domingo, 21 de abril de 2013

Alacrán enamorado


Título original: Alacrán enamorado
Año: 2013
País: España

Dirección: Santiago A. Zannou 
Guión: Carlos Bardem y Santiago A. Zannou, basado en una novela de Carlos Bardem
Producción: Álvaro Longoria  
Fotografía: Juanmi Azpiroz
Música: Wolfrank Zannou
Montaje: Jaume Marti y Fernando Franco 
Diseño de producción: Llornç Miquel 
Vestuario: Manuel Bonillo & Irene Orts
Reparto: Javier Bardem, Álex González, Carlos Bardem, Miguel Ángel Silvestre, Judith Diakhate, Juan Carlos Vellido, Luis Mottola, Hovik Keuchkerian… 

de la superación de la ira y el odio a la recompensa del amor y el honor



Seguro que pocos son los espectadores que se escapan a los prejuicios asociados con ciertos nombres. Unos porque está asociada al apellido Bardem, otros porque salen demasiadas caras televisivas, algunos incluso porque no les llama la atención ni el boxeo ni los neonazis. Pero el caso es que cualquiera que pase de largo de un título como Alacrán enamorado, se perderá una espléndida película española que consigue convencerte sin artimañas ni artificios, atrapándote con una historia sincera y verdadera, que Santiago A. Zannou es capaz de contar con autenticidad y extraordinarias dosis de verosimilitud.

A veces nos encontramos con propuestas cinematográficas de ciertos directores que, en realidad, utilizan algún tema de fondo para dar profundidad a la historia principal, aquella que quieren contar. El problema es que, casi siempre, ese trasfondo es una mera excusa porque ni al director ni al guionista les interesa en absoluto esa realidad siendo, en la mayoría de las veces ajenos a ella. En Alacrán enamorado sucede todo lo contrario. Se percibe en cada plano que el director de la película está tan interesado en transmitir tanto el ambiente enfermizo que rodea estas bandas neonazis, como la nobleza de un deporte como el boxeo. Y si bien está claro que la intención parte inicialmente de la novela de Carlos Bardem, quien sí había estado en contacto con estos ambientes, la aproximación visual de la película demuestra el compromiso de Santiago A. Zannou para con el relato.

Esa inexactitud de los jabs que Julián (Álex González) le propina a Franky (Dosel Kamana) reflejan la baja calidad de sus golpes y sirven para mostrar la evolución de su técnica hasta convertirse en un verdadero boxeador. De la misma manera, que la mayor parte de las localizaciones de la película se encuentren en el madrileño barrio de Legazpi, antaño frecuentado por esas mismas bandas neonazis, termina de conferir ese preciso grado de autenticidad que domina por completo Alacrán enamorado. Si a esto sumamos la capacidad del director para transmitir el relato supeditando las palabras a las imágenes y no al revés como sucede en la mayoría de los casos, entenderemos la capacidad de una película como esta para capturarnos y arrastrarnos emocionalmente, igual que son los sentimientos los que dominan el comportamiento de la mayoría de sus personajes.

Una apuesta por parte de Zannou que no hubiera sido posible si no hubiera contado con un reparto tan entregado a esos personajes. La pandilla de desgraciados liderada por Miguel Ángel Silvestre no sólo convence en estética y actitud, sino que él mismo es capaz de dotar a su personaje de matices que casi ni llegan a mencionarse, pero que se trasmiten perfectamente. Lo mismo sucede con Álex González, que si lo ha dado todo en su preparación física para el personaje, el resultado es igualmente implacable en lo que ha emociones y sentimientos se refiere. La aportación de Javier Bardem es breve, pero tan contundente como nos tiene acostumbrados, y si Carlos Bardem quizás no alcanza a darle la profundidad psicológica que Carlomonte hubiera necesitado, al menos sí consigue una naturalidad que sirve para colocarle al mismo nivel de sus compañeros de reparto.

