Título original: Drive Angry
Año: 2011
País: EE.UU.
Dirección: Patrick Lussier
Guión: Todd Farmer & Patrick Lussier
Producción: René Besson & Michael De Luca
Fotografía: Brian Pearson
Música: Michael Wandmacher
Montaje: Devin C. Lussier & Patrick Lussier
Diseño de producción: Nathan Amondson
Dirección artística: Zach Banfma & William Budge
Decorados: Kristin Bicksler
Vestuario: Mary E. McLeod
Reparto: Nicolas Cage, Amber Heard, William Flichtner, Billy Burke, David Morse, Todd Farmer, Christa Campbell, Charlotte Ross, Tom Atkins, Katy Mixon, Wanetah Walmsley, Robin McGee, Fabian C. Moreno, Edrick Browne, Marc Macaulay, Pruitt Taylor Vince, Julius Washington, Jamie Teer, Bryan Massey, Timothy Walter, Kent Jude Bernard, Brent Henry, Gerry May, Sherri Talley, Arianne Martin, Con Schell, Nick Gomez, Joe Chrest, Oakley Lehman, Thirl Haston, Jake Brake, Tim J. Smith, Jeffrey J. Dashnaw, Tim Trella, James Hébert, Kenneth Wayne Bradley, Hendrick Hudson, Michael Papajohn, April Littlejohn, Henry Kingi, Simone Levin, Shelby Swatek, Kimberly Shannon Murphy…
no hay lluvia que nos libere de esta peste o la obra del alumno tonto (y retrasado) de Tarantino
Enfadado, no. Desbocado parece Nicolas Cage que conduce su carrera directamente a la combustión espontánea, más que a la autodestrucción. Quizás la mala implantación de sus injertos capilares ha producido un deterioro en sus capacidades intelectuales, que le han llevado a mermar considerablemente la calidad, no sólo de sus propias interpretaciones, sino de los títulos en los que participa como Drive Angry, la película de Patrick Lussier en la que comparte protagonismo con Billy Burke, William Fichtner y David Morse.
Aparte de la alusión directa a Die Hard en el juego de palabras del título de la película, podemos encontrar otra alusión, que probablemente encontrarán un tanto retorcida, pero que desde mi punto de vista puede evidenciar eldespropósito de unos ingenuos cineastas que no deben tener más relación con el cine que aquellos productos en los que trabajan. Por un lado, el director, Patrick Lussier, se encargara previamente de editar títulos como Mimic (1997, Gillermo del Toro), Halloween: H20. Veinte años depués (Halloween H20: 20 Years Later, 1998, Steve Miner) o The Eye (Visiones) (The Eye, 2008, David Moreau & Xavier Palaud), además de la mayoría de títulos relacionados con Wes Craven, desde La nueva pesadilla de Wes Craven (Wes Craven's New Nightmare, 1994) hasta Scream (1996) y sus dos primeras secuelas, incluyendo Un vampiro suelto en Brooklyn (Vampire in Brooklyn, 1995), La maldición (Cursed, 2005) o su única inclusión en el cine no fantástico: Música del corazón (Music of the Heart, 1999). Por otro lado, el guionista con el que colabora, Todd Farmer, no tiene mucha más experiencia más allá de “Jason X”, “The Messenger” y su secuela o “My Bloody Valentine”, primera colaboración con el director de “Drive Angry”. Encima se reserva un papelito “estrella” en la película: el novio infiel de Piper (Amber Heard).
Esta alusión sirve también para evidenciar la diferencia ente un auténtico cineasta como es Quentin Tarantino y unos filibusteros de tres al cuarto, como los que nos torturan con Drive Angry. La alusión en concreto es la de la magdalena. En Pulp Fiction (1994), hacia el final de la película, cuando Vincent (John Travolta) y Jules (Samuel L. Jackson) están discutiendo durante el desayuno, tras limpiar el coche de la sangre y vísceras esparramados por el coche que conducían cuando, accidentalmente, Vincent dispara su cabeza a la cabeza del copiloto de Jules, este decide abandonar la vida de gángster que hasta la fecha estaba llevando para conducirse por el camino recto. A lo que Vincent le contesta “¿Y eso lo has decidido mientras te comías esa magdalena?”.
Yo mismo no había leído por aquel entonces Por el camino de Swan, el primer volumen de los siete que componen En busca del tiempo perdido, una de las obras más destacadas e influyentes de la literatura del siglo XX, escritas por Marcel Proust, en cuya primera parte, Combray, se encuentra el famoso episodio de la magdalena a través de la cual el protagonista evoca toda su infancia. Por eso conviene revisar las películas interesantes de vez en cuando, para que puedas darte cuenta de la diferencia entre un gran cineasta que disfruta haciendo obras tan apasionantes como divertidas y artesanos de pacotilla que tan sólo saben cómo se pega un plano detrás de otro, sin entender si quiera por qué les gusta Pulp Fiction, ni por qué incluyen una secuencia sin sentido en la que una camarera, que parece una streeper, obsequia con una magdalena a una niña consiguiendo su despido, o se va ella, me da igual. El caso es que no sabían cómo resolver la secuencia y apareció la magdalena. No es la única alusión al cine de Quentin Tarantino, para tortura del cineasta de Tennessee.
Ya, ya sé que no he hablado de la película, pero es que no me encuentro con fuerzas para recordar uno de los títulos más aburridos que me he echado a la cara en los últimos tiempos, ni ficción distópica, ni parábola religiosa, ni lucha entre el bien y el mal, ni nada más que violencia absurda y decepcionante en la que hasta se llega a bromear con la violencia de género. No me extraña que, al final, hasta el propio protagonista se confunda en su vida real…
Publicado originalmente en EXTRACINE
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