Título original: The Rite
Año: 2011
País: EE.UU.
Dirección: Mikael Hafström
Guión: Michael Petroni, basado en una novlea de Matt Baglio
Producción: Beau Tuohy & Tripp Vinson
Fotografía: Ben Davis
Música: Alex Heffes
Montaje: David Rosenbloom
Diseño de producción: Andrew Laws
Dirección artística: Lóránt Jávor & Stuart Keams
Decorados: Peter Walpole
Vestuario: Carlo Poggioli
Reparto: Anthony Hopkins, Colin O'Donoghue, Alice Braga, Ciarán Hinds, Toby Jones, Rutger Hauer, Marta Gastini, Maria Grazia Cucinotta, Arianna Veronesi, Andrea Calligari, Chris Marquette, Torrey DeVitto, Ben Cheetham, Marija Karan, Rosa Pianeta, Giampiero Ingrassia, Rosario Tedesco, Cecilia Dazzi, Attila Bardóczy, Nadia Kibout, Anita Pititto, Sandor Baranyai, Fabioal Balestriere, Anikó Vincze…
ah, que era una parodia
Tampoco es que Evil (Ondskan, 2003, Mikael Hafström)) fuera una película espléndida, estaba bien, poco más. Pero tras ver The Rite, la última película de Mikael Hafström, lo único que se me ocurre pensar es que al cineasta sueco le ha sucedido lo mismo que ha tantos directores no estadounidenses, que una vez entran en contacto con Hollywood pierden toda su personalidad y capacidad creativa.
No dudo que debe ser muy complicado abordar una película que inevitablemente va a ser comparada con El exorcista (The Exorcist, 1973, William Firedkin), pero no porque haya curas que practiquen cosas tan poco comunes como exorcismos, sino porque precisamente, con la intención de avanzar en su propio argumento, se espera que la hallamos visto para no entretenerse con las explicaciones sobre los asuntos del demonio y las posesiones.
Porque ¿cual es el tema de The Rite? Si es la pérdida de la fe de un casi sacerdote, la verdad es que el planteamiento me parece erróneo de principio, porque desarrollar un argumento partiendo de esa base puede que resulte muy apropiado como paradigma para un guión cinematográfico, pero no precisamente para uno sobre religión pues la fe es, precisamente, la creencia en algo de lo que no se tienen pruebas, de lo que no hay evidencias. Se cree porque se elige creer. Sin más.
Aunque claro, también podríamos afrontar The Rite como un filme de ciencia ficción. No sé qué resulta más fantástico, la flamante sala provista de ordenadores de ultimísima generación que funcionan al tacto y el hecho de que unas modositas mojas sean capaces de utilizarlo como el que corta el pan con la mano, que el hecho de que en el seno de la iglesia se organicen cursos de exorcismo como el que organiza uno de Business English.
Que haya posesión o no, la verdad es que casi que ni lo pongo en duda, también habrán pensado que ya dejara la cuestión clara El exorcismo de Emily Rose (The Exorcism of Emily Rose, 2005, Scott Derrickson). No es que no me importe, es que da lo mismo, porque como película de terror no funciona en absoluto. Tan sólo queda divertirse con la irónica actuación de Anthony Hopkins, a quien debieron dar rienda suelta a todo su gusto por el exceso —-memorable la bofetada a la niña—- y que, indudablemente, debió pasárselo en grande rememorando aquellas interpretaciones que hiciera para películas de terror como Las dos vidas de Audrey Rose (Audrey Rose, 1977, Robert Wise) o Magic (1978, Richard Aatenborough).
Del resto del reparto, por muy estupendos que sean tanto Rutger Hauer, como Ciarán Hinds o Toby Jones, en vano quedan sus esfuerzos cuando el protagonista de la película, Colin O’Donoghue no está en ningún momento a la altura. Tan sólo resaltar que ya parece ser oficial, que Alice Braga está empeñada en participar, aparte de los filmes que haga en su país, en todos los bodrios que le salgan al paso, aunque eso sí, ella siempre sale estupenda.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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