sábado, 8 de octubre de 2011

Los amos de Brooklyn


Título original: Brooklyn's Finest
Año: 2009
País: EE. UU.

Dirección: Antoine Fuqua
Guión: Michael C. Martin
Producción: Elie Cohn, Basil Iwanyk, John Langley, Avi Lerner & John Thompson 
Fotografía: Patrick Murguia
Música: Marcelo Zarvos
Montaje: Barbara Tulliver
Diseño de producción: Thérèse DePrez
Dirección artística: Peter Baran
Decorados: Mila Khalevich
Vestuario: Juliet Polcsa
Reparto: Richard Gere, Don Cheadle, Ethan Hawke, Wesley Snipes, Vincent D'Onofrio, Brian F. O'Byrne, Will Patton, Michael Kenneth Williams, Jesse Williams, Shannon Kane, Ellen Barkin, Wass Stevens, Armando Riesco, Wade Allain.Marcus, Logan Marshall-Green, Lili Taylor, Hassan Johnson, Jas Anderson, John D'Leo, Georgie DeNoto, alison Cordaro, Frencesca Carchia, Raqeul Castro, Stella Maeve, Reilly Stith, Joshua Thompson, Bruce MacVittie, Robert John Burke, Jerry Speziale, Sarah Thompson, Rodney 'Bear' Jackson, Cle Shaheed Sloan, Michael Pemberton, Zaire Paige, Greg Young, Randy Eastman, Thomas Jefferson Byrd, Alain Lauture, Joseph Adams, Alok Tewari, Matlok, Zachary Fuqua, Lela Rochon, Ed Moran, Isiah Whitlock Jr., Leonid Citer, Nicoye Banks, Tobias Truvillion, Tawny Cypress, Jeanie Ramirez, Rosalyn Coleman, Paul Diomede, Diana Bologna… 

la complicada lucha por hacer lo correcto

Sorprende que una película como Brooklyn’s Finest, con un reparto encabezado por Richard Gere tarde tanto tiempo en estrenarse. Si la película comenzaba su trayectoria, por el Festival de Sundance, en enero de 2009, no llegó hasta las carteleras de su propio país hasta un año después, para comenzar su recorrido internacional por Latinoamérica en la primavera de 2010, y estrenarse otro año después en España, en lo que hasta ahora parece ser su final de trayecto. Pero este retraso no impide que se pueda apreciar el intenso drama en el que viven los tres policías cuyas historias se cruzan por un momento en Brooklyn’s Finest.

Antoine Fuqua, renombrado director de videoclips para artistas como Arrested Development, Toni Braxton, Steve Wonder o Prince, así como responsable de títulos como Asesinos de reemplazo (The Replacement Killers, 1998), Training Day (2001) o Shooter (2007), nos ofrece un relato intenso, alejado de los clichés del género negro, policiaco o de acción, para sumergirnos en el drama de tres policías muy diferentes. Tres individuos que se enfrentan a un complicado día a día en el que, como se introduce en la primera secuencia de la película, deberán tomar decisiones constantemente, pero más que para decidir lo que está bien o mal, para hacer lo correcto dentro de lo buenas o malas que sean determinadas situaciones.

Esta primera secuencia marca también una constante en el relato a partir del equívoco que se produce con lo que presenciamos pues, si en un principio pensamos que estamos viendo una charla entre dos amigos, la resolución de la secuencia sugiere que no es así; si después pensamos que el personaje está en el hospital por una persona, luego resulta que es por otra; si pensábamos que era un asesino, luego resulta que era un policía. Este sencillo recurso hace que el espectador quede alerta para el transcurso posterior del relato que está marcado por un estilo visual sobrio, pero contundente en el que el director no toma partido por ninguno de sus personajes, dejando que sea el espectador quien decida si las decisiones de sus personajes son buenas o malas.

Tan soberbias como breves son las intervenciones de Vincent D’Onofrio y Ellen Barkin. Sorprendente es la ausencia de excesos en la interpretación de Wesley Snipes. Pero si no creo que nadie se sorprenda de encontrarse con las espléndidas actuaciones de Don Cheadle y Ethan Hawke, sin duda muchos quedarán gratamente sorprendidos con Richard Gere. Es lamentable que el público acuda en masa a ver otros productos del actor de Oficial y caballero (An Officer an a Gentleman, 1982, btaylor Hackford), tan sólo porque son productos comerciales a los que se destina un gran presupuesto para promoción y vaya a pasar desapercibida una de sus mejores interpretaciones, que me remonta a otro gran personaje, también policía, que interpretara en Asuntos sucios (Internal Affairs), la película de 1990 que dirigiera Mike Figgis. Para que se hagan una idea.

