jueves, 15 de abril de 2010

Sólo ellos


Título original: The boys are back
Año: 2009
Nacionalidad: Australia & Reino Unido
Dirección: Scott Hicks
Guión: Allan Cubitt, basado en una novela de Simon Carr
Producción: Greg Brennan & Timothy White
Fotografía: Greig Fraser
Música: Hal Lindes
Montaje: Scott Gray
Diseño de producción: Melinda Doring
Dirección artística: Janie Parker
Decorados: Glen W. Johnson
Vestuario: Emily Sreresin
Reparto: Clive Owen, Laura Fraser, Tommy Bastow, George MacKay, Julia Blake, Emma Booth, Emma Lung, Natasha Little, Steven Robertson, Chris Haywood, Erik Thomson, Nicholas McAnully, Alexandra Schepisi, Adam Morgan, Johnny Frisina, Klayton Stainer, Lynda-Maree Gerritsen, Timothy Giessauf, Tim Glanfield, Felicity Jurd, Rebekah Rimington...
peligro: cafres manifiestándose artísticamente
"Basada en hechos reales" esta inconveniente información es lo primero que se nos advierte al comienzo de S´lo ellos. Si bien en determinadas películas esta premisa sirva para anclar en la realidad unos acontecimientos, que por inauditos o excéntricos, pudieran pasar por inverosímiles, el caso que nos ocupa no sirve más que para realzar la estupidez, inmadurez, imbecilidad y absoluta irresponsabilidad de un homo sapiens que, no contento con haber sido un marido machista, un padre insensato y un loco imprudente, lo confiesa en un libro para que todos podamos "disfrutar" con la vida de un catre australiano sin parangón en el mundial.
Aunque no sé que es peor, que el propio Simon Carr cuente sus machotas fechorías tras el "abandono" de su mujer, o que Scott Hicks lleve la historia a la gran pantalla con la más absoluta ausencia de análisis crítico por su parte -algo sorprendente para el director de un filme como Shine (1996), que analizara con tanto rigor y sensibilidad otra relación paterno-filial. Si la pretensión de ambos era demostrar que un padre solo, puede sacar adelante a una familia, han conseguido justo el efecto contrario: demostrar que sólo una madre está capacitada para sacar a su familia adelante y que el padre es total y absolutamente prescindible. Cuanto más lejos mejor. Sobretodo si se parece lo más mínimo a Simon Carr.
Ni la interpretación de un atractivo Clive Owen consigue que este descerebrado apele a nuestra simpatía, ni la intención estética de Scott Hicks de situarse en la estela visual de Spike Jonze o Michel Gondry consigue que la película nos entre por los ojos, ni las preciosas canciones de los islandeses Sigur Ros consigue aterciopelar nuestros oídos  -incomprensible incorporar música islandesa en un entorno como el australiano cuando salta a la vista que el protagonista ni los ha escuchado nunca ni sabe quienes son-, ni las relaciones que tiene el protagonista con cualquier persona de género femenino muestra el más mínimo tacto, ya sea su suegra o una posible pareja, precisamente la única muestra de civismo y cordura es la que tiene con ese posible ligue que surge cuando se traslada a cubrir la información que le han encomendado -la eterna atracción del género macho (que no masculino) por esas relaciones que cree no le van pasar factura-, ni nada de nada.
La incorporación del primogénito a esta desestructurada familia parece alumbrar algo de cordura a esta sin razón, de hecho termina plantándole cara a su propio padre, que tendrá que perseguirle a tierras de la Gran Bretaña para intentar que vuelva con él.  Harry Warr (George MacKay) establece la realidad de la forma de vida de su padre: no es sostenible, no le ofrece estabilidad, ni seguridad, además le tiene miedo, etc., etc. Parece que la secuencia en la que se reúnen en el mismo colegio al que asistiera el padre y asiste ahora el hijo, pudiera alumbrar sobre los motivos de la asombrosa irresponsabilidad del padre y la sorprendente responsabilidad del hijo pero esa posibilidad queda total y absolutamente desaprovechada. Lo que queda claro es el que el niño está bien educado, precisamente porque su padre le abandonó para vivir con otra mujer y siguió viviendo con su madre -es que encima se tiran piedras sobre su propio tejado.
En definitiva, ningún interés, ningún aliciente, tan sólo, quizás, para aquellos especímenes de género masculino que, por no malgastar su tiempo en el rutinario cortejo para conseguir los favores del género femenino, acostumbren a pagar los servicios de sufridas señoritas. 


2 comentarios:

  1. vaya pestiño no? Aunque es cierto que por Clive Owen uno se arriesga a cada cosa....por ejemplo Closer....ufff...todavía se me remueven las tripas.

    Me ha encantado tu crítica de hoy

    xx

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  2. Cuanto menos me gusta la película mejor me lo paso poniéndola verde...

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