Título original: Astro
Boy
Año: 2009
País: Hong Kong, EE.UU.
& Japón
Dirección: David
Bowers
Guión: Timote
Harris & David Bowers, basado en un cómic de Osamu Tezuka
Producción: Maryann
Garger
Fotografía: Pepe
Valencia
Música: John Ottman
Montaje: Robert Anich Cole
Dirección artística:
Jake Rowell
Vestuario: Jane
Poole
Reparto: Kristen
Bell, Nicolas cage, Samuel L. Jackson, Charlize Theron, Bil Nighty, Elle
Fanning, Alan Tudyk, Freddie Highmore, Donald sutherland, Madeline Carroll,
Eugene Levy, Nathan Lane, Ryan Stiles, Matt Lucas, Dee Bradley Baker, David
Alan Grier, Sterling Beaumont, David Bowers, Newell Alexander, Victor Bonavida,
Tony Matthews, Bob Logan...
un manga
en tonos pastel
Producida entre Hong Kong, Japón y los Estados
Unidos, la adaptación de la que fuera la primera serie anime de un manga, Astro Boy, le queda un poco grande a David Bowers, quien por otro lado,
hiciera un digno debut en el largometraje de animación con Ratónpolis (Flushed Away, 2006).
Aunque Astro Boy pueda ser visualmente muy
interesante y aportar sugerentes planteamientos éticos y filosóficos como el
enfrentamiento entre una deshumanización sociedad instalada en la cultura del
bienestar absoluto y un ejército de robots que, precisamente, resultan más
humanos que los seres vivos; la relación padre e hijo similar a la que
mantuviera Geppetto con Pinocchio, aunque invirtiendo en este caso la fórmula,
pues si el zapatero tenía la capacidad de querer a su muñeco como si fuera su
propio hijo, el Dr. Tenma, no puede hacer lo mismo con un robot que él mismo ha
creado a partir del ADN de su hijo fallecido (indirectamente) por su culpa; o
unas simpáticas referencias a títulos de ciencia ficción como Metropolis (1927, Fritz Lang), Frankenstein (1931, James whale) o La guerra de las galaxias (Star Wars, 1077, George Lucas); el equipo de la película no consigue paliar otras
carencias, principalmente de forma y significado.
La primera de estas faltas es un malogrado uso del
tiempo, pues tendremos que prestar mucha atención para percatarnos si la acción
transcurre en dos días o en dos meses. Una vez se produce el accidente en el
que fallece el hijo del doctor Tenma, cualquiera pensaría que construye el
robot en la misma noche, hasta que un personaje especifica que llevan varios
días en la (re)construcción de su hijo. Una especificación que no vuelve a
producirse durante el resto de la película, confundiendo al espectador a lo
largo del relato.
Otro recurso tan característico del cine de
animación, como es la prosopopeya, no llega a confundir, pero sí deja un
regusto extraño, pues podrían haberse esforzado un poquito más y desarrollar
una manera específica para la comunicación de Astro Boy con los otros robots,
más que nada porque los humanos no se comunican de la misma manera que lo hace
él con los robots, generando una rara sensación de irrealidad cuando robots
hablan y humanos no les entienden y viceversa, salvo cuando es para recibir
órdenes, cosa para lo que sí están programados. Quizás se habría resuelto
copiando el recurso por el que se relacionan C-3PO y R2-D2, ya puestos. Además,
el uso, excesivamente cómico, que se hace de los engendros mecánicos en
general, más parecido a Jar Jar Binks que a C-3PO, no favorece su simpatía,
sino todo lo contrario.
Qué decir del anacrónico uso de la canción de
Supergrass, entiendo que a David Bowers, como británico que es, le encante la
traviesa banda de Oxford, y aunque a mi mismo me volviera loco en su momento
uno de sus mayores éxitos, Alright, no entiendo muy bien lo que hace dentro
de la banda sonora de Astro Boy.
Hay cosas interesantes como la toma de conciencia de
Astro Boy de su nueva realidad, o la mutación del robot con la energía roja y
su apropiación de la energía que encuentra a su paso —-momento que se intuye
bastante cercano a su original—-, pero estos aspectos de la película quedan
soterrados en un desesperado deseo deliberado porque la película llegue tanto
al público infantil como al adulto —-de la misma manera que puedan haberlo
hecho películas recientes como Cómo entrenar a tu dragón (How to Train Your Dragon, 2010, Dean DeBlois & Chris Sanders) o la memorable Toy
story 3 (2010, Lee Unkrich)—-, volviendo a fracasar al no saber encontrar un equilibrio adecuado
entre ambos sectores, o por la falta de recursos para hacerlo tan bien como los
mencionados.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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