Sin duda ninguno de estos trabajos habría sobresalido tanto de no ser porque el material de base es un sólido guión escrito por Michael C. Martin, primero que escribe para la gran pantalla y que esperemos que no sea el último pues no cabe duda de que sabe la diferencia entre escribir bien y escribir mal.

Publicado originalmente en EXTRACINE

viernes, 7 de octubre de 2011

La deuda


Título original: The Debt
Año: 2010
País: EE.UU.

Dirección: John Madden
Guión: Matthew Vaughn, Jane Goldman & Peter Straughan, basado en un guión previo de Assaf Bernstein y Ido Rosenblum para la Ha-Hov
Producción: Eitan Evan, Eduardo Rossoff, Kris Thykier & Matthew Vaughn
Fotografía: Ben Davis
Música: Thomas Newman
Montaje: Alexander Berner
Diseño de producción: Jim Clay
Dirección artística: Peter Francis & Dominic Masters
Decorados: John Bush
Vestuario: Natalie Ward
Reparto: Helen Mirren, Tom Wilkinson, Ciarán Hinds, Romi Aboulafia, Tomer Ben David, Ohev Ben David, Jonathan Uziel, Eli Zohar, Irén Bordán, Jessica Chastain, Marton Csokas, Sam Worthington, Jesper Christiensen, Brigitte Kren, Bálin Merán, Christian Strassner, Alexander E. Fennon, István Betz, Alexander Jagsch, Melinda Korcsog, Nitzan Sharron, adar Beck, Kátya Tompos, Jòzsef Göz, Igor Vovk, Morris Perry, Erika Szórádi… 

una deuda a medias tintas

No es que uno esperara gran cosa de una película dirigida por John Madden, responsable de un título tan sobrevalorado como Shakespeare in Love, pero lo cierto es que el reparto de The Debt, que incluye a la siempre divina Helen Mirren, junto con Jessica Chastain, Tom Wilkinson o Ciarán Hinds, me había predispuesto para encontrarme con una película repleta de estupendas interpretaciones. Y no puedo decir que todos ellos no defiendan bien sus personajes cuando incluso Sam Worthington está incluso notable. Pero parece que tanto el director de la película como el trío de guionistas, formado por Matthew Vaughn, Jane Goldman y Peter Straughan, estuviera más interesado en la acción de la película, que en la profundidad psicológica de sus personajes. Lo que se traduce en una película entretenida, desde luego, pero que deja la impresión de que se hubiera podido lograr más, mucho más.

The Debt desarrolla su historia entre pasado y presente, entre lo que se cree que pasó y lo que sucedió en realidad, entre un acto que se interpreta como noble, heroico para la sociedad de los protagonistas, pero que en realidad no lo es, no ya desde mi personal punto de vista, sino desde el de alguno de sus protagonistas. Si esta estructura a base de flashbacks nos permite prever que la conclusión de la historia se vaya a desarrollar en el presente, lo cierto es que una vez que volvemos a él la resolución de la historia tiene mucha menos fuerza de lo que hubiera sido preferible, debido, sobre todo, a las interpretaciones que, la igual que los personajes, cada uno realice sobre la acción que se relata.

Siguiendo el ejemplo de otras películas de índole similar, en las que se desarrolla una historia de amor envuelta dentro de una historia más compleja en la que se puede sacrificar al individuo por la causa, John Madden sabe transmitir perfectamente la complejidad de los sentimientos de los personajes con tan sólo unos apuntes. Pero aunque sí plantea algunos conflictos de la trama principal, da la impresión de que no le interesan en absoluto. En estos tiempos en los que muchas otras películas recientes, como Carlos, Incendies o incluso Ironclad, podemos ver historias en las que política y terrorismo transitan por el mismo camino, The Debt se presenta más como un ajuste de cuentas entre bandas rivales, que como un acto justo y necesario.

Algo que no plantearía ningún problema si no fuera porque el título de la película alude a una deuda que han contraído los personajes, pero con la que no parecen estar completamente de acuerdo los artífices de la misma. Y esa es, desde mi punto de vista, uno de los motivos por el que falla el conjunto del relato: la ausencia de análisis crítico, la carencia de valoración sobre lo que tales actos suponen en la sociedad en la que se mueven los personajes, no ya en nuestro presente (que también), sino en el suyo propio. De hecho, resulta curioso que la película esté realizada en los meses previos a la muerte/asesinato/ejecución de Osama Bin Laden, que plantea en la vida real el dilema de la legitimidad de tales acciones, por terribles que hayan sido los actos del individuo en cuestión, en la ficción de The Debt.

