martes, 17 de abril de 2012

El niño de la bicicleta

Título original: Le gamin au vélo
Año: 2011
País: Bélgica, Francia & Italia

Dirección: Jean-Pierre Dardenne & Luc Dardenne
Guión: Jean-Pierre Dardenne & Luc Dardenne
Producción: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne & Denis Freyd  
Fotografía: Alain Marcoen
Vestuario: Maira Ramedhan Lévy
Reparto: Thomas Doret, Cécile De France, Jérémie Renier, Fabrizio Rongione, Egon Di mateo, Olivier Gourmet, Batite Sornin, Samuel De Rijk, Carl Jardot, Claudy Delfosse, Jean-Michel Balthazar, Frédéric Dussenne, Myriem Akeddiou, Sandra Raco, Hicham Slaoui, Romain Clavareau, Charles Monnoyer, Jasser Jaafari, Mireille Bailly, Mourad Maimuni, Neda Luga, Laurent Caron, Selma Alaoui, Youssef Tiberkanine, Michèle Romus, Bilal Covino, Valentin Jacob, Lara Persain, Jérémie Segard, Sabrina Mastratisi… 

la nobleza está en el individuo no en la sociedad

Los hermanos Luc & Jean-Pierre Dardenne se van convirtiendo poco a poco en uno de esos valores seguros que nunca defraudan con cada nueva propuesta. Además, tienen la capacidad de evolucionar porque cuando parece que van a ofrecernos otra descarnada muestra de alguno de los episodios más trágicos y deprimentes del ser humano, consiguen ofrecer eso mismo, pero desde un punto de vista optimista y esperanzador. Ganadores del Gran Premio del Jurado en Cannes, así como del premio al mejor guión en los premios del cine europeo, en Le gamin au vélo (El niño de la bicicleta) no se limitan a seguir a su protagonista por su infierno de miserias personales, sino que consiguen darnos una lección sobre la nobleza del individuo, que no es un rasgo que abunde precisamente en la mayoría de la sociedad.

Ciertamente, quizás de tan sencillo, el argumento de la película sea más bien básico, pero quizás ahí se esconda su capacidad para sorprender pues está claro que los hermanos Dardenne juegan con que el espectador siempre va a juzgar a su protagonista tal y como la sociedad le ha enseñado. Pero a pesar de que el camino que emprende Cyril, una vez es rechazado por su irresponsable padre, es el normal para un niño de sus características, unos tan leves como certeros y creíbles giros de guión servirán para demostrar que la distancia entre el comportamiento cívico o el irresponsable se da tan a menudo entre los parias como en los individuos que viven acomodados en la sociedad.

Podemos ya incluir a Thomas Doret, el joven actor que interpreta a Cyril que tuviera una mención especial por su actuación en el festival de Valladolid, como uno más de esos actores infantiles que tan buenas interpretaciones nos ofrecieran en el cine de 2011. Si Jérémie Renier, actor habitual de las películas de los hermanos Dardenne, tiene una aparición breve pero contundente, sí cabe destacar la fabulosa aportación de Cécile De France -mucho más convincente en el cine europeo que en el estadounidense, algunos le recordarán de la película de Clint Eastwood, Más allá de la vida (Hereafter, 2010)-, capaz de transmitir las contradicciones de un personaje que no sabe exactamente porqué reacciona como lo hace.

Más cercana al cine realidad que a cualquier otra corriente, la mayoría de las situaciones están resueltas en planos secuencias en los que la cámara ha sido acomodado según las características concretas de cada uno de los escenarios en los que se ha rodado. Si la fotografía es lo más cercana a la realidad posible, así lo es también la ausencia de cualquier tipo de ornamentación que embellezca la situación o que trate de motivar al espectador con elementos externos. Ni siquiera una banda sonora, salvo por la música diegética que se escucha por los protagonistas o por los tres momentos en los que suena un fragmento del Adagio del Concierto del Emperador de Beethoven. Una pieza que, más que para otra cosa, sirve para cerrar cada uno de los tres actos en los que está distribuida la acción de El niño de la bicicleta.

La reflexión que proponen los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne con su película es más que oportuno, al menos en la sociedad española donde el actual gobierno cuestiona que es la sociedad la que lleva a las mujeres hacia el aborto. Es curioso que la mujer que acoge a Cyril no sea madre, y que su padre se desentienda tan ricamente de él para formar otra nueva familia con otra mujer. ¿Es la sociedad la responsable o son nuevamente los individuos los que se dejan arrastrar huyendo de responsabilidades que no quieren asumir?

Publicado originalmente en EXTRACINE

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