Título original: Man on a Ledge
Año: 2012
País: EE.UU.
Dirección: Asger Leth
Guión: Pablo F. Fenjves
Producción: Lorenzo di Bonaventura & Mark Vahradian
Fotografía: Paul Cameron
Música: Henry Jackman
Montaje: Kevin Stitt
Diseño de producción: Alec Hammond
Dirección artística: David Swayze
Decorados: Chryss Hionis
Vestuario: Susan Lyall
Reparto: Sam Worthington, Mandy Gonzalez, Barbara Marineau, J. Smith-Cameron, Anthony Mackie, Patrick Collins, Jamie Bell, Genesis Rodriguez, Afton Williamson, Robert Clohessy, Joe Lisi, Candice McKoy, Edward Burns, Johnny Solo, Titus Welliver, Elizabeth Banks, James Yaegashi, James Yaegashi, Daniel Sauli, Kyra Sedgwick, Frank Pando, Jason Kolotouros, Michael Lee Laurence, Don Castro, Ed Harris, Pooja Kumar, John Dossett, sylvia Kauders, Felix Solis, Jabari Gray, James Andrew O'Connor, Ann Arvia, Jonathan Walker, Liz Holtan, Jason Furlani, Terry Serpico, Erin Quill, Arthur J. Nascarella, Jimmy Palumbo, J. Bernard Calloway, Gerry Vichi, Geoffrey Cantor, Brett G. Smith, John Comer…
al borde, pero siempre dispuesto a una última llamada
Pocas cosas se pueden esperar de una película con un título tan simple (más que sencillo) como Man on a Ledge, que ya pone de manifiesto los pocos recursos creativos de sus creadores, superados en este caso por algún traductor que ha decidido bautizarla con un título más atractivo como Al borde del abismo, como se la denomina en español. Esa misma simpleza se extiende a la mayor parte de la película con unos personajes etereotipados que se mueven en unas premisas inverosímiles y forzadas que, en cualquier caso, pueden llegar a captar la atención del espectador. Siempre y cuando este tenga verdaderas ganas de evadirse con un producto de entretenimiento cuyo sabor se acaba en el momento en que te quedas sin palomitas.
Puede que en los últimos tiempos muchos cineastas hayan establecido una correspondencia con los formatos televisivos, aportando su creatividad a fabulosas series de televisión o hasta TV-Movies interesantes. Pero está comprobado que el viaje inverso, el paso de la televisión al cine, no es tan sencillo ni fructífero. La prueba la tenemos en Man on a Ledge, cuyos principales artífices, guionista y director, realizan su primera incursión cinematográfica con este enrevesado ¿¡thriller familiar!? Si para el primero, Pablo F. Fenjves, se trata de su primer guión para cine después de casi dos décadas escribiendo TV-Movies, para el segundo, Asger Leth, se trata de su primera incursión en la ficción cinematográfica después de su labor como documentalista, tanto en lo que respecta a su trabajo como guionista, como a la dirección.
Partir desde este punto nos puede ayudar a entender tanto las virtudes como los defectos de un producto cuya responsabilidad última recae en un productor como Lorenzo di Bonaventura, interesado sólo en productos de entretenimiento fáciles y digeribles en los que no suele quedar pensar, tal y como sucede con filmes como Doom (2005, Andrzej Bartkowiak), Sin control (Derailed, 2005, Mikael Hafström), Shooter: el tirador (Shooter, 2007, Antoine Fuqua), G.I. Joe (G.I: Joe: the rise of Cobra, 2009, Stephen Sommers), Salt (2010, Philip Noyce), Transformers (2007, Michael Bay) y sus secuelas.
La reducida cornisa por la que se mueve Nick Cassidy (Sam Worthington) es suficiente para demostrar el poco respeto que la propia película tiene hacia el espectador, o por lo menos al espectador contemporáneo (todos sabemos cual es actualmente la respuesta de la gente ante el suicidio de una persona, lo vimos hace un año en Egipto, y hace muy poco en Grecia) al unificar la respuesta ante la situación del protagonista de una manera unánime y desagradablemente superficial, para después colocarle en el extremo opuesto, subestimando de esta manera al espectador al dar por sentado que van a ser capaces de manipularle de la misma manera que manejan a su chusma en su relato.
Para colmo, el interesante reparto de la película no logra convencer en ningún momento. La verdad es que no esperaba mucho de Sam Worthington, pero si Elizabeth Banks y Edward Burns están justitos en sus respectivos personajes, hay que lamentar las flojas interpretaciones de Kyra Sedwick, Jamie Bell y, sobre todo, Ed Harris en personajes maniqueos, inverosímiles y demasiado estereotipados para lo que nos tienen acostumbrados. Pareciera que todos ellos también hubieran abordado sus interpretaciones como si de un producto televisivo se tratara, que es lo que en definitiva ofrece Man on a Ledge, siendo un producto tramposo e inverosímil que si puede lograr atraparte en un momento dado, tal y como sucede con algunas películas de sobremesa que no apelan a la razón, envolviendo su acción en un artefacto audiovisual efectivo pero carente de personalidad, pero sí al corazón, logrando la identificación del espectador con su causa, más que con el personaje.
Al que pueda servir de ayuda para decidirse a ver dónde acaba este Man on a Ledge, comentar que tanto en su planteamiento como en su resolución me ha recordado a otro producto similar como Última llamada (Phone Booth, 2002, Joel Schumacher), que también sucedía en la ciudad de Nueva York, también llevaba a un individuo al límite de sus posibilidades, y también tenía tanto a policía como a ciudadanos pendientes de sus actos. No siendo mucho más efectiva en lo que respecta a su director, Joel Schumacher -gran creador de bodrios-, quizás Colin Farrell mantuviera mucho mejor el tipo de Sam Worthington, consiguiendo mucho más y mejor esa empatía con el espectador.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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