Título original: Skyline
Año: 2010
País: EE.UU.
Dirección: The Brothers Strause (Colin & Greg)
Guión: Joshua Cordes & Liam O'Donnell
Producción: Kristian James andresen, Liam O'Donnell, Colin Strause & Greg Strause
Fotografía: Michael Watson
Música: Matthew Margeson
Montaje: Nicholas Wayman-Harris
Diseño de producción: Drew Dalton
Vestuario: Bobbie Mannix
Reparto: Eric Balfour, Scotie Thompson, Brittany Daniel, Crystal Reed, Neil Hopkins, David Zayas, Donald Faison, Robin Gammell, Tanya Newbould, J. Paul Boehmer, Phet Mahathongdy, Byron McIntyre, Jackie Marin, Tony Black, Eliza Till, James Huang, Erik Rondell, Johnny DeBeer, Lauren Marin, Matt Frels, Pam Levin…
un paisaje desolador
No debería extenderme demasiado en hablar sobre Skyline, más que nada por no perder ni mi tiempo, ni el tuyo. Quién lo iba a pensar después de tan espectacular teaser, al que siguiera un estimulante póster y tráiler, y sugerentes clips, que ubicados dentro de su contexto evidencia una obra absurda. Pero qué me estás contando, ¿que ya están preparando secuela desde antes de su estreno?
La última película de los hermanos Strause, Colin y Greg, profesionales de los efectos especiales antes de convertirse en deplorables cineastas, debe ser una de las pocas películas que dejan la misma impresión en casi todo tipo de espectadores una vez concluye su proyección: una paisaje total de completa decepción y desolación. Y no trato de ser gracioso, sino que es el paisaje que se contemplaba en la cara de todos y cada uno de los asistentes a la proyección con la que fui torturado.
"Se supone que es divertido"
Está claro que cualquier guionista con más de dos dedos de frente abordaría un filme sobre una invasión extraterrietre teniendo en cuenta filmes como Monsters (2010, Gareth Edwards), District 9 (2009, Neill Blomkamp), Expediente X (The X Files, 1998, Rob Bowman) —-la película—-, Mars Attacks! (1996, Tim Burton), Independence Day (1996, Roland Emmerich), Fuego en el cielo (Fire in the Sky, 1993, Robert Lieberman) —-una de las pelcíulas sobre abducciones que más me ha impresionado—- o La guerra de los mundos (The War of the Worlds, 1953, Byron Haskin) —-la antigua, más que la contemporánea—-, algo que Joshua Cordes y Liam O’Donnell, profesionales de los efectos especiales antes de convertirse en deplorables guionistas, no sólo no deben haber tenido en cuenta, sino que les ha traido sin cuidado.
Y no lo digo porque su película copie a estas otras, que en realidad no lo hace —-aparte de las citas a Terminator 2: el juicio final (Terminator 2: Judgment Day, 1991, James Cameron) y Aliens, el regreso (Alliens, 1986, James Cameron) (mira, las dos son secuelas), que evidencian la influencia de James Cameron—-, sino porque ante una premisa inicial como una invasión extraterrestre, al menos el (este) espectador, espera algo que difiera de las anteriores, y no basta sólo con la manera en la que se hace frente a esta invasión —-me refiero a la última secuencia de la película, que justifica la hipotética secuela.
Todos los personajes de la película son tremendamente superficiales —-incluyendo las interpretaciones de todo el reparto—-, pero no como crítica a la sociedad actual, sino más bien porque es el mundo en la que parecen vivir (estos) directores y guionistas. Tampoco se puede rascar ninguna metáfora ni doble intención con esta invasión, ni siquiera la que se pueda sacar del hecho de que cuando ves la luz no puedes dejar de mirarla, justamente como le sucede a algunas personas con la televisión.
La aproximación visual que realizan los hermanos directores no estimula, ni impacta, ni entretiene siquiera. Tan sólo se recuerdan o agradan algunos momentos o imágenes como la de Candice (Brittany Daniel) dándose cuenta de que su maridito, Terry (Donald Faison), le es infiel con su asistente, Denise (Crystal Reed), en medio de la invasión alienígena.
Puede que el descubrimiento de que ciertas partes de los extraterrestres, por donde absorven y succionan a los humanos, que imitan los labios vaginales femeninos pueda excitar o divertir a algún espectador, pero ni siquiera se puede sacar una conclusión semántica, como si se tratara de una parábola sobre la progresiva conquista del sector femenino en puestos de responsablidad, sobre todo en la televisión (otra vez la tele).
Pero aparte de la sensación de pérdida de tiempo y de dinero, lo peor de Skyline no es ni el guión, ni la dirección, ni la interpretación, sino el hecho que no se siente absolutamente nada durante la proyección de la película.
Me dirijo a continuación a cualquier forma de vida inteligente fuera de la vía láctea para solicitar que si tienen planeado invadir nuestro deteriorado planeta, tengan en consideración comenzar por los lugares de residencia de los guionistas y directores de Skyline, siendo estos últimos también los responsables de Alien vs. Predator 2 (2007) (otra secuela). Gracias por su atención y consideración, tanto a los del expacio exterior, como a los del interior.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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