lunes, 23 de julio de 2012

Red State


Título original: Red State
Año: 2011
País: EE.UU.

Dirección: Kevin Smith
Guión: Kevin Smith
Producción: Jonathan Gordon  
Fotografía: David Klein
Montaje: Kevin Smith 
Diseño de producción: Cabot McMullen 
Dirección artística: Susan Bolles
Decorados: Dorit Hurst
Vestuario: Beth Pasternak
Reparto: Michael Angarano, Deborah Aquila, Nicholas Braun, Ronnie Connell, Kaylee DeFer, Joey Figueroa, Kyle Gallner, Anna Gunn, Matt Jones, John Lacy, Catherine McCord, Alexa Nikolas, Stephen Root, Cooper Thornton, Betty Aberlin, Kerry Bishé, Ralph Garman, Melissa Leo, Molly Livingston, James Parks, Michael Parks, Haley Ramm, Jennifer Schwalbach Smith, Elizabeth Tripp, Ash Barnett, Taylor Briggs, Bill Cleavelin, Rose Colasanti, Shawn Driscoll, Ivy Klein, Carryl Lynn, Sadey Paige Nifong, Scott Nifong, Alyssa Petersen, Marnie Shelton, Gary Sievens, Kevin Alejandro, Marc Blucas, Patrick Fischler, John Goodman, Kevin Pollack, David Marciano, Damian Young, Eric Andris, Dylan Belardinelli, William Fix, Edward Janda, Ernest O'Donnell, Mike Mello, Joshua Poole, Ryan Quinlan, Debbie Sperry, Corey Stevens, Peter Yaya, Robert Zimiga… 

cualquier lugar en los estados unidos

En una de las primeras secuencias de Red State una profesora comenta con sus alumnos las actividades de Abin Cooper y sus seguidores. Al ser el colectivo homosexual el más perjudicado por estos fundamentalistas religiosos, algunos de sus alumnos le restan importancia a sus advertencias, a pesar de que alguno de sus compañeros de clase ya se ha visto fatídicamente afectado. Kevin Smith pone de manifiesto todo lo contrario con su película: si una parte de la comunidad está amenazada, lo estamos todos, de la misma manera que la posesión de armas es un problema que también afecta a toda la comunidad.

No van a encontrar nada gracioso ni divertido en Red State. Al contrario, estamos ante un relato conciso y contundente con un guión muy bien elaborado que sirve para que el espectador vaya progresivamente identificándose con sus protagonistas, haciéndose preguntas y cuestionando aquello a lo que se alude, logrando que el mensaje llegue con toda su contundencia. Lo mejor de todo es que la crítica que articula es de doble filo porque igual que sirve para poner de manifiesto los peligros de aquellos que se amparan en la religión para esparcir sus (malas) ideas, también arremete contra los colectivos legales y democráticos que se escudan en la justicia y la protección civil para proclamar premisas similares y cometer exactamente las mismas atrocidades.

Si la película se alzaba con el premio a la mejor película en el último festival de Sitges, también su protagonista, Michael Sparks, obtenía muy merecidamente el premio al mejor actor. Y es que una de las mejores bazas de la película es el fabuloso nivel de todos los integrantes de su reparto entre los que si destacan los jóvenes Kaylee DeFer y Kyle Gallner en sus breves intervenciones, brillan con luz propia las espectaculares intervenciones de John Goodman, en un registro en el que nunca le habíamos visto hasta ahora, y la siempre magnífica y maravillosa Melissa Leo, que pareciera estar clamando por un personaje en una película de David Lynch.

Lástima que el resultado global no esté a la misma altura que sus intenciones, pues si estamos ante un filme realmente intenso, quizás Kevin Smith no acabe por tomárselo demasiado en serio. El problema es que, con la intención de alejarse de un tono intelectual y rebuscado, el cineasta pone en boca de algunos de sus protagonistas lo que sin duda pensarán muchos espectadores, pero la excesiva cotidianidad con la que se exponen estos puntos de vista terminan por despojar de toda credibilidad a los propios personajes que las articulan. Me refiero tanto a las actitudes del jefe de policía, excesivamente afectado por sus sentimientos de culpabilidad, como a las explicaciones del FBI, exageradamente claras y concretas para un colectivo que sabemos nunca lo ha sido. Estas actitudes, junto con la ligera sensación de que alarga ciertos momentos de la película en aras de conseguir unos minutos más de acción, provocan que a pesar de conseguir muchos momentos intensos y un aterrador clímax emocional, acabe por desbaratar la verosimilitud de las premisas que propone.

Publicado originalmente en EXTRACINE

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