Título original: Bridesmaids
Año: 2011
País: EE.UU.
Dirección: Paul Feig
Guión: Kristen Wiig & Annie Mumolo
Producción: Judd Apatow, Barry Mendel & Clayton Townsend
Fotografía: Robert D. Yeoman
Música: Michael Andrews
Montaje: William Kerr & Michael L. Sale
Diseño de producción: Jefferson Sage
Dirección artística: Keith P. Cunningham
Decorados: Douglas A. Mowat
Vestuario: Leesa Evans & Christine Wada
Reparto: Kristen Wiig, Terry Crews, Maya Rudolph, Jessica St. Clair, Tom Yi, Elaine Kao, Michael Hitchcock, Kali Hawk, Joe Nunez, Rebel Wilson, Matt Lucas, Jill Clayburgh, Wendi McLendon-Covey, Ellie Kemper, Greg Tuculescu, Steve bannos, Melissa McCarthy, Hugh Dane, Rose Byrne, Franklyn Ajaye, Tim Heidecker, Lynne Marie Stewart, Andy Buckley, Chris O'Dowd, Molly Buffington, Matt Bennett, Nancy Carell, Melanie Hutsell, Eloy Casados, Dana Powell, Mitch Silpa, Annie Mumolo, Ben Falcone, Angelica Acedo, Mia Rose Frampton, Joel Medison, R.F. Daley, Jordan Black, David Hoffman, Jillian Bell, Ariane Price, Frederik Hamel, Richard Riehle, Jimmy Brogan, Carnie Wilson, Chynna Phillips, Wendy Wilson…
yo quiero unas damas de honor como estas
Abran paso. Tomen aire. Relajen su mandíbula. Y prepárense reír a carcajada limpia. Porque llega un pedazo de grupo de actrices cómicas que demuestran en Bridesmaids, que el cine cómico también es cosa de chicas. Aunque la película esté dirigida por Paul Feig, está claro que la responsabilidad de la efectividad y el resultado final de Bridesmaids recae enteramente en su protagonista, Kristen Wiig, que es además su guionista, junto a Annie Mumolo, actriz mayormente televisiva que se estrena como guionista de cine con esta película. Ambas construyen un guión que si se apoya en un planteamiento clásico, consiguen sacar un enorme rendimiento a unos personajes y situaciones absolutamente impagables, divertidos y menos previsibles de lo que podía parecer en un principio.
Annie (Kristen Wiig) y Lillian (Maya Rudolph) son amigas, pero mientras la primera fracasa en el terreno laboral y en el sentimental, la otra se acaba de comprometer con un adinerado joven que le abre las puertas a un nuevo y lujoso entorno en el que encontrará nuevas amistades como Helen (Rose Byrne), quien se convertirá inmediatamente en la más acérrima enemiga de Annie. Si ciertamente uno puede prever que se van a producir situaciones francamente divertidas, la efectividad del relato radica en que su protagonista vive esta situación como un auténtico drama.
Otra de las virtudes de la película es que no se empeña en hacernos reír constantemente, sino que sabe mantener un ritmo adecuado alternando secuencias cómicas y dramáticas, profundizando psicológicamente en los personajes en unas, mientras que con las otras explora su espléndida vis cómica en secuencias como la presentación de Anni y Helen, su duelo por demostrar sus lazos con Lillian —impagable el momento en que Anni pretende hacer gala de sus conocimientos de español, para lo que es imprescindible ver la película en su versión original—, la hilarante secuencia de la elección del vestido de damas de honor, la desternillante secuencia del avión, el pedazo de momento “quiero un anillo que ponga mejor amiga para siempre” y todos y cada uno de los bombones y caramelos desperdigados por una película que casi resulta medicinal y reconstituyente.
Siempre con el permiso de Cameron Diaz, si en otras comedias de misma índole, la mayoría de las veces el humor tan sólo parte de unos diálogos ingeniosos, en Bridesmaids, todas y cada una de las protagonistas: Kirsten Wiig, Maya Rudolph, Wendi McLendon, Ellie Kemper, Melissa McCarthy —todo un descubrimiento para un servidor— y Rose Byrne, hacen gala de una extraordinaria capacidad para el cine cómico, más que para la comedia, en el que saben utilizar tanto sus habilidades verbales, como las físicas, pues algunas de las situaciones son verdaderamente herederas del más puro slapstick, llegando a recordar a auténticas reinas de la comedia, como fuera Carole Lombard o las integrantes del reparto de aquella fabulosa película de Geroge Cukor, Mujeres (1939, The Women), pero muy lejos de las insulsas comedias románticas a las que nos tiene (mal) acostumbrados el cine comercial made in Hollywood.
Además de resaltar lo gratificante que resulta reencontrarse con la recientemente fallecida Jill Clayburgh, como la madre de Annie, en el que quedará como su último papel en el cine; en un reparto eminentemente femenino también hay lugar (poco) para el sector masculino, estupendamente representado por el actor británico Chris O’Dowd como el oficial Nathan Rhodes, protagonista también de algunos momentos sin deperdicio, aunque su personaje mantiene una línea completamente dramática.
Y es que, el motivo por el que funciona tan bien, no es porque sea una película que plantea una situación concreta en la que sabes que van a hacer el payaso como posesas, sino porque tiene un conflicto dramático, real y creíble: la amistad o, más bien, el miedo a la pérdida del lazo con esa persona especial con la que le puedes compartir tus pensamientos y emociones más íntimas. En este sentido me recuerda a otra comedia femenina más reciente que también estaba contada más como un drama que como una comedia: La boda de Muriel (1994, Muriel’s Wedding). Y si esta ha superado tremendamente bien el paso del tiempo, espero sinceramente que Brideasmaids también lo haga, para poder reírme todas y cada una de las veces que la vea igual que lo he hecho la primera vez.
Publicado originalmente en EXTRACINE
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