuviera renovando con un cineasta como Fred Cavayé, que parece asimilar a su vez, las premisas de la autenticidad y veracidad erigidas con la nouvelle vague, o casi mejor todavía, con el cinéma verité.
Quizás no haya visto ninguna de sus películas previas, pero lo cierto es que experimentando (más que viendo), Cuenta atrás (Point Blank en su título internacional), recordé la misma sensación que experimentara viendo Los próximos tres días (The Next Three Days, 2010, Paul Haggis), que precisamente era un remake de un título previo del cineasta galo: Por elle (2008). En ambas películas tuve la misma sensación de sorpresa, primero, y de angustia, después, al ser arrastrado emocionalmente por una historia imprevisible, pero completamente verosímil y desde luego muy oportuna, al menos en España, después de todo lo sucedido con el juez Garzón.
La fuerza de Cuenta atrás radica en la sencillez de su planteamiento inicial que, tras una primera secuencia de acción resuelta de una manera eficaz en la que, más que la espectacularidad, interviene la imprevisibilidad del azar, nos presenta a la pareja protagonista, Samuel y Nadia Pierret, un celador que se preparar para enfermero y su esposa embarazada. Una pareja normal y corriente que se verá arrastrada por la casualidad a una situación absolutamente límite, que les permitirá descubrir por sí mismos la corrupción del sistema judicial y policial y la facilidad con la que lo que los medios de comunicación (engañados y manipulados) suelen vender como verdad lo que no es más que una cortina de humo en la que la ley y el crimen están separados por una fina línea, invadida por y en ambos sentidos.
Quizás algunos recuerden a Gilles Lellouche por su participación en Pequeñas mentiras sin importancia (Les petits mouchoirs, 2010, Guillaume Canet), que logra en Cuenta atrás un personaje absolutamente desquiciado, pero completamente creíble. La identificación del espectador con él es completa y absoluta desde la primera secuencia. Lo mismo sucede con Elena Anaya, que interpreta a su embarazada esposa y que, aunque tiene mucha menos presencia en la película, ofrece igualmente una interpretación doblemente desesperada, dado que cuando lucha lo hace por dos vidas, la suya y la de su hijo nonato.
Si junto a ellos es obligado destacar la labor de Roschdy Zem, a quien algunos recordarán de títulos como Hors la loi (2010) y London River (2009), ambos dirigidos por Rachid Bouchareb, o la de Gérard Lanvin, entre cuyos últimos se encuentra el drama Le fils à Jo, cabe destacar la interpretación de Mireille Perrier, que si bien no es demasiado extensa, es capaz de transmitir a la perfección todo aquello que su personaje no llega a verbalizar.
Más que una película, Cuenta atrás, es toda una experiencia en la que el espectador que consiga conectar, y se deje arrastrar, llegará a experimentar la misma angustia que sus protagonistas, con el valor añadido de que plantea dilemas a través de situaciones que alguna vez hemos pensado todos, pero que pocas veces se han llegado o se han podido demostrar.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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