Esta confusión entre el punto de vista de los creadores y la historia que relatan puede que se deba a que no es una historia original suya, sino un remake de una película israelí de hace tan sólo cuatro años, Na-Hov, dirigida por Assaf Bernstein a partir de un guión propio, escrito en colaboración con Ido Rosenblum. A veces me pregunto porqué los grandes estudios de Hollywood se empeñan en hacer versiones de películas, casi siempre inferiores, cuando todo el mundo iría a ver la película original con tan sólo un pequeño presupuesto bien invertido en la promoción de la película.

Publicado originalmente en EXTRACINE

martes, 4 de octubre de 2011

El árbol de la vida


Título original: The Tree of Life
Año: 2011
País: EE. UU.

Dirección: Terrence Malick
Guión: Terrence Malick
Producción: Dede Gardner, Sarah Green, Grant Hill, Brad Pitt & Bill Pohlad 
Fotografía: Emmanuel lubezki
Música: Alexandre Desplat
Montaje: Hank Corwin, Jay Rabinowitz, Daniel Rezende, Billy Weber & Mark Yoshikawa
Diseño de producción: Jack Fisk
Dirección artística: David Crank
Decorados: Jeanette Scott
Vestuario: Jacqueline West
Reparto: Brad Pitt, Sean Penn, Jessica Chastain, Hunter McCracken, Laramie Eppler, Tye Sheridan, Fiona Shaw, Jessica Fuselier, Nicolas Gonda, Will Wallace, Kelly Koonce, Bryce Boudoin, Jimmy Donaldson, Kameron Vaughn, Cole Cockburn, Dustin Allen, Brayden Whisenhunt, Joanna Going, Irene Bedard, Finnegan Williams, Michael Joeth, John Howell, Samantha Martinez, Savannah Welch, Tamara Jolaine, Julia M. Smith, Anne Nabors, Christiopher Ryan, Tyler Thomas, Michael Showers, Kimberly Whalen, Margaret Hoard, Wally Welch, Hudson Lee Long, Michael Dixon, William Hardy, Tommy Hollis, Cooper Franklin Sutherland, John Cyrier, Erma Lee Alexander, Nicholas Yedinak… 

existencialismo de bolsillo

Aunque sea un cineasta poco conocido para el gran público, a pesar de títulos relativamente recientes como La delgada línea roja (The Thin Red Line, 1998)  y El nuevo mundo (The New World, 2005), resulta obvio que un servidor no necesita que la última película de Terrence Malick venga avalada por la Palma de Oro en el festival de Cannes. Hubiera ido a verla de todas formas. Lo que resulta difícil es que, a pesar de que la película despliega una espectacular e impresionante colección de imágenes, tenga que admitir que The Tree of Life no sólo sea la película que menos me haya gustado de las que ha dirigido Terrence Malick, sino que no me ha gustado en absoluto.

No puedo negar que la fotografía de Emmanuel Lubezki es completa y absolutamente impresionante. Tampoco puedo decir nada en contra del fascinante y eficaz diseño de producción de Jack Fisk. Debo afirmar que, en mi primer encuentro cinematográfico con Jessica Chastain, he quedado bastante impresionado con su retrato de la mujer católica sumisa y sufridora, y que hasta Brad Pitt está realmente bien en la película como padre opresor que paga con sus hijos sus fracasos personales. Quizás el trabajo menos interesante sea el del siempre intenso Sean Penn, pero tan sólo por su breve aparición en la película, y porque probablemente ni él mismo sabía donde se estaba dirigiendo enfundado en un traje mientras deambulaba por el desierto. Cierto es que todos ellos quedan un tanto eclipsados por el sorprendente trabajo de los actores infantiles de la película, Tye Sheridan y Hunter McCraken, capaces de trasmitir las contradicciones de sus personajes, siendo de especial interés el trabajo del segundo.

Entiendo que cada cual vive su vida según sus propios límites éticos y morales. No dudo que cada espectador tendrá una interpretación propia de acuerdo a sus creencias religiosas. Pero cierto es que la mirada de Malick siempre ha estado ligada al panteísmo, al menos en sus cuatro primeras películas siendo desde mi punto de vista The Thin Red Line una película más ecológica que bélica. Pero la sensación que se va apoderando de un servidor tras concluir la película es la de que no ha asistido más que a las endebles, inconsistentes e insustanciales elucubraciones de un católico que se queja sin necesidad. Y no me estoy refiriendo a Terrence Malick, sino al protagonista de su película Jack O’Brien, que no parece haber tenido una infancia mucho peor que la de sus contemporáneos. Que no es que no le derecho a quejarse, pero la verdad es que todo parece más un exceso de autocompasión que otra cosa.