Quizás en algunos momentos el guión pueda resultar previsible, es posible que algunos quieran escuchar ecos de Million Dollar Baby en algunos personajes (mejor Clint Eastowood que Sylvester Stallone), puede que se pasen demasiado por alto la importancia de las relaciones familiares de Julián o que incluso haya una reiteración en las secuencias "musicales". Pero se agradece que no haya representaciones estereotipadas de ninguno de los personajes. Si bien queda claro de qué lado están los autores de la película, ni se retrata a los violentos como vulgares malotes ni hay demagogia en la representación de los neonazis y ese brazo político que representa Solís (Javier Bardem). La violencia forma parte de la vida de estos individuos, y con esa misma crudeza y naturalidad es mostrada en pantalla, sin juzgar tampoco su ideología. Otra cosa es que sus actos hablen por sí mismo y cada uno pueda sacar sus propias conclusiones.

Si por un lado los temas compuestos por Woulfrank Zannou aportan la emoción precisa a los momentos que ilustran, no creo que ese estilo de música encaje exactamente con todos personajes, siendo quizás el punto más flojo de la película. Pero también es cierto que está compensado con la magnífica fotografía de Juanmi Azpiroz. Porque lo que Alacrán enamorado pierde por una lado, lo gana por el otro, convirtiéndose en una de las propuestas más interesantes del cine español actual que, sin lugar a dudas, no deberías perderte.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Un plan perfecto


Título original: Gambit
Año: 2012
País: EE.UU.

Dirección: Michael Hoffman
Guión: Ethan y Joel Coen
Producción: Mike Lobell, Rob Paris & Adam Ripp  
Fotografía: Florian Ballhaus
Música: Rolfe Kent
Montaje: Paul Tothill
Diseño de producción: Stuart Craig
Dirección artística: Neil Lamont & Hattie Storey
Decorados: Edward McLoughlin & Stephenie McMillan
Vestuario: Jenny Beavan 
Reparto: Cameron Diaz, Alan Rickman, Stanley Tucci, Colin Firth, Cloris Leachman, Tom Curtenay, Senem Temiz, Anna Skellern, Togo Igawa, Chillie Mo, Gerard Horan, Greg Bennett, Erica LaRose, Sarah Goldberg, Silvia Crastan, Ekaterina Botziou, Tanroh Ishida, Graham Curry, Simone Liebman, Mike Noble, Filipo Delaunay, Frank Stone, Masashi Fujimoto, Martin Poole, Gary Swan, martyn Moore, Cade Borek, Spencer Cummins, Luke Borek, Cara Bamford, Tina Borek, Stephen Brocklehurst, Peter Brown, Eva Dagoo, Charlotte Eaton, Luc Eden, Andy Evason, Shonn Gregory, Will D. Barnes III, Tommie Earl Jenkins, Albert Fry Jr., Paul Leonard, Teresa Mahoney, Henry Monk, Brian Niblett, Terry Dale Parks, Kelly Ruble, Santi Scinelli, Sebastian Tarlach, Sadao Ueda, Eva Von Mitzka, Kenji Watanabe, Jon Wennington… 

tan falsa como un cuadro de Monet pintado por Milli Vanilli



Si la expresión 'sensaciones contradictorias' podría expresar lo que experimenté en la proyección de la última película protagonizada por Cameron Diaz y Colin Firth, a la hora de escribir la crítica de Gambit, lo que me invade es una enorme 'sensación de engaño'. Pero no por que ese plan perfecto al que alude el título en español de la película haya dado resultado, sino por la perplejidad que me produce comprobar que estoy hablando de una película cuyo guión está escrito por los hermanos Joel y Ethan Coen. Está claro que en la vida de todo cineasta debe haber algún momento liviano, pero si Gambit excede de lejos los límites del buen gusto y la elegancia que se supone debería haber tenido una película de estas características, también se estrella de lleno si pretendía ser graciosa y entretenida.

Si los hermanos Coen pretendían recuperar la estructura de aquellas comedias alocadas, tipo La fiera de mi niña (Bringing up Baby) -cita incluida en la película por obra y gracia de un león-, han fracasado estrepitosamente en el intento. Su relato es excesivamente simple, incomprensiblemente previsible y prodigiosamente olvidable. Más que estereotipos, es como si los personajes británicos estuvieran escritos desde el prejuicio estadounidense, mientras que los americanos parecen fruto del prejuicio europeo más odioso. Si el desarrollo del relato resulta excesivamente previsible, los supuestos momentos de humor no terminan por justificar el bajo nivel general de una película que da la sensación que has visto ya muchas veces.

