sábado, 14 de enero de 2012

El futuro


Título original: The Future
Año: 2011
País: EE. UU. & Alemania

Dirección: Miranda July
Guión: Miranda July
Producción: Gina Kwon, Gerhard Meixner & Roman Paul 
Fotografía: Nikolai von Graevenitz
Música: Jon Brion
Montaje: Andrew Bird
Diseño de producción: Elliott Hostetter
Dirección artística: Ruth De Jong
Decorados: Max Juren
Vestuario: Christine Wittenborn
Reparto: Miranda July, Hamish Linklater, David Warshofsky, Isabella Acres, Joe Putterlik, Angela Trimbur, Mary Passeri, Kathleen Gati, Clement von Franckenstein, Tonita Castro, D.A: Sandoval, Mark Atteberry, Frank Langley, Erinn K. Williams Oona Mekas, Ryker Baloun, Olivia Thiering, Taylor Cosgrove, Scofield, Sara Rodier, Brittney Hewitt, Matthew Dunn, Bru Muller, Aubree Knecht, Samantha Milazzo, Andy Forrest… 

un encantador cine limítrofe

Es posible que Miranda July causara un mayor impacto con Me and You and Everyone We Know, hace algo más de un lustro, que con The Future. Si su primera película arrasara en festivales como Sundance o Cannes, quizás la segunda haya pasado más desapercibida, lo que no le resta mayor originalidad tanto a su relato, como a la manera en la que lo cuenta. En cualquier caso, lo más importante en The Future, cuyo guión está escrito por la propia Miranda July, no es tanto lo que sucede, sino las peculiaridades de sus personajes, su reacción ante determinadas situaciones, sus reflexiones y, sobre todo, las sensaciones que sus acciones provocan en el espectador.

The Future parece estar orientada a cumplir una función apelativa en el espectador que, a través de los planteamientos de sus personajes con respecto al cambio de vida que van a experimentar ante la llegada de un nuevo miembro a su familia, obliga al espectador a tomar conciencia de sí mismo, incitando al disfrutar del presente. Pero no estamos ante una propuesta de carpe diem alocada y desenfrenada, sino ante un título que nos obliga a reflexionar sobre la relatividad de las prioridades que nos marcamos en nuestra vida diaria.

Quizás pueda ser una película ligeramente irregular para algunos, pero The Future tiene secuencias cómicas y divertidas con las que otros se verán completamente identificados, particularmente las que tiene que ver con Internet y el uso y abuso que algunos hacen (hacemos) de él. Pero esa imperfección es también su virtud pues la candidez de sus personajes consigue cautivarte logrando suplir cualquier carencia tanto de forma como de contenido. Igual que Sophie (Miranda July) afirma que su belleza es limítrofe, dejando a elección de los ojos que la miren si es guapa o fea, cada espectador decidirá si le satisface o no el contenido de The Future, no teniendo tampoco argumentos para decir que sea una película mala.

No estoy seguro si la efectividad de todos y cada uno de los intérpretes de la película está basada tanto en su capacidad interpretativa como en la peculiaridad de sus personajes, pero lo cierto es que Miranda July está absolutamente graciosa y precisa tanto en su caracterización de Sophie, como poniendo voz a Paw Paw, el gato narrador. No menos estupendos están Hamish Linklater como su portentosa pareja, David Warshofsky, como su desconcertado amante, o Isabella Acres, como la excéntrica hija de ese último. Todos ellos son capaces de dar credibilidad a unos personajes que en otros títulos serían representados como auténticos parias, pero que aquí se les retrata con extrema sensibilidad.

Si de una manera The Future está emparentada con el planteamiento de películas como Sunset Boulevard o Muholland Drive -salvando las distancias de estilo y estética-, por otro deja una sensación similar a la que en su momento produjera Eternal Sunshine of the Spotless Mind -al menos en este espectador. Aunque visualmente se aleja bastante de la película dirigida por Michel Gondry, no sólo comparte con ella el mismo compositor de la banda sonora, Jon Brion, sino que de una manera diferente, también especula con el tiempo y el espacio, instalándose en la franja de esas películas que siendo algo fantásticas, terminan por ser tremendamente realistas, en lo que respecta a los sentimientos y emociones de sus personajes, que terminan por embriagar al espectador.

Publicado originalmente en EXTRACINE

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