Título original: Super 8
Año: 2011
País: EE.UU.
Dirección: J.J. Abrams
Guión: J.J. Abrams
Producción: J.J. Abrams, Bryan Burk & Steven Spielberg
Fotografía: Larry Fong
Música: Michael Giacchino
Montaje: Maryann Brandon & Mary Jo Markey
Diseño de producción: Martin Whist
Dirección artística: David Scott & Domenic Silvestri
Decorados: Fainche MacCarthy
Vestuario: Ha Nguyen
Reparto: Joel Courtney, Kyle Chandler, Elle Fanning, Riley Griffiths, Ryan Lee, Gabriel Basso, Zach Mills, Jessica Tuck, Ron Eldard, Amanda Michalka, Andrew Miller, Jakob Miller, Jade Griffiths, Britt Flatmo, Glynn Turman, Noah Emmerich, Richard T. Jones, Amanda Foreman, David Gallagher, Brett Rice, Michael Giacchino, Beau Knapp, Bruce Greenwood, Dale Dickey, Jack Axelrod, Dan Castellaneta, Ben Gavin, Jay Scully, Michael Hitchcock, James Hébert, Thomas F. Duffy, Teri Clark, Tom Quinn, Kate Yerves, Caitriona Balfe, Koa Melvin, Tom Williams, Bingo O'Malley, Tony Guma, Robert B. Quiroz, Jason Brooks, Tim Griffin, Marco Sanchez, Emerson Brooks, Jonathan Dixon, Patrick St. Esprit, Greg Grunberg, Katie Lowes…
unos extraordinarios valores añadidos
En su tercera película como director, J.J. Abrams ha desarrollado un proyecto tan personal como deudor del espíritu de las obras de la primera etapa de Steven Spielberg como Encuentros en la tercera fase (Close Encounters of the Third Kind, 1977) o ET, el extraterrestre (E.T.: The Extra-Terrestrial, 1982). Está claro que las expectativas creadas por Super 8 eran altas y grandes, pero debo decir que, por lo menos a un servidor, no sólo las ha colmado, sino que las ha superado con creces.
J.J. Abrams ofrece una montaña rusa de sensaciones, emociones y sentimientos en la que hay sitio para el drama y el humor, la ciencia-ficción y el terror, la nostalgia y el enfrentamiento con los miedos de la sociedad actual, además de una propia lectura metacinematográfica. Lo sensacional de su propuesta es que si sólo quieres ver en Super 8 una propuesta divertida para pasar el rato, un espectáculo pirotécnico para entretenerte, podrás verlo. Pero si te gusta ir más allá y buscar una relación entre lo que les pasa a un grupo de adolescentes cuando son testigos de un tremendo accidente ferroviario que deja escapar una fuerza incontrolable y la realidad estadounidense que se empeña en una cruzada contra el eje del mal, también lo vas a encontrar.
Y todo esto a través de una absolutamente impresionante y asombrosa reconstrucción que Martin Whist realiza, no ya de esos finales de los setenta, sino del particular universo que Steven Spielberg desarrollara tanto en su cinematografía como director a través de las obras anteriormente citadas, como en otras que produjera como Poltergeist (1982, Tobe Hooper) o Gremlins (1984, Joe Dante). Una labor que consigue la coherencia perfecta gracias a la luz (y oscuridad) de Larry Fong, director de fotografía de varios episodios de Perdidos (Lost, 2004-2010, J.J. Abrams, Jeffrey Lieber & Damon Lindelof), así como de 300 (2006), Watchmen (2009) o Sucker Punch (2011), las tres dirigidas por Zack Snyder
Y qué decir de la magnífica labor de todos y cada uno de los componentes del reparto, los adultos y los niños, teniendo al frente a Joel Courtney en su primer papel cinematográfico y como compañera de reparto al auténtico monstruo de la película: Elle Fanning, que puede que la conozcamos de otros títulos recientes como El curioso caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button, 2008, David Fincher) o Somewhere (2010, Sofia Coppola), en la que ya brillara por encima de Stephen Dorff, pero que consigue dejarnos con la boca abierta en todas y cada una de las secuencias en la que aparece. Carismática, misteriosa, sensible, emotiva, Elle Fanning se revela definitivamente en Super 8 como un auténtico animal cinematográfico que no sólo cautiva la cámara, sino que les roba el plano a todas y cada una de las criaturas con las que lo comparte, ya sean humanos o extraterrestres.
Puede que en estos momentos esté escribiendo con mi adrenalina exaltada y desbocada. Es cierto que el último tercio de la película quizás pierda un poco de ritmo. Pero es que, aparte del hecho de que J.J. Abrams consigue emular a su mentor sin caer en sus excesos sensibleros, me he quedado completamente asombrado de que los mejores momentos de Super 8 no sean, precisamente, esas espectaculares secuencias llenas de acción y efectos especiales, sino las más íntimas, aquellas en las que se desarrolla la trama que une a Joe Lamb (Joel Courtney) y su padre con Alice Dainard (Elle Fanning) y el suyo. Traumas que comparten con todo el pueblo estadounidense y que no podrán superar hasta que no entiendan que el enemigo sólo es enemigo hasta que le tiendes la mano.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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