Si Michael Hoffman pretendía retomar el espíritu de las películas dirigidas por Blake Edwards, tipo The Party, no sólo fracasa, sino que más parece un intento de suicidio. Su aproximación visual es tan aburrida como el guión de la película, consiguiendo ser grosero en situaciones que Edwards habría resuelto de una manera mucho más simpática, quizás siendo más descarado pero nunca ordinario. Da la impresión de que le falta atreverse, lanzarse a experimentar con sus actores alguna manera de resolver las situaciones que permita que funcionen de la misma manera la bromas orales que las visuales (lo de Colin Firth en la cornisa del Hotel sin pantalones da vergüenza ajena). Algo que tampoco nos pilla de sorpresa tratándose del director de filmes, más o menos interesantes pero tan convencionales, como Restoration, One Fine Day, A Midsummer Night's Dream o The Last Station. Cierto es que en sus inicios nos diera una película tan graciosa como Soapdish, lo que todo indica que estamos hablando de un cineasta capaz de proporcionar películas interesante, sólo a partir de buenos guiones, y mediocres, si el guión no está tan a la altura.

El caso es que los actores sí parecen haber estado dispuestos a dar todo lo mejor de sí mismos. Arrojos no le faltan a Cameron Diaz, lo ha demostrado sobradamente a lo largo de toda su filmografía. Sí da la impresión de que Colin Firth estuviera intentando dar un cambio de registro, aunque quizás sea a quien más le cueste soltarse, en consonancia con su personaje. Pero lo mejor de Gambit es, Alan Rikman, totalmente suelto y liberado en ese fabuloso y odioso personaje, digno tanto de La fiera de mi niña como de El guateque. Si no soporto a Stanley Tucci, ni aquí ni en casi ningún sitio, quien se merece una mención aparte es la entrañable Cloris Leachman, antigua colaboradora de las películas de Mel Brooks, que interpreta aquí la abuela Merle.

Me sorprende que en los títulos de crédito de la película no haya mención alguna a la película homónima de 1966, protagonizada por Shirley MacLaine, Michael Caine y Herbert Lom, y dirigida por Ronald Neame, según un guión de Sidney Carroll, Alvin Sargent y Jack Davies. Esta ausencia vendría a justificar esa ranciedad que se emana de todos y cada uno de los fotogramas de la película, que parecen reproducir el esquema estético de una película propia de los años sesenta. Lo mismo sucede con la partitura compuesta por Rolfe Kent, que parece emular deliberadamente las del magnífico Henry Mancini. El problema es que ya no estamos en los años sesenta y presumo que quizás habrían tenido alguna posibilidad, con un servidor, de haber desarrollado la acción en aquella época, pero no en esta.

Pero lo cierto es que se lo tienen merecido, ¿quien les manda a los hermanos Coen meterse en más remakes después de la experiencia tan negativa que supuso la nefasta The Ladykillers?

Publicado originalmente en EXTRACINE

Brigada de élite


Título original: Gangster Squad
Año: 2013
País: EE.UU.

Dirección: Ruben Fleischer
Guión: Will Beall, basado en una novela de Paul Lieberman
Producción: Dan Lin, Kevin McCormick & Michael Tadross  
Fotografía: Dion Beebe
Música: Steve Jablonsky
Montaje: Alan Baumgarten & James Herbert
Diseño de producción: Maher Ahmad  
Dirección artística: Mark Hunstable, Timothy David O'Brien & Dean Wolcott
Decorados: Gene Serdena
Vestuario: Mary Zophres
Reparto: Sean Penn, Holt McCallany, Wade Williams, James Landry Hébert, Ambyr Childrers, Josh Brolin, Mick Betancourt, Mac Brandt, Brandon Molale, Michael Papajohn, Jeff Wolfe, Anthony Molinari, Austin Highsmith, Ryan Gosling, Neil Koppel, Jack McGee, Mireille Enos, Evan Jones, James Carpinello, Troy Garity, Austin Abrams, Lucy Davenport, Sullivan Stapleton, John Aylward, Dennis Cockrum, Jack Conley, Emma Stone, Riel paley, Michael C. Mahon, David Fleischer, Nick Nolte, Josh Pence, Anthony Mackie, De'aundre Bonds, Robert Patrick, Michael Peña, Giovanni Ribisi, Maxwell Perry Cotton, Haley Strode, Scott Beehner, Matt Knudsen, Lucas Fleischer, Jon Polito, Lance Fleischer, Michael Bacall, Dale Gibson, Rick Marcus, Mickey Giacomazzi, Cazimir Milostan, Don Harvey, Anthony De Longis, Michael owen, Tom Hallick, Esther Scott, Jonny Coyne, Christopher Doyle, Max Daniels, Danny Wynands, Derek Mears, Yvette Tucker, Derek Graf, Anne Leighton… 

