sábado, 16 de noviembre de 2013

Séptimo


Título original: Séptimo
Año: 2013
País: España & Argentina


Dirección: Patxi Amezcua
Guión: Patxi Amezcua & Alejo Flah
Producción: Álvaro Augustín, Jordi Gasull, Axel Kuschevatzky, Andrés Longares, Matías Mosteirín & Edmon Roch  
Fotografía: Lucio Bonelli
Música: Roque Baños
Montaje: Lucas Nolla 
Decorados: Agostina De Francesco
Reparto: Ricardo Darín, Belén Rueda, Luis ziembrowski, Osvaldo Santoro, Guillermo Arengo, Jorge D'Elía, Andrea Carballo… 

cómo convertir el dolor en mierda

En línea con las propias películas que hace para la pequeña pantalla, la división cinematográfica de Tele5, parece haber encontrado la manera de hacer en el cine lo mismo que hacen en la televisión, es decir, convertir el dolor de la gente en un pedazo de mierda sensacionalista. En su segunda película como director, Patxi Amezcua coge una de esas noticias que tanto indigna al espectador televisivo y falla estrepitosamente en su intención de convertirla en el intenso thriller que anuncian. 

Aunque haya escrito guiones para otros [Best-Seller: el premio (1996, Carlos Pérez Ferré), El viaje de Arián (2000, Eduard Bosch), Bruc. el desafío (2010, Daniel Benmayor)], además de los suyos propios, y teniendo la ayuda de Alejo Flah, que fuera guionista de la serie (de tele5) Vientos de agua (2006, Juan José Campanella), les ha faltado la habilidad para desarrollar su propuesta con propiedad, presentando una idea tan estirada que si la hubieran tirado escrita en un papel por el hueco de la escalera, habría ido directa a la mierda de un perro. Si la historia carece de suspense, peor es todavía la capacidad narrativa del director, que parece justificarse con las 70 maneras de mostrar una escalera que muestra.

Por mucho que Ricardo Darín defienda con su fuerza y convicción habituales a este padre coraje, no basta para sostener el peso de la película. Sobre todo si tenemos en cuenta que su principal compañera de reparto es la sosa, insulsa y anodina Belén Rueda, incapaz de disimular que conoce el final de la historia que está interpretando. No es que me moleste intuir, desde el momento en que abre la boca, cómo va a terminar la historia, es que ella no es capaz de parecer madre, ni esposa, ni tranquila, ni ansiosa, ni capaz de nada.

Ya no es una cuestión del relato o de la posible intención de (nula)  expresión artística. Es la falta de sensibilidad y responsabilidad de los que se han atrevido a construir un relato a partir de una premisa que causa dolor, y no me refiero a la pérdida de tus hijos, sino a otra cuestión que no pretendo desvelar, para castigo de los que se atrevan a ir a verla al cine. 

No es que no crea que haya personas capaces de hacer lo que se muestra en Séptimo, es que la manera zafia y torpe en la que se resuelven las situaciones, no sólo deja claro el bajo nivel artístico de sus creadores, sino que demuestra que no les interesaba en absoluto contar una historia, transmitir unas emociones o concienciar de un problema social, tan sólo hacer un producto con el que ganar dinero. Vista la taquilla que han conseguido, está claro que son muy buenos comerciantes, sólo espero que abandonen el cine para montar un bar en un pueblo remoto, un chiringuito en una playa inaccesible o un restaurante en un asteroide que acabe absorbido por un agujero negro.

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