Título original: The Debt
Año: 2010
País: EE.UU.
Dirección: John Madden
Guión: Matthew Vaughn, Jane Goldman & Peter Straughan, basado en un guión previo de Assaf Bernstein y Ido Rosenblum para la Ha-Hov
Producción: Eitan Evan, Eduardo Rossoff, Kris Thykier & Matthew Vaughn
Fotografía: Ben Davis
Música: Thomas Newman
Montaje: Alexander Berner
Diseño de producción: Jim Clay
Dirección artística: Peter Francis & Dominic Masters
Decorados: John Bush
Vestuario: Natalie Ward
Reparto: Helen Mirren, Tom Wilkinson, Ciarán Hinds, Romi Aboulafia, Tomer Ben David, Ohev Ben David, Jonathan Uziel, Eli Zohar, Irén Bordán, Jessica Chastain, Marton Csokas, Sam Worthington, Jesper Christiensen, Brigitte Kren, Bálin Merán, Christian Strassner, Alexander E. Fennon, István Betz, Alexander Jagsch, Melinda Korcsog, Nitzan Sharron, adar Beck, Kátya Tompos, Jòzsef Göz, Igor Vovk, Morris Perry, Erika Szórádi…
una deuda a medias tintas
No es que uno esperara gran cosa de una película dirigida por John Madden, responsable de un título tan sobrevalorado como Shakespeare in Love, pero lo cierto es que el reparto de The Debt, que incluye a la siempre divina Helen Mirren, junto con Jessica Chastain, Tom Wilkinson o Ciarán Hinds, me había predispuesto para encontrarme con una película repleta de estupendas interpretaciones. Y no puedo decir que todos ellos no defiendan bien sus personajes cuando incluso Sam Worthington está incluso notable. Pero parece que tanto el director de la película como el trío de guionistas, formado por Matthew Vaughn, Jane Goldman y Peter Straughan, estuviera más interesado en la acción de la película, que en la profundidad psicológica de sus personajes. Lo que se traduce en una película entretenida, desde luego, pero que deja la impresión de que se hubiera podido lograr más, mucho más.
The Debt desarrolla su historia entre pasado y presente, entre lo que se cree que pasó y lo que sucedió en realidad, entre un acto que se interpreta como noble, heroico para la sociedad de los protagonistas, pero que en realidad no lo es, no ya desde mi personal punto de vista, sino desde el de alguno de sus protagonistas. Si esta estructura a base de flashbacks nos permite prever que la conclusión de la historia se vaya a desarrollar en el presente, lo cierto es que una vez que volvemos a él la resolución de la historia tiene mucha menos fuerza de lo que hubiera sido preferible, debido, sobre todo, a las interpretaciones que, la igual que los personajes, cada uno realice sobre la acción que se relata.
Siguiendo el ejemplo de otras películas de índole similar, en las que se desarrolla una historia de amor envuelta dentro de una historia más compleja en la que se puede sacrificar al individuo por la causa, John Madden sabe transmitir perfectamente la complejidad de los sentimientos de los personajes con tan sólo unos apuntes. Pero aunque sí plantea algunos conflictos de la trama principal, da la impresión de que no le interesan en absoluto. En estos tiempos en los que muchas otras películas recientes, como Carlos, Incendies o incluso Ironclad, podemos ver historias en las que política y terrorismo transitan por el mismo camino, The Debt se presenta más como un ajuste de cuentas entre bandas rivales, que como un acto justo y necesario.
Algo que no plantearía ningún problema si no fuera porque el título de la película alude a una deuda que han contraído los personajes, pero con la que no parecen estar completamente de acuerdo los artífices de la misma. Y esa es, desde mi punto de vista, uno de los motivos por el que falla el conjunto del relato: la ausencia de análisis crítico, la carencia de valoración sobre lo que tales actos suponen en la sociedad en la que se mueven los personajes, no ya en nuestro presente (que también), sino en el suyo propio. De hecho, resulta curioso que la película esté realizada en los meses previos a la muerte/asesinato/ejecución de Osama Bin Laden, que plantea en la vida real el dilema de la legitimidad de tales acciones, por terribles que hayan sido los actos del individuo en cuestión, en la ficción de The Debt.
Esta confusión entre el punto de vista de los creadores y la historia que relatan puede que se deba a que no es una historia original suya, sino un remake de una película israelí de hace tan sólo cuatro años, Na-Hov, dirigida por Assaf Bernstein a partir de un guión propio, escrito en colaboración con Ido Rosenblum. A veces me pregunto porqué los grandes estudios de Hollywood se empeñan en hacer versiones de películas, casi siempre inferiores, cuando todo el mundo iría a ver la película original con tan sólo un pequeño presupuesto bien invertido en la promoción de la película.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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