zombies malotes o intocables violentos

Las expectativas creadas por Gangster Squad eran altas. Primero por el flamante grupo de actores que la protagoniza, que encabezan Sean Penn, Josh Broslin, Ryan Gosling y Emma Stone. Después porque, aunque 30 Minutes or Less pasó sin pena ni gloria, estamos hablando de una película dirigida por Rubern Fleischer, que fuera incomprensiblemente alabado con Zombieland. Y por último por el sospechoso retraso de su estreno, como consecuenica del tiroteo en el cine de Aurora, cuyo montaje ha sufrido una rebaja en sus dosis de violencia. Y ahora lo entiendo todo, aunque en el fondo nada tiene sentido.

Partiendo del hecho de que el guión está más bien basado en una serie de artículos periodísticos que en una novela en la que haya un desarrollo de acciones y personajes, en su primer guión cinematográfico Will Beall opta por dilapidar el guión que David Mamet escribiera para Brian De Palma en The Intouchables. Lo que me parece muy bien, ya que vas a copiar hazlo de alguien que tenga prestigio, pero no desaproveches aquello que validaba su propuesta. Efectivametne, Sean Penn repite el papel que hacía Robert de Niro y Josh Brolin el de Kevin Costner. Ryan Gosling hace una versión rejuvenecida de Sean Connery, Giovanni Ribisi es el alter ego del personaje de Charles Martin Smith y, obviamente, Michael Peña equivale a Andy Garcia. Completado el reparto de Los intocables de Elliot Ness, añadimos un negro y un vaquero y ¿ya cumplimos con los requisitos para que no nos acusen de plagio?

Como decía, puestos a copiar, aprovecha también los valores añadidos del modelo que sigues. Ya cuando Brian De Palma dirigiera su película habíamos visto muchas películas de gángsteres, por lo que hacia falta alguna aportación. La de David Mamet consistía en aportar una dimensión humana al personaje de Elliot Ness, capaz de perseguir a alguien tan despiadado como Al Capone, pero que también era un hombre de familia con las preocupaciones de cualquier persona de a pie. En manos de Will Beall, Connie O'Mara (Mireille Enos), la esposa de John O'Mara (Josh Grolin), se convierte en una mujer egoísta que no parece haberse dado cuenta que se casó con un policía y a la que no le importa ni que su marido se realice profesionalmente ni lo que pase más allá de su jardín. El otro personaje femenino de la película, cuyo alter ego tendríamos que buscarlo en muchos otros títulos con femme fatale, pero que es igualmente reconocible, es retratada aquí como una zorra absurda, que ni tiene escrúpulos ni sentimientos y ni lo hace por dinero ni por estatus ni por nada, sino porque lo dice el guión.

La única integrante de género femenino retratada en forma positiva en Gangster Squad es la violencia (extraordinariamente gratuita). La diferencia con la película de De Palma es que mientras este utilizaba la estética al servicio de la secuencia, Fleischer la usa a favor de la violencia. Realzada con multitud de ralentís acompañados de música emotiva y secuencias de acción espectaculares, pero que en ningún momento nos hacen creer que estamos en los años cuarenta y que, por exceso, ni siquiera impresiona después de la tercera muerte violenta. Si visualmente la película resulta más antigua que clásica, temáticamente resulta una propuesta altamente peligrosa que defiende que te tomes la justicia por tu mano y pareciera al servicio de la Asociación Nacional del Rifle. El fin justifica los medios para Ruben Fleischer y Charlton Heston estaría bien orgulloso de él. Y no creo que haga falta explicar por qué decidieron posponer su estreno. Está claro que saben lo que han hecho. Es cierto que en el relato llega a plantearse que no hay diferencia entre las técnicas de esta Brigada de élite y las de la banda de Mickey Cohen, pero el resultado final le legitima, dado que para ellos todos los ríos de sangre son justos y necesarios. Allá cada cual con sus pensamientos éticos.

También podremos encontrar guiños al Goodfellas de Scorsese, al Godfather de Coppola, o incluso al Miller's Crossing de los Coen. Pero la baja credibilidad de la puesta en escena diluye cualquier tipo de acierto. Siendo todo el relato excesivamente previsible, sólo podremos agarrarnos a aspectos artísticos como ambientación, vestuario, montaje y fotografía para disfrutar de la película. Así como todos los integrantes del reparto, que siguen resultando interesantes. Pero el conjunto no consigue otra cosa que hacerte pasar un rato medianamente entretenido, siempre lejos de toda la ética y moral que se supone debieran tener los integrantes de esta salvaje Brigada de élite y en una película que resulta ser más antigua que clásica.

Publicado originalmente en EXTRACINE

La noche de los muertos vivientes


Título original: Night of the Living Dead
Año: 1968
País: EE.UU.

Dirección: George A. Romero
Guión: John A. Russo & George A. Romero
Producción: Karl Hardman & Russell Streiner  
Fotografía: George A. Romero
Montaje: George A. Romero 
Dirección artística: Charles O'Dato
Reparto: Duane Jones, Judith O'Dea, Karl Hardman, Marilyn Eastman, Keith Wayne, Judith Ridley, Kyra Schon, Charles Craig, S. William Hinzman, Goerges Kosana, Frank Doak, Bill 'Chilly Billy' Cardille, A.C. McDonald, Samuel R. Solito, Mark Ricci, Lee Hartman, Jack Givens, Rudy Ricci, Paula Simpson, Hernert Summer, Richard Ricci, William Burchinal, Ross Harris, Al Croft, Jason Richards, Dave James, Sharon Carroll, William Mogush, Steve Hutsko, Joann Michaels, Phillip Smith, Ella Mae Smith, Randy Burr… 

el terror se vuelve social

Es posible que George A Romero y John A. Russo no tuvieran otra intención que la de crear una película original y entretenida cuando escribieron el guión de La noche de los muertos vivientes. Pero la poderosa influencia de los acontecimientos sociales de finales de los años sesenta y las decisiones expontáneas que se vieron obligados a tomar mientras daban forma a su proyecto, terminaron por conferir una dimensión metafórica a una pequeña obra que en principio no era más que una película de terror inspirada en Soy leyenda, la novela escrita por Richard Matheson.

El racismo latente todavía en la sociedad estadounidense -y acentuado con los asesinatos de Martin Luther King y Malcolm X, que sucedieron poco antes del estreno de la película-, el descontento con el gobierno -en aquellos momentos debido a su posición frente a la guerra de Vietnam-, y la decadencia de un modelo familiar regido siempre por la (absurda) lógica masculina, son algunos de los aspectos que llamaron la atención de la crítica de la época. 

Si a esto le añadimos la perspectiva del tiempo que parece indicar que, al contrario de los que se pensaba en los años cuarenta, era la sociedad de consumo y no el comunismo lo que llevaba a la pérdida de la individualidad, alienada ya en aquel entonces por medios de comunicación masiva como la televisión, hacen de La noche de los muertos vivientes, una película que se podía entender de una manera en su tiempo y de otra en la actualidad.

Atrás quedaban títulos como La legión de los hombres sin alma (White zombie, 1932, Victor Halperin) o Yo anduve con un zombie (I walked with a zombie, 1943, Jacques Toruneur), que utilizaban  mitos exóticos como el vudú y la magia negra para sustituir a los monstruos clásicos. Quizás hoy en día puedan parecernos ingenuas algunas soluciones visuales, pero en ningún momento da la impresión de que Romero y su equipo quisieran impactar con sus muertos vivientes, sino explorar hasta donde podría llegar la sociedad en una situación límite. 

Precisamente esa ingenuidad sea la que ha permitido que La noche de los muertos vivientes fuera un acontecimiento en la época, creando un subgénero dentro de las películas de terror, el de zombies, cuya influencia se deja notar en la actualidad, tanto en el cine como en la televisión, extendiéndose también a la literatura y otras expresiones de la cultura popular como el cómic.

Publicado originalmente en 400Films