Mira que las películas de Terrence Malick suelen ser bastante cerradas a influencias, pero me atrevería a citar dos películas que planean por el subconsciente del cineasta de Texas. La primera sería Koyaanisqatsi (1982, Godfrey Reggio), el magnífico y esplendido alegato dirigido por Godfrey Reggio que denunciaba el desequilibrio entre el hombre y la naturaleza, que lleva a los humanos a destruir y arrasar no ya el planeta, sino que parecía estar en constante lucha contra su propia especie. Por otro estaría la contundente y controvertida obra de Gaspar Noé, Enter the Void (2009), que con una duración similar y yendo también de lo más particular -el útero materno- a lo más general -el cosmos y la creación de mundos y estrellas-, ofrecía una visión de la vida diametralmente opuesta. Lo curioso es que ambas obras parecen ser deudoras de una de las que fuera obra maestras de Stanley Kubrick, 2001: A Space Odyssey (1968).

Seguro que muchos tildaron de pretenciosa la obra de Kubrick en su momento, pero lo cierto es que con el paso de los años ha ido ganando en matices y profundidad. Por el contrario, la obra de Malick, a pesar de su mirada grandilocuente, parte de un concepto sencillo y carente de pretensiones, pero me atrevo a afirmar que el tiempo también irá poniendo su película en el lugar que le corresponde: entre la filosofía de a pie y el existencialismo de bolsillo.

Publicada originalmente en EXTRACINE

Colombiana


Título original: Colombiana
Año: 2011
País: EE. UU. & Francia

Dirección: Olivier Megaton
Guión: Luc Besson & Robert Mark Kamen
Producción: Luc Besson & Pierre-Ange Le Pogam 
Fotografía: Romain Lacourbas
Música: Nathaniel Méchaly
Montaje: Camille Delamarre
Diseño de producción: Patrick Durand
Dirección artística: Gilles Boillot, Frankie Diago, Pascal Leguellec & Fanny Stauff
Decorados: Philippe Cord'homme & Ryan Martin Dwyer
Vestuario: Olivier Bériot
Reparto: Zoe Saldana, Jordi Mollà, Lennie James, Amandla Stenberg, Michael Vartan, Cliff Curtis, Beto Banites, Jesse Borrego, Cynthia Addai-Robinson, Angel Garnica, Callum Blue, Sam Douglas, Graha Maquignon, Affif Ben Badra, David Clark, Billy Slaughter, Nikea Gamby-Turner, Andrea Helene, John McConnell, Sébastien Peres, Mark De Alessandro, Pablo Vinós, Max Martini, Tony Dalton, Julian Sedgwick, Julien Muller, Guillermo Ríos, Luis Toscano, Javier Escobar, Michael Showers, Wes Cannon, Doug Rao, Reem Kherici, Julie Nicolet, Stéphane Orsolani, Steve Herson, Richrad Zeringue, Stephan Brodziak, William Raymond, Alfredo Gonzáles, Alejandro Peraza, Donald Marshall, Mylene Pilutik, Silas Cooper, Ariane Brodier, Donald Gordon, Benoît Lavelatte… 

más mamarracha que colombiana

Precedida por una campaña de promoción que la vendía como si fuera la nueva Nikita, en referencia a la popular película de Luc Besson, NIkita (La femme Nikita, 1990), la última producción del cineasta francés llega envuelta en polémica debido al malestar generado entre los colombianos por la imagen que de ellos se da en su película. Ciertamente es lamentable, pero no sólo esa imagen distorsionada, sino por todo lo que contiene una película como Colombiana.

Es lamentable que un grupo de cineastas europeos descerebrados emulen las prácticas más deplorables del cine estadounidense del peor cine de acción, que no del mejor. Me refiero a ese tipo de cine que se apoya en clichés y estereotipos corrompiendo cualquier propuesta y que, con el pretexto de crear un producto entretenido, acaben llevando la película al terreno de la ciencia-ficción, cuando no era su intención. Y esto en lo que respecta al contenido, pero es que me parece patético escuchar hablar a todos estos actores latinoamericanos en inglés cuando por lógica tendrían que estar hablando en español, haciendo que la ya de por sí inverosímil propuesta parezca fruto de un supuesto cine de propaganda estadounidense.

Salvado el escollo lingüístico de la película vuelve a ser lamentable encontrarnos en el reparto con actores como Jordi Mollà, que debe haber iniciado un periplo por el lado vomitivo del cine internacional pues ya se dejara ver en The Tourist (2010, Florian Henkel von Donnersmack), en Encontrarás dragones (There be Dragons, 2011, Roland Joffé) y ahora esta penosa película dirigida por Olivier Megaton (el apellido del director ciertamente parece un chiste a los oídos del hispanohablante). Tampoco es que el título vaya a hacer mucho por la carrera de Zoe Saldana, por muy espectacular que salga.

Y ya puestos en materia con la película en sí, más que lamentable resulta ridícula esa secuencia del asesinato de los padres de Cataleya en la que tras ser mostrada como una indefensa niña, se muestra como la ¡campeona mundial de parkour! Lo que queda claro con este comienzo es que estamos ante una película inverosímil y absurda que más provoca la hilaridad del espectador (al menos de este) que otra cosa, y que en la tercera secuencia deja constancia que estamos ante un disparate.

Lo cierto es que una vez Cataleya se convierte en adulta la historia se deja ver un poco mejor, pero tan sólo por el estilo visual adoptado por su director y porque está un poquito más justificado que hablen en inglés. Lo lamentable sigue siendo el guión de la película, obra del propio Luc Besson y uno de sus colaboradores habituales, Robert Mark Kamen, que parecen hilvanarlo con hilos de tela de araña, pues nunca explican ni dejan que se intuya cómo llega la protagonista a las situaciones que llega ni la manera en la que prepara sus prodigiosos golpes, que más parecen propios de Ethan Hunt en Mission: Impossible, que de una asesina a mitad de camino entre esa Nikita a la que aludían en la promoción de la película y el miembro latino de la salvaje y sangrienta familia Corleone. Y todo esto por no hablar de lo superficial de una propuesta que defiende la muerte y la venganza frente a la justicia y que busca tu identificación con una asesina por vocación.

Publicado originalmente en EXTRACINE

Betty Ann Waters


Título original: Conviction
Año: 2010
País: EE.UU.

Dirección: Tony Goldwyn
Guión: Pamela Gray
Producción: Tony Goldwyn, Andrew S. Karsch & Hilary Swank
Fotografía: Adriano Goldman
Música: Paul Cantelon
Montaje: Jay Cassidy
Diseño de producción: Mark Ricker
Dirección artística: Stephanie Gilliam
Decorados: Rena DeAngelo
Vestuario: Wendy Chuck
Reparto: Hilary Swank, Sam Rockwell, Thomas D. Mahard, Owen Campbell, Conor Donovan, Laurie Brown, John Pyper-Ferguson, Minnie Driver, Ele Bardha, Melissa Leo, Rusty Mewha, Marc Macaulay, Bailee Madison, Tobias Campbell, Frank Zieger, J. David Moeller, Scott Philyaw, Karen Young, Loren Dean, Clea DuVall, Tobiasz Daszkiewicz, Iris Ingram, John Lepard, Talia Balsam, Wallace Bridges, Marty Bufalini, Doug Hamilton, Sarab Kamoo, Juliette Lewis, Hugh Maguire, Michele Messmer, Annabel Armour, Toya D. Brazell, Heather Kozlakowski, Matt Hollerbach, Zack Fealk, Linda Hurd, Paul Burt, York R. Griffith, Gordon Michaels, Alana Jo Beckman, Ethan Cutkosky, Effie Huchro, Jane Alderman, Peter Gallagher, Janer Ulrich Brooks, Gary Davis, Rick Le Fevour, Jennifer G. Roberts, Linda Boston, Kammi Carmann, Julia Ho, Peter Varey, Melissa Bickerton… 

la positiva influencia de los otros

La película dirigida por Tony Goldwyn, Conviction, es uno de esos claros ejemplos de cómo una gran historia puede salvar una película, por mucho que su director no tenga una capacidad mayor de resolución, pero sobre todo, por la enorme capacidad de un espléndido reparto encabezado por Hilary Swank y que incluye a actrices tan solventes y resolutas como Mini Driver, Karen Young, Melissa Leo y Juliette Lewis.

Director de series de televisión como Justified: la ley de Raylan (Justified, 2010), Daños y prejuicios (Damages, desde 2007), Dirty Sexy Money (2007-2009) o Anatomía de Grey (Grey’s Anatomy, desde 2005), Tony Goldwyn aborda la dirección de Conviction más como si fuera una TV-Movie que como si de una película para cine se tratara. Quizás en esa percepción también tenga cierta responsabilidad el guión, responsabilidad de Pamela Gray, que aunque sea responsable también de algún guión cinematográfico como Música del corazón (Music of the Heart, 1999, Wes Craven), también ha desarrollado gran parte de su trabajo para la televisión. Lo que sí parece probable es que la influencia de la guionista es mucho mayor que la del director, para quien ya escribiera el guión de La tentación (A Walk on the Moon, 1999).

Partiendo del personaje de Betty Anne Waters (Hilary Swank), Conviction se desarrolla en dos tiempos y a partir de dos relaciones, la que une a la protagonista con su hermano Kenny Waters (Sam Rockwell), pues totalmente convencida de su inocencia decide estudiar derecho con la intención de encontrar por sí misma el mínimo detalle que le ayude a demostrar su inocencia; y la que le une a Abra Rice (Mini Driver), la que será su amiga y compañera de carrera, que también le proporcionará ánimo y fuerza en los momentos de debilidad. Betty Anne Waters es un curioso ejemplo de cómo la influencia del otro puede ayudar a formar nuestra personalidad, pues sin la condena de su hermano, Betty Anne Waters habría seguido siendo una esposa, madre de dos hijos, sin más vida que la que su marido le hubiera proporcionado. También es muy importante esa fuerza que le transmite su amiga Abra, tan responsable como la propia Betty Anne en la resolución de la película.

Y puede que cinematográficamente Conviction no tenga más mérito que la historia que cuenta, pero desde luego es un auténtico pacer disrfutar de las impresionantes interpretaciones de sus protagonistas femeninas, desde Hilary Swank, que vuelve a regalarnos uno de esos personajes testarudos que tanto le agradan, hasta Mini Driver, a la que un servidor casi odia, pero por no prodigarse más y privarnos de su impresionante talento, carisma y personalidad.

Aunque breves, hay tres personajes que consiguen acaparar nuestra atención con apenas un par intervenciones, no por ellos mismos, sino por la enorme capacidad de las actrices que los interpretan. Si por un lado tenemos a Karen Young, que es capaz de transmitir muchas más cosas de las que su personaje dice en su breve intervención. Después nos encontramos con una contundente Melissa Leo, que igualmente consigue transmitir mucho más de lo que cuenta su personaje. No puedo terminar sin destacar la impresionante intervención de Juliette Lewis, casi irreconocible y absolutamente transformada, por la que ha sido premiada por la Asociación de Críticos de Boston.

Publicada originalmente en EXTRACINE

Larry Crowne


Título original: Larry Crowne
Año: 2011
País: EE. UU.

Dirección: Tom Hanks
Guión: Tom Hanks & Nia Vardalos
Producción: Gary Goetzman & Tom Hanks 
Fotografía: Philippe Rousselot
Música: James Newton Howard
Montaje: Alan Cody
Diseño de producción: Victor Kempster
Dirección artística: Carlos Menéndez
Decorados: Cheryl Carasik
Vestuario: Albert Wolsky
Reparto: Tom Hanks, Sarah Mahoney, Roxana Ortega, Randall Park, Brandy Rubin, Alex Quijano, Tina Huang, E-Kan Soong, Tarina Pouncy, Sy Richrdson, Julie Wagner, Rob Riggle, Erin Underwood, Dale Dye, Barry Sobel, Claudia Stedelin, Bob Stephenson, Rita Wilson, Cedric the Entertainer, Taraji P. Henson, Holmes Osborne, Wilmer Valderrama, Tom Budge, Julia Roberts, Pam Grier, Gugu Mbatha-Raw, Rami Malek, Malcolm Barrett, Grace Gummer, Maria Canals-Barrera. A. B. Fofana, Sarah Levy, Julia Cho, Chad W. Smathers, David L. Murphy, George Takei, Bryan Cranston, Carly Reeves, Ian Gomez, Nia Vardalos, Herbert Siguenza, Ricardo Salinas, Richard Montoya, Joshua Biton, Jon Seda, Jack Milo, Chet Hanks, Biff Henderson… 

¿quién es este y qué quiere?

Quien le mandará a Tom Hanks asociarse con Nia Vardalos —infame protagonista y guionista de películas tan despreciables como ella del tipo de Mi gran boda griega (My Big Fat Greek Wedding, 2002, Joel Zwick) y Mi vida en ruinas (My Life in Ruins, 2009, Donald Petrie)— para escribir el guión de Larry Crowne, su segunda película como director. No es que un servidor sea un ferviente admirador del protagonista de Philadelphia (1993, Jonathan Demme), me parece un actor noble y dedicado a su oficio, capaz de logros muy interesantes, como Náufrago (Cast Away, 2000, Robert Zemeckis). Pero si tan sólo soy un discreto seguidor de su carrera como actor, lo cierto es que sí esperaba bastante más de sus cualidades como director, sobre todo después de haber demostrado su sobrada validez en una estupenda ópera prima como fuera The Wonders (That Thing You Do!, 1996). Y encima me lo pone difícil escogiendo como antagonista de su película a Julia Roberts, para sorprende consiguiendo una, vamos a decir, apropiada interpretación de una profesora de Universidad deprimida, llegando hasta parecerme encantadora la inevitable secuencia de su carcajada.

Entonces ¿dónde está el problema? Pues dónde va a ser, en el guión que ha escrito en colaboración con Nia Vardalos. Empezando por lo larga que es la presentación de la película, pues está claro que no estamos ante una película social sobre la manera de enfrentarse a la crisis económica, ni sobre el drama del primo lejano de Forrest Gump (1994, Robert Zemeckis) que debe volver a la escuela para medrar en la vida. No, estamos ante una comedia romántica cuyo argumento no arranca del todo hasta que no aparece en escena su antagonista femenina.

Además pareciera que Nia Vardalos estuviera anclada en el pasado haciendo que la película se vuelva en un trasnochado Grease 2 (1982, Patrice Birch) para cincuentones en el que Larry Crowne no sólo vuelve a la escuela, sino que debe ser una especie de retarded que necesita involucrarse con un grupo de pandilleros ¿¡especialistas en feng shui!?, que no sólo le cambian la decoración de su casa, sino que le renuevan el vestuario. Luego en lugar de matricularse en la Universidad le hubiera bastado con irse a cualquier barrio marginal… Estoy hecho un lío, ¿qué película es esta? ¿Tendría Tom Hanks ilusión por salir conduciendo una moto?

Salvando el hecho de que la clase que imparte la señora Tainot (Julia Roberts) es más propia de un taller para la tercera edad que de un curso universitario, y que la premisa de la película es totalmente errónea porque si comienza perdiendo su trabajo a causa de su bajo nivel cultural, posteriormente veremos que un colega perderá también el trabajo a pesar de reunir las condiciones necesarias para su puesto. Además, él consigue un trabajo a mitad de la película, con lo cual, el mensaje de la película no era estudia para asegurarte un futuro. ¿Será que el mensaje era si no tienes pareja matricúlate en la Universidad que si no te gusta tu compañera de clase igual te ligas a la profesora? Y lo peor de todo es que al final, los dos personajes principales no me caen mal. Estoy confundo, ¿debería pedir cita con el médico?

No cabe duda que a pesar de las innegables lagunas del guión de la película, la responsabilidad del desastre final recae en el propio Tom Hanks, protagonista, director, co-guionista y co-productor de la película, que debería aplicarse aquello de que “quien mucho abarca poco aprieta”. Quizás se dejó llevar por las previsiones realizadas por algún productor ejecutivo que viendo los resultados económicos de algunas de las películas de Nia Narvados, sumadas a los de las protagonizadas por Tom Hanks y multiplicadas por las de Julia Roberts, consideraba que la película iba a ser un éxito seguro. Pero lo cierto es que la película sólo sería soportable en una de esas cadenas de televisión en las que intercalan publicidad cada quince minutos, en bloques de diez, de manera que cada vez que volvieses sobre la película te hubieses olvidado de lo que estabas viendo.


Publicado originalmente en EXTRACINE

sábado, 1 de octubre de 2011

Quiero matar a mi jefe


Título original: Horrible Bosses
Año: 2011
País: EE. UU.

Dirección: Seth Gordon
Guión: Michael Markowitz, John Francis Daley & Jonathan M. Goldstein
Producción: Brett Ratner & Jay Stern 
Fotografía: David Hennings
Música: Christopher Lennertz
Montaje: Peter Teschner
Diseño de producción: Shepherd Frankel
Dirección artística: Jay Pelissier
Decorados: Jan Pascale
Vestuario: Carol Ramsey
Reparto: Jason Bateman, P.J. Byrne, Steve Wiebe, Kevin Spacey, Charlie Day, Lindsay Sloane, Michael Albala, jennifer Aniston, Jason Sudeikis, Reginald Ballard, George Back, Barry Livingston, Meghan Markle, Donald Sutherland,Celia Finkelstein, Colin Farrell, John Francis Daley, Scott Rosendall, Dave Sheridan, Ioan Gruffudd, Brian George, Chad Coleman, Jamie Foxx, Diana Toshiko, Carla Maria Cadotte, Peter Breitmayer, Julie Bowen, Isaiah Mustafa, Wendell Pierce, Ron White, Jimm Giannini, Dawn Frances, Andrew Lukich, Bob Newhart, Seth Gordon… 

cómo matar al espectador (de cine)

Es posible que la relativa solidificación de la campaña de promoción de Horrible Bosses, la comedia disparatada dirigida por Seth Gordon, me haya hecho creer que iba a ver otro tipo de comedia, que no otro tipo de disparates. Pero lo cierto es que, aunque la película tiene sus grandes momentos, salvado el inconveniente de la verosimilitud, podría haber llegado a ser una curiosa comedia, si no fuera porque llegados a un punto ninguno de los tres guionistas de la película, Michael Markowitz, John Francis Daley y Jonathan M. Goldstein, no sabían realmente por dónde seguir.

Sin entrar a fondo en la cuestión de la verosimilitud, tan sólo quisiera constatar mi preocupación por el planteamiento de los tres personajes principales con los que se supone nos tenemos que identificar: tres trabajadores que se consideran perdedores, precisamente porque tienen un trabajo, que constituye para ellos una carga debido al planteamiento erróneo de que para alcanzar el puesto que consideras que te mereces tienes que lamerle el culo a tu jefe a toda costa. ¿Perdón? Si ese es el sueño americano, por favor, quédenselo. Porque puede que un servidor no esté de acuerdo con la conducta del jefe de Nick (Jason Bateman), pero considero que tiene toda la razón del mundo al no darle el puesto que le había prometido. No se lo merece. Es más, yo le despediría, ¿para qué quieres un parásito en tu compañía?

Es algo que me preocupa, pero no me quita el sueño porque, tanto este planteamiento como el de las otras dos historias que van a servir de catalizador para el argumento deseado, plantear una serie de situaciones en las que estos tres papanatas tratan de matar a sus respectivos jefes, no corresponde a ninguna realidad —aunque alguno lo hayamos pensado más de una vez. Quizás lo que me moleste sean los delirios de grandeza de estos tres guionistas (que no de los personajes que, al fin y al cabo, me caen bastante simpáticos), que se atrevan a citar una de las obras magnas de Fiódor Dostoyevski, Crimen y castigo, o que recurran a los planteamientos de Patricia Highsmith en su fabulosa primera novela que fuera llevada a la pantalla por Alfred Hitchcock, Estraños en un tren (Strangers on a Train, 1951), para después ser fruto de una revisión en una (esta sí) divertida película que dirigiera Danny DeVito, Tira a mamá del tren (Throw Momma from the Train, 1987).

Estas no serán las únicas citas, de la película, pero son las que más me molestan, más que nada porque evidencian el carácter de producto de la película. Quiero decir que me imagino a los tres guionistas discutiendo delante de un café: “¿y si hacemos “Strangers on a Train” pero en lugar de matar a su mujer que sea matar a su madre?”, y el otro dice “esa ya esta hecha, la hizo Danny DeVito”, a lo que el tercero llega con la idea brillante: “¿Y si es a su jefe?”. Vale, pero que sean tres en lugar de dos, más que nada porque ya hay otra en la que quieren matar a su jefe.

Conste que como he dicho, la película tiene situaciones realmente divertidas, casi más que por el planteamiento de las bromas, por la capacidad de sus protagonistas para sacarlas adelante, del lado de los trabajadores es impecable el trabajo de Jason Bateman, Charlie Day y Jason Sudeikis, pero debo decir que en sector de los jefes, Jennifer Aniston luce cual lámpara de cristal de bohemia, mientras que Kevin Spacey se ve un tanto sobreactuado —como nos tiene acostumbrados—, y Colin Farrell bastante desganado —como le sucede cuando no está bien dirigido. Jamie Foxx está perfecto.

Si hasta la mitad de la película las situaciones se sostienen, llegados al punto en que las situaciones se desbordan, también lo hace la película, para acabar siendo más un telefilme propio de un pase televisivo que de una sesión de cine, como demuestran las falsas tomas falsas que cierran la película, más propias del show de Benny Hill que de otra cosa, con todos mis respetos hacia el show de Benny Hill, que me encanta siempre que lo reponen en la televisión.

Publicado originalmente en EXTRACINE