jueves, 23 de agosto de 2012

Abraham Lincoln: cazador de vampiros


Título original: Abraham Lincoln: Vampire Hunter
Año: 2012
País: EE.UU.

Dirección: Timur Bekmambetov
Guión: Seth Grahame-Smith, basado en su propia novela
Producción: Timur Bekmambetov , Tim Burton & Jim Lemley  
Fotografía: Caleb Deschanel
Música: Henry Jackman
Montaje: William Hoy 
Diseño de producción: François Audouy 
Dirección artística: Beat Frutiger
Decorados: Cheryl Carasik
Vestuario: Varvara Avdyushko & carlo Poggioli
Reparto: Benjamin Walker, Dominic Cooper, Anthony Mackie, Mary Elizabeth Winstead, Rufus Sewell, Marton Scokas, Jimmi Simpson, Jospeh Mawle, RObin McLeavy, Erin Wasson, John Rothman, Cameron M. Brown, Frank Brennan, Lux Haney-Jardine, Curtis Harris, Bill Martin Williams, Alex Lombard, Raevin Stinson, Jaqueline Fleming, John Neisler, Aaron Toney, Meade Patton, Teri Wyble, Lawrence Turner, Jake La Botz, Dane Rhodes, Earl Maddox, John McConnell, Bernand Hocke, Ritchie Montgomery, Scott Michael Jefferson, Pierre Pichon, Maya M. Marshall, Michael Madary, Alex Bulat, Jilian Batherson, Casey Bundick, Chelsea Bruland, Edward R. Cox, Kristin Daniel, Brian Paul Falgoust, Tara Francis, Sean Glazebrook, Lauren Hammond, Kelly Hasandras, Brent Henry, Rianne Herron, Kyle Kahn, Erin Mallory, Laura B. Manning, Jennifer Schemke, Francis Scully, Elsie Semmes, Simeon Sjöberg, Mark C. Stevens, Aaron Thacker-Woodruff… 

una loca (y absurda) relectura de la historia 

Cada verano la pantalla se llena de productos absurdos que, amparados en el axioma de que todo vale con tal de buscar el entretenimiento, nos acribillan con híbridos carentes de toda gracia y sentido del humor. Desde este momento certifico que, en lo que a mi respecta, la carrera de Timur Bekmambetov concluyó el día que se le ocurrió poner los pies fuera de Rusia. Ojalá le juzgaran a él con la misma contundencia que a las Pussy Riot y con más motivo, sólo por hacer realidad un pestiño tan aburrido, anodino y sin sentido como Abraham Lincoln: Vampire Hunter.

Nunca hubiera pensado que el director de Nochnoy dozor (Guardianes de la noche) y Dnevnoy dozor (Guardianes del día), tuviera más vocación de Mel Brooks que de los hermanos Wachowski. No crean que la influencia de los segundos la atribuyo a las secuencias de acción. No, Bekmambetov lleva perfeccionando ese mismo estilo desde sus tiempos en el cine de evasión ruso. Me refiero más a los estilismo de sus patéticos vampiros protegidos del sol con sus flamantes gafas. Lo que me sorprende es que la mezcla entre cine histórico -su película repasa uno a uno los principales puntos de inflexión de la vida del decimosexto presidente de los Estados Unidos de América- y película de vampiros posmodernos haya podido llegar a la luz después de la patochada que tuvimos que soportar el verano pasado con Cowboys & Aliens (2011, Jon Favreau).

No he podido encontrar en Abraham Lincoln: Vampire Hunter un sólo momento que justifique su visionado. El personaje protagonista me resulta indiferente, sus relaciones personales me traen sin cuidado, los giros de guión son hasta molestos… Pero porque al guionista de la película, Seth Graham-Smith, tampoco le importan nada. Justifica las decisiones de sus personajes con motivaciones sujetadas con hilo dental y es incapaz, ya no de hacer creíble alguna secuencia, sino de que ninguna resulte predecible. ¡Todas, absolutamente todas! Para colmo piensa que el público contemporáneo va a saber lo que le sucede esa noche que se va al teatro…

Debo advertir que Abraham Lincoln: Vampire Hunters es una película violenta. No tanto por las propias secuencias que dan forma al relato, sino por la reacción que provocan en el espectador, que no entenderá que le hayan cobrado entrada por asistir a los delirios de alguien que se creía tan original. Habría que evitar que el señor Bekmambetov se volviera asociar con Tim Burton, y lo más peligroso todavía, alejar a Seth Graham-Smith de cualquier tipo de teclado e impedirle escribir. Sí. Él es el responsable no sólo de la novela que mezcla vampiros con esclavos y el ejército confederado, así como de su adaptación cinematográfica, sino que también fue quien acabó con las expectativas creadas por Dark Shadows y ahora mismo está preparando Beetlejuice 2.

Hubiera preferido un remake de Entrevista con un vampiro (Interview with the Vampire, 1994, Neil Jordan). ¿Quizás Predator versus the Vampires? Que quieren que les diga, Blade debería pasarse antes por casa de Tim Burton que por la de Stephanie Meyers. Prefiero mil veces la cursilada romántica de The Twilight Saga que la fanfarronería incomprensible de unas republicanas que se creen modernas porque se pintan la ralla del ojo. ¡Quiero que las Pussy Riot cumplan condena en Hollywood!

Publicado originalmente en EXTRACINE

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