Título original: The Haunting in Conneticut 2: Ghost of Georgia
Año: 2013
País: EE.UU.
Dirección: Tom Elkins
Guión: David Coggeshall
Producción: Paul Brooks & Scott Niemeyer
Fotografía: Yaron Levy
Música: Michael Wandmacher
Montaje: Tom Elkins & Elliot Greenberg
Dirección artística: Jeremy Woolsey
Decorados: Erika Rice
Vestuario: Dane Embree & Jennifer Kamrath
Reparto: Abigail Spencer, Morgana Shaw, Emily Alyn Lind, Chad Michael Murray, Grant James, Katee Sackhoff, Mary Louise Coffee, Lauren Pennington, Sam Polin, Lance E. Nichols, Jaren Mitchell, Cicely Tyson, Brad James, Wayne Pére, Hunter Burke, C. Stuart Rome, John T. Wilson Jr., Adolph Voight, Darrell Frey, Thomas Daniel, Gabe Bourdeaux, Andrea Franke, Idella Johnson, Tyler Humphrey, Michael Daingerfield, Barbara Tyson, Fiona Hogan, Tom Elkins, Peter Forest, Shadoe Knight, Britney Brown, Jimez Alexander, Shamerick Simoneuax…
fantasmas que no se toman la medicación
En un país tan paranoico como los Estados Unidos las conspiraciones parecen instalarse de tal manera en el subconsciente de la población que son incapaces de separarlas de la idea de la que surge una sencilla película de terror. La peregrina serie iniciada con Exorcismo en Conneticut (The Haunting on Conneticut, 2009, Peter Cornwell), nos pone en bandeja una franquicia que pareciera diseñada para luchar contra la especulación bancaria. Luces rojas se encienden en mi subconsciente con el eslogan: ¡no compres casas de segunda mano, sólo casas de obra nueva!
No me cabe duda de que muchos pensarán que es la que es peregrina mi idea, pero es que me resulta imposible digerir una serie de películas absurdas que pretenden vendernos auténticas patrañas como historias reales. Quizás sólo se refieren a la base del relato, en el caso de Exorcismo en Conneticut referente a una funeraria que momificaba a las víctimas de sus sesiones de espiritismo, y en le de Exorcismo en Georgia en relación al jefe de estación que ayudaba a los esclavos que huían del sur durante la guerra de secesión, aunque no a todos…
El hecho de que se lo tomen todo tan asombrosamente en serio, incapaces de añadir sentido del humor, no provoca más que un distanciamiento con el relato. La experiencia adquiere proporciones delirantes en el momento en que intentan dotar de credibilidad a la historia con las fotografías de las personas reales que se supone vivieron la experiencia. Quizás sean quienes viven actualmente en esas casas, pero si seguimos aquel refrán que dice "piensa mal y acertarás", está claro que fueron todas escogidas en un casting de "personas normales" o más bien auténticos paletos de la América más profunda y oscura.
Podría admitir que, efectivamente, podrían ser las personas reales, pero me parece asombrosamente irresponsable que nos vendan su historia y las de los anteriores propietarios de sus casas como historias de fantasmas y posesiones demoníacas. Punto en el que verdaderamente fracasa una película queda reducida a una sucesión de sustos